Cádiz CF

Y los errantes volvieron a leer el dogma

El trabajado empate en Barcelona renueva la fe de un grupo confundido en las últimas semanas

La crónica del Barcelona - Cádiz

los jugadores del cádiz cf celebran el gol del empate. l.. V.

Alfonso Carbonell

A veces, debe ser doloroso escuchar a tu preceptor proclamar que siempre serás inferior a tu adversario por mucho que le ganes de vez en cuando. Lo escucharás con devoción y fe porque admites que no suele equivocarse, pero cuando crees ganarte el derecho que te ha dado tu trabajo y el resultado obtenido, quizás esperas palabras más elogiosas hacia tus virtudes. Pero no, ves que esas nunca llegan. Por mucho que ganes a unos y a otros, por mucho que lleves unos números portentosos y consigas victorias homéricas, consideras que el discurso de tu mesías sigue siendo igual de exigente y alejado del elogio que puedes desfallecer, pensar que sólo vales para correr y destruir, pero no para jugar bien al fútbol.

Todo lo anterior lo han podido pensar a lo largo de estos años algunos jugadores que defendían los colores del Cádiz CF con Álvaro Cervera al frente. Y si el discurso del entrenador es clarividente en Primera, igual pasaba en Segunda, donde repetía constantemente su tantra. 'Si no jugamos a lo nuestro, nos irá mal'. Y mal que les iba.

Porque Cervera podrá ser de todo, pero lo que nunca será es hipócrita con su estilo y con su equipo y por descontado que no se tirará piedras contra su propio tejado. Y eso que ha habido ocasiones en que sí lo ha hecho. Ya saben alineaciones de esas más jugosas de cara a la galería pero que a la hora de la verdad no le respondía en el campo.

El Cádiz CF ha vuelto. Y lo hacho en un campo donde su repercusión es inmediata y de carácter internacional. Y lo ha hecho bajo los preceptos del que ordena y manda por el bien de todos. No es que se hubiera dejado de creer, pero las cuatro últimas derrotas en forma de goleada habían podido confundir al grupo. Y al primero a él, que es el máximo responsable. Lo asumió justo después de caer vapuleado en Carranza ante el Athletic. «Yo soy el responsable de esto y el que tiene que sacarnos de esta situación». Y a fe que lo ha hecho. O al menos, lo ha comenzado a hacer.

Porque, quien sabe si Cervera, que todo lo mide pese a las grandes verdades que no tiene reparos en proclamar a pesar de que sus palabras puedan molestar en el vestuario, no es el primero en creer que se ha equivocado. Su palabra es la ley y sabe que cada cosa que dice se lleva, se debe llevar, al extremo entre sus filas. Por eso, no sabe hasta qué punto puede decir eso que tanto ha repetido en Primera de que «para sacar puntos hay que hacer más cosas que en Segunda». Lleva razón, pero a un equipo tan encorsetado a sus ideas estas declaraciones pueden llevarle al engaño.

Los mandamientos del Nou Camp

El empate y la nueva imagen del Cádiz CF en Barcelona se apoyó en varios puntos que pueden resumirse en tres mandamientos.

El primero, clarísimo. Ante todo, el estilo y la forma de defender y de atacar será el mismo durante los 90 minutos o, al menos, hasta que lo decida el que manda. Da igual que se vaya ganando, empatando o esté cayendo un saco de goles en contra. La perseverancia en el sistema será una orden encaminada a que el equipo nunca pierda la dignidad.

El segundo, la concentración . Independientemente de lo que ocurra en el campo; del marcador, de las decisiones arbitrales, de los goles que se marquen o encajen, la atención al juego, al sistema o la ayuda al compañero será sagrada en todos y cada uno de los minutos que dure el partido. Este punto es clave, vital para conseguir el objetivo, que no es ganar sino respetar la ley, la identidad, lo que les ha llevado a Primera. Sujetar la inconsciencia es elemental para que no se dilapide todo el trabajo. Esa insconciencia que a todo jugador que se ve por debajo del marcador le hace irse irremisiblemente al ataque en busca del empate tiene que ser reprimidad precisamente, para lograr el empate. Se vio en campos como Anoeta, Pizjuán o Balaídos, donde cayeron los goles en contra a medida que el Cádiz CF se abría y se rompía en busca de un ataque que parecía justificado pero que no era más que un suicidio.

El tercero y último, la verdad . La fe en el trabajo feo, en el que no gusta a nadie salvo a tu parroquia, y no a toda. Lo dijo al término del partido el propio Cervera ante las cámaras de Movistar como disculpándose con el aficionado neutro que responde al nombre de audiencia. Este Cádiz CF o juega a lo que juega , es decir, a tratar de que no pase nada, o se va a Segunda. Y así jugó en Barcelona y así tratará de seguir haciéndolo de ahora en adelante en la que una vez más Cervera ha podido mostrar con resultados que su verdad es la de todos.

Su dogma de fe fue repasado convenientemente en una semana complicada y tras el 0-4 del Athletic. Esta vez, en el pozo de la decepción, sus errantes jugadores no tardaron en volver a aprenderlo de memoria para ponerlo en práctica en todo un Nou Camp donde volvieron a reconocerse.

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