Cádiz CF
Cádiz CF: Vizcaíno tiene trabajo
El presidente sevillano afronta como primer espada un mercado de invierno que debe dotar al equipo de la calidad que no ha tenido desde que se firmó hace tres años a Machis
manuel vizcaíno, en su ingreso como ateneísta gaditano.
Manuel Vizcaíno debe aparcar desde ya mismito sus divagaciones sobre un nuevo estadio , sus relaciones con las monedas bitcoins o como se llamen, sus coqueteos con los aires de grandeza de su nuevo accionista Ben Harburg, sus tesis sobre los big datas, sus 'tournés' con su inseparable socio y sin embargo amigo Rafael Contreras, en definitiva, debe aparcar de manera inmediata sus especulaciones sobre un mundo del fútbol en el que por mucho que le digan sus estudios está 'to inventao'. Si no entra la pelotita, chungo cubata, presidente. Ni conciertos, ni congresos, ni ferias ni nada que se le parezca. Si el equipo no funciona, no hay negocio.
Así que a Vizcaíno le queda desde ahora hasta que acabe el mes de enero un largo periodo de conversaciones, negociaciones y acuerdos para reforzar a la voz de ya una plantilla que por mucho que se trabaje desde el cuerpo técnico está a punto de caerse por falta de calidad, físico, contundencia y eficiencia.
No hay gol y hay que pagarlo. No hay extremo izquierdo y hay que buscarlo. No hay seguridad defensiva y habrá que encontrarla. No hay desequilibrio y habrá que hacer todo lo posible por tenerlo. Se abre en enero la ventana de un mercado que debe reforzar a una plantilla que igual se saca un señor partido en La Catedral que se cae a pedazos a la jornada siguiente en Getafe y ante un rival de su Liga. Ha llegado el turno del presidente del Cádiz CF, Manuel Vizcaíno.
El Cádiz CF de Cervera lleva estirando el chicle del milagro varias temporadas . No tenía plantilla para ascender y ascendió. No tenía plantilla para mantenerse en Primera y lo hizo de manera holgada. Y con eso, el club ha seguido tirando un año más tras un verano en el que ha maquillado el equipo con la contratación de varios internacionales pero que no dejaban de ser una incógnita en España.
Pero cuando se dice milagro se quiere englobar, cerveristas al margen, a todo lo que encierra ese término , que no es más que el trabajo encomiable de una banda unida y que seguía a pies juntillas las instrucciones de un entrenador al que no se le ha dado lo poco que pedía. Cervera apenas ha tenido refuerzos de una calidad extrema y año tras año ha visto como le han venido jugadores a los que se ha tenido que adaptar y a los que les ha sacado un rendimiento increíble.
Fichaje estrella
Desde que no se fichase en un mercado de invierno a Darwin Machís, el Cádiz CF de Manuel Vizcaíno no puede decirse que haya dado un golpe en la mesa de sus adversarios directos. Para colmo, aquella vez, el venezolano fue más un hándicap para Cervera que otra cosa puesto que le destruyó por completo su método, que lo tuvo que entregar sin rechistar al desequilibrio ofensivo que le proporcionaba el hoy jugador del Granada.
Es verdad, qué menos, que también han llegado jugadores para reforzar el bloque . Al año siguiente de la llegada del vinotinto, que se firmó con la firme intención de ascender, se hizo un equipo compacto, unificado en torno al bloque y se consiguió el ascenso gracias al trabajo y la misma mentalidad insertada en el colectivo desde que se ascendió en Alicante. Por tanto, los éxitos de este equipo están ligados únicamente al trabajo de obrero que se hace día a día en El Rosal y no a las exquisiteces de este u otro jugador.
Pero se está en Primera y aqui hay que darle al equipo ese salto de calidad que separa el éxito del fracaso . La política de fichajes de Vizcaíno, que una vez que se quitó de encima a Juan Carlos Cordero hace y deshace a su antojo, en cada campaña no ha sido otra que aportar quilates de experiencia con Cala, Negredo o en su día Sergio Sánchez, tres hombres que dieron al equipo un empaque necesario para lograr éxitos. Pero dentro de esta metodología de fichajes se encuentra el borrón de Jurado, al que aún se le sigue pagando su finiquito, algo similar a lo que pasó con el central Sergio Sánchez. Todos ellos, salvo el fiasco enorme y caro del sanluqueño, se pueden dar por decisiones acertadas, pero lejos de ellos no han llegado jugadores que hayan dado al equipo ese salto de calidad necesario a excepción del Pacha Espino o Choco Lozano, dos jugadores que llegaron gracias a Cordero uno y Cervera otro.
Guerreros como Fali, Ledesma, Jonsson o Haroyan pueden darse por válidos pero en ningún momento pueden decirse de ellos que puedan suponer una marca diferencial a la hora de conseguir el objetivo. Sí, por supuesto que sin ellos no habría goles ni equilibrio, pero no, no son ese tipo de futbolistas que toda afición y entrenador aspiran a tener para imponerse sobre el terreno de juego.
Por todo ello, ha llegado la hora de Manuel Vizcaíno, que para eso ha hecho del Cádiz CF un club presidencialista para absolutamente todo. El equipo, la banda, parece estar dando sus últimas bocanadas de aire y necesita como el comer una gran bomba de oxígeno en forma de buenos fichajes para retomar la fuerza perdida a causa de los años, que ya pesan sobre una plantilla que echa en falta a José Mari y las mejores versiones de los anteriormente citados Negredo o Cala.
El turno de Vizcaíno ha llegado y lo hace en un momento en el que el mercado no está nada fácil. A no ser que se saque de la manga, como en su día hizo Antonio Muñoz con Lucas Lobos, un mirlo blanco de otra liga y eche mano de contactos en el extranjero como el ínclito Darío Silva, el presidente del Cádiz CF debe verse en la obligación de hacer un esfuerzo económico como ya hizo con Machís. Andone no ha funcionado y además de un sustituto contrastado del rumano para darle a la delantera un plus, no estaría de más un central con experiencia, un mediocentro con poso en Primera y un lateral derecho que mejore a lo que hay. Trabajo hay por delante y mucho, sólo queda que Vizcaíno se arremangue, deje a un lado las ideas faraónicas de un nuevo estadio y piense en cómo llenar el que tiene con la llegada de fichajes esperanzadores y que le valgan a un entrenador que también tiene lo suyo.
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