Cádiz CF

De la calle Laurel a la Kutxi

El cadismo disfrutó a lo grande en una jornada que, por lo milagroso del guión, recordó a la vivida hace 19 años años en Logroño

La calle Cuchillería de Vitoria fue tomada por los cadistas desplazados. Twitter

Alfonso Carbonell

Desde muy temprano de este pasado domingo el color amarillo fue tomando las calles de Vitoria. La noche anterior, la del sábado, ya se dejaba notar el acento gaditano por muchos bares y restaurantes del casco viejo de la ciudad alavesa. Eran los primeros gaditanos que a modo de avanzadilla ya tomaban mando en plaza en los sitios más concurridos de pintxos y copas de la ciudad verde, que a esas horas no sabía la legión que terminaría de llegar a las claritas del día siguiente.

Los cerca de 60 valientes que se habían comido los 940 kilóemetros que separan Vitoria de Cádiz en un autobús fletado por la incondicional Federación de Peñas hacían acto de presencia en la localidad vasca a eso de las diez de la mañana. El día anterior, por medio de un comunicado reenviado por su presidente , el infatigable Juan Antonio 'er Papi', ya se había fijado donde se levantaría el campo base de los cadistas desplazados. El lugar en cuestión sería la taberna Kirol, anclada dentro del centro urbano de las calles gasteiztarras.

Y a esas horas, mientras el equipo descansaba en el hotel de concentración, los directivos Martín José García Marichal, Rafael Contreras y el presidente Manuel Vizcaíno no dudaban en darse su particular baño de masas con aficionados cadistas que ya ambientaban el casco histórico de la ciudad alavesa. Eso sí, más que directivos parecían masajistas, por eso de que iban con el chándal del equipo sin la necesidad de hacer deporte pero sobre gustos, colores. Y para colores, el amarillo que desde las doce y media de la mañana comenzó a inundar una calle que ya ha pasado a la historia de los desplazamientos míticos del equipo cadista. La calle Cuchillería, o la Kutxi, como es cariñosamente conocida entre los paisanos que no dudaron en contagiarse del fervor cadista.

Tan unidos estaban los vitorianos con los gaditanos que hasta el dueño de un bar, Martín, gaditano de nacimiento, se atavió con la elástica del Osasuna en claro guiño a los intereses cadistas.

Por allí se dejaron ver rostros de populares cadistas como el los periodistas José Yélamo (La Sexta) o Alberto Benítez (Marca). Porque como suele ser habitual, muchísimos aficionados desplazados provenían de Madrid y alrededores. También estuvieron los futbolistas Garrido y Martín Calderón, que viven a poco más de media hora de Vitoria al estar cedidos en Miranda de Ebro, la primera ciudad burgalesa limítrofe con el País Vasco. Y como no, el ex del Cádiz CF y un amante de este tipo de desplazamientos tan futbolero como es Juanjo Bezares, que sufrió como uno más en la grada de Mendizorroza. Y como no, la inquebrantable figura de Juan Berrocal , en eterna compañía de su nieto, que van sumando desplazamientos como Rafa Nadal grandes slams.

Por la calle Kutxi también se dejó ver, junto al gran Pepe Mata, un viejo conocido de la afición babazorra como Paco Baena , que defendió los colores del Alavés junto al argentino Valdano dejando ambos muy buenas sensaciones en una localidad que aún los recuerda con suma elegancia.

Porque de eso sobró en Vitoria. La elegancia y la amabilidad de los anfitriones con los gaditanos fue una constante durante todo el fin de semana. Todo eran abrazos, risas y buen humor mezclado con brindis va y brindis viene en pos de la permanencia del conjunto amarillo.

Como no puede ser de otro modo este feliz desplazamiento ya está enmarcado en un rincón dorado de la retina de cada aficionado cadista que lo vivió . Muchos allí desplazados no dudaron, ya en la resaca de la noche y durante el descanso del guerrero mientras se daba cuenta de una buena copa de vino de la Rioja alavesa, en revivir lo que se vivió hace casi veinte años en otra ciudad con una fisonomía muy vasca como es Logroño . Y es que el patrón de un éxito y otro fue similar en cuanto al guión. Lo primero, la fecha. El 24 de mayo de 2003 el Cádiz CF comenzaba a salir de un pozo donde estuvo ahogado nueve años con una victoria en Las Gaunas que no fue nada sencilla de conseguir. Este año, el calendario de la historia se detuvo dos días antes, el 22.

Aquel 2003 Jose González entrenaba a un equipo que comenzaba esa mítica liguilla de ascenso en el campo del Logroñés . Ni que decir tiene que la previa de ese encuentro fue inolvidable. Como inolvidable es la calle donde se fue la antesala de la fiesta, la mítica y céntrica calle Laurel de la capital riojana. El cadismo de entonces disfrutó de unos momentos previos a un encuentro que fue de infarto, casi que igual que el desarrollado hace poco en Mendizorroza.

Porque si en Vitoria la cosa empezó mal, peor comenzó hace 19 años en Las Gaunas , donde a la media hora de partido se adelantaba el conjunto local. Se fue el Cádiz CF al descanso perdiendo y con su afición entre los nervios y las lágrimas de algunos, como las que también se vieron en la curva de Mendizorroza con los primeros goles del Mallorca en El Sadar. Era lógico, por entonces, nadie o muy pocos daban un duro por el Granada - Espanyol. Para colmo, los primeros 45 minutos de los de Sergio, como en su día los de Jose, no fueron muy halagüeños.

Un guión de Holywood para ambos partidos

Pero todo comenzó a cambiar en las segundas partes. El Dios cadista se enfundó su sotana y al igual que bendijo a ese Cádiz de Jose y a los míticos creados por don Manuel de Irigoyen, comenzó a bendecir a otro que hizo merecimientos para recibir su don. Y si los de Jose empataban a los veinte minutos de la reanudación con un cabezazo de José Luis 'el moro' tras una genialidad de Palacios por su banda, el de Sergio cobraba vida en Vitoria con el gol del Choco a los 70 minutos.

A partir de ahí, tanto en Las Gaunas como en Mendizorroza, solo quedaba rezar. Y de nuevo el Dios cadista escuchó las plegarias y le dio a los de Jose la victoria en el 87' con un gol de penalti de Abraham Paz tras un derribo en el área a Sergio Cruz, que como Lozano había salido de recambio en la segunda parte.

La gloria se tocó en Logroño como se tocó una vez que el pitido final en Vitoria, y a los diez segundos en Granada, dejaba a los de Sergio en Primera después recibir varios sustos en forma de penaltis señalados, fallados, abortados y un disparo al palo de Bacca con el que se ponía fin a un sufrimiento que acabó en la máxima felicidad de los cadistas. Y todo empezó en dos calles, la Laurel y la Kutxi, hermanadas desde este domingo en el corazón de todos los cadistas.

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