Cádiz CF
Veinte años del fichaje que cambió la historia de una generación
Se cumplen dos décadas de la llegada de Oli al Cádiz
Comandó desde primer momento a un equipo recién ascendido a Segunda y lo aupó a la posteridad menos de dos años después en Chapín: "Aquel gol hizo feliz a mucha gente"
Dice el inmortal tango de Carlos Gardel que 20 años no es nada. Si volvemos, precisamente, la vista atrás, en clave cadista tal vez no se pueda decir lo mismo. Al menos en cuanto a sobresaltos. En estas dos décadas ha dado tiempo a lograr dos ascensos a Primera, sufrir un descenso a Segunda y dos a Segunda B, a salir del pozo un par de veces tras siete larguísimas temporadas y hasta a mantenerse tres campañas seguidas en Primera.
Es más, ha habido tiempo para que un ovetense muy ovetense se hiciera gaditano, pasase de marcar goles a alinear jugadores desde el banquillo y a comentar ahora los partidos del Cádiz. El zaino pelo que lucía en su presentación como jugador cadista es hoy plateado.
Cuatro lustros exactos se cumplen desde que el Cádiz anunció el fichaje de Oliverio Álvarez 'Oli'. Una contratación que, dicho sea de paso, no convenció a todo el mundo de entrada. Hoy día es casi irrisorio decir que un futbolista con 31 años es veterano, pero por aquel entonces sí se catalogaba así porque casi todos colgaban las botas mucho antes. El ruido de su agria salida del Real Oviedo también dejaba dudas. Todas se esfumaron cuando comenzó la temporada.
Fichaje atípico
Una contratación, por cierto, que como el propio Oli desveló en un reciente documental de Amarillo y azul, fraguó él mismo llamando al recordado Michael Robinson. El club tenía, en principio, otros planes. La intención del director deportivo Alberto Benito era incorporar a Aritz Aduriz, por aquel entonces en el filial del Athletic, como referencia arriba. Antes intentó fichar al jerezano Luna, del Almería. Pero el ofrecimiento del exbético cambió los planes.
El que fuera el número 9 del Cádiz atiende la llamada de Canal Amarillo para repasar su llegada a la Tacita: « Habían pasado unos días desde el descenso administrativo del Oviedo, que ahí ya quedábamos libres los jugadores. Yo tenía la oportunidad de irme a México, sonaban el Cruz Azul y el Puebla, pero a los dos días llamé a Michael y le dije que a mí y a mi mujer nos gustaba la posibilidad de ir al Cádiz».
No hubo mucho más que hablar, en un par de días, tras llamadas de Alberto Benito, Jose González o su excompañero Roberto Suárez, el fichaje era un hecho. Tanto es así que el descenso carbayón a Tercera se consumó el 2 de agosto y el día 8 Oli ya era amarillo. La fórmula seguida para el contrato era similar a la que se llevó a cabo con hombres como Ramón de Quintana o 'Mami' Quevedo, renovación automática jugando 25 partidos: «Yo arriesgué porque firmé solo por un año. El Cádiz iba más sobre seguro porque si yo jugaba 25 partidos es que la cosa iba bien».
Cayó de pie
La primera temporada, la del regreso del Cádiz a Segunda tras el ascenso en Las Palmas, comenzó rodada. Apenas 22 después de llegar al club, era titular en el debut liguero ante el Poli Ejido. El Cádiz ganó 2-1, con un cabezazo de Oli en el minuto 90. El equipo se salvó de forma tan holgada que en caso de haber existido el playoff de ascenso actual, hubiera peleado hasta el final por una plaza. Acabó séptimo en la tabla, a un punto del sexto y con 11 goles del que fuera internacional absoluta con la Selección.
En ese verano, el Albacete se interesa por Jose González y el técnico gaditano no deja pasar la ocasión de entrenar en Primera. Llegó en su lugar el uruguayo Víctor Espárrago, que optó por no cambiar demasiado: «Fue una continuidad a lo de Jose. Lo más inteligente que hizo Espárrago es mantener el bloque y muchas cosas buenas que se habían hecho con Jose» . De hecho, Oli cree que hubieran ascendido también con el que fuera también delantero amarillo: «El mérito y el trabajo es de Espárrago, pero creo que si Jose hubiera esperado, hubiéramos logrado el mismo resultado porque la clave era el bloque del vestuario».
El éxito en la segunda campaña en la categoría de plata fue sonado y se iba vislumbrando con el paso de las jornadas, especialmente con las dos victorias consecutivas que logró el equipo a domicilio ante Celta y Alavés, que a la postre subieron junto al Cádiz. La clave del ascenso para Oli estuvo en la unión de jugadores como Zafra, Velázquez, Raúl López, Armando o Raúl Navas , «la mayoría eran gente de Cádiz que estuvo en el peor momento en Segunda B, cuando el encierro en el vestuario», y el acierto a la hora de firmar a varios jugadores con dilatada experiencia.
Con el atacante asturiano como uno de los líderes del equipo, y con 10 goles en su segundo año, toda una generación tocó la gloria. Aquellos nacidos desde finales de los 80 en adelante, solo conocían al Cádiz de Primera de oídas, cuando las anécdotas de los padres y abuelos cadistas sonaban a vieja batallita mientras los críos amarillos veían una realidad muy distinta, la de la dura y extinta Segunda B bajo la imponente silueta de la Torre de Preferencia.
Firmó una página para la historia
«El gol en Jerez hizo feliz a mucha gente y devolvimos al equipo a la élite. También cómo se dio, que fue muy especial. Y la imagen icónica de la celebración, que salen todos corriendo detrás de mí. Si lo preparamos, no sale igual», cuenta sobre el 0-1 que abría la lata en la jornada 42 de la 2004-2005. Además, supuso una gran satisfacción personal para el punta: «En mi caso era un reto, volver a Primera para reivindicarme y retirarme ahí».
Por eso su zapatazo en Chapín sigue siendo probablemente el gol cadista más celebrado de las últimas décadas, tanto que el asturiano recibe más mensajes y llamadas los 18 de junio que el día de su cumpleaños. Y es que la vida de Oli está ya indivisiblemente ligada a Cádiz y al Cádiz: «Para mí supone la alegría. Cuando paso de Sevilla viniendo de Oviedo, se abre la luz y ya me cargo de energía. Me cambia el estado de ánimo. Ya lo hizo en el fútbol y ahora en el día a día. Además tuve allí a mi hija. Ahora vivo en Oviedo pero no descarto acabar en Cádiz».
Con él se abrió la puerta de la élite cuando muchos estaban saboreando por primera vez la competitiva Segunda tras echar los dientes en el bronce. Por tanto, recordar la figura de Oli trae siempre una imagen dorada a la mente del cadismo.
Noticias relacionadas