Cádiz CF
Carranza interioriza el 'sello Cervera'
El técnico cadista ha conseguido que su afición sepa en todo momento qué necesita y qué busca su equipo en cada momento
Álvaro Cervera no solo ha conseguido que sus jugadores crean ciegamente en su método. La paciencia y la resistencia, sin duda, son dos armas determinantes para que el equipo no sucumba a los errores que suelen llegar en el caso de que lleguen las prisas, los nervios, la impaciencia. Como es normal, esto no es obra de unas semanas, sino que a base de trabajo y conciencia, el técnico ha conseguido inculcar en sus hombres, poco a poco, el secreto del éxito de un equipo líder absoluto.
Una prueba para comprobar como este Cádiz CF es un muro para casi todos los rivales es observar el comportamiento de sus contrarios. Semana tras semana se percibe como el rival de marras intenta salir al campo para batirse en duelo con el Cádiz CF empleando las mismas armas que su adversario, pero a medida que avanzan los minutos se ve claramente en qué equipos esas ideas están consolidadas desde la fe y en donde parecen flor de un día no resistente.
Pero este Cádiz CF ha comenzado a tener lo que ya tenía otros años en la grada cuando las cosas iban durante un tiempo más o menos duradero. De hecho, hay 'dos Cádiz CF' con los que Carranza vivía los partidos con la misma intensidad que lo hacía su equipo sobre el terreno de juego. Era el Cádiz CF que comenzó con Jose González y que prolongó Víctor Espárrago. Fue con estos entrenadores con los que se ascendió de manera continuada a Segunda y Primera. Y fue con ellos en el banquillo en el que la nueva generación de cadistas comenzó de nuevo a darle a Carranza un aire más jovial, más festivo y no por ello menos intenso .
Y es que fue con los Jesuli Velázquez y compañía con los que las gradas del estadio gaditano, en su gran mayoría, comenzó a aplaudir hasta los saques de banda siempre y cuando se viera agresividad y coraje sobre el campo. Aunque esto en realidad pudo empezar con Orúe dos años antes, lo cierto es que fue con Jose y con Espárrago cuando se fusionó ese hambre por vencer con dosis de calidad en un juego con el que se coronó en los altares llegando incluso a practicarse un fútbol realmente bueno ante rivales de la elite nacional.
Aquellos años pasaron y salvo contadas excepciones con Javi Gracia, Carranza volvió a sumirse en una crisis de identidad de la que le ha vuelto a sacar un entrenador que ya es leyenda del cadismo . Porque si con Espárrago y Jose, en su primera etapa, el respetable sabía, conocía y aprobaba los pasos que iba dando su equipo conforme avanzaban los partidos a sabiendas de que todo estaba en su sitio, con Álvaro Cervera este estado de madurez ha dado incluso un paso más. Y es que, aunque está claro que los resultados siempre favorecen esta comunión grada-equipo, la grada de Carranza ha interiorizado de una manera espectacular la forma de ser y de jugar del once entrenador por el señor de las gafas.
Un ejemplo perfecto para confirmar este respaldo unánime de la grada a lo que plantea el equipo sobre el césped sucedió en la última victoria en casa ante el Sporting. Aunque es normal que siendo el equipo líder indiscutible los pitos en la grada sean mínimos, no es menos cierto que los primeros veinte minutos de partido fueron insulsos. Sin embargo, y aquí la importancia del comportamiento del público de Carranza, la grada esperó pacientemente que los hombres de Cervera leyesen con clama y cautela se percatasen de las intenciones del rival, que movía y movía la pelota aunque solo la tocasen sus centrales.
Así se llegó al minuto veinte de partido y el Cádiz CF, una vez asumido que debía tomar el control pasó a la acción sin que tuviera que hacerlo debido a las prisas de una grada que en todo momento confiaba en el buen hacer de los suyos a pesar del aburrimiento instalado sobre el verde. Así, Carranza se amoldó con paciencia a unos primeros compases del encuentro sin incitar a los suyos a que fueran alocadamente a por el balón que se encontraba casi que en el área del rival.
Este comportamiento de la afición evidencia que no solo madura la victorias el equipo, sino que incluso desde la grada se sabe leer cada partido que el Cádiz CF juega. Que hay que esperar, se espera. Que hay que apretar, se anima. Que hay que sufrir, se sufre. Y si hay que disfrutar, por supuesto, se disfruta. Carranza ya no solo cuenta con un apoyo incondicional, sino es que incluso este se ha convertido en un auténtico baremo en el que fijarse para conocer el estado de un equipo que cuenta una afición que juega a lo mismo que quiere Cervera, el verdadero artífice de todo esto.
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