Cádiz - Sevilla

Chaparrón sobre el volcán de Carranza (0-2)

El Cádiz pierde el derbi en su estadio, donde no caía desde septiembre del año pasado

Guardiola intenta salvar a Jordan. Antonio Vázquez

Alfonso Carbonell

Carranza era un volcán en la búsqueda del empate cuando el barbateño acolchó un balón que venía del cielo para dejar solo ante David Gil a su compañero En-Nesyri, que en el 73' de partido daba la puntilla al derbi y, de paso, firmaba una victoria visitante que no se daba en La Laguna desde el mes de septiembre del pasado año, cuando el Barcelona goleaba a un Cádiz irreconocible. Adiós al fortín y casi que adiós a un Sevilla al que los seis puntitos que le ha ofrecido el Cádiz le dan la vida que aún deberá seguir peleando el once de Sergio, que salió desde el inicio con un equipo netamente ofensivo que puso el fútbol, pero no los goles.

Con esta derrota, los gaditanos estarán a expensas de lo que hagan Valencia y Almería puesto que si ganan los dos, los de Sergio volverán a la zona de descenso.

Salió en tromba el Cádiz , que en apenas cinco minutos había sido capaz de llevar hasta en tres ocasiones el balón al área de un Sevilla que salió algo disperso, frío, desubicado. Eso lo aprovechó el once amarillo, que a los dos minutos pedía mano tras unas claras pero involuntarias manos de Gueye tras una catapulta más que intencionada de Luis Hernández.

A los dos minutos de esa acción, el Pacha Espino aparecía como un rayo para meter un centro al que Negredo no llegó pero sí Alejo, que recogió la bola para volver a meterla en el área chica, donde a la media vuelta Guardiola casi sorprendía a Dmitrovic, que respiraba aliviado viendo salir el balón a córner gracias a la oposición de unos de sus defensas.

Mandaba sobre el Sevilla en esos primeros instantes un Cádiz decidido que vio resurgir a sus oponentes en el minuto 7 en el que aparecía la cabeza de En-Nesyri para presentarse tras un buen centro de Bryan Gil. A los tres minutos de esa acción, y tras un saque de esquina, de nuevo En-Nesyri mandaba un aviso tras un testarazo que no encontró puerta.

Con esos dos cabezazos ponía el empate en el marcador el Sevilla en cuanto a oportunidades se refiere y el partido, efectivamente, se equilibraba. A pesar de ello, no se amilanó el conjunto gaditano, que otra vez volcaba por la banda de Espino su ataque para crear dos nuevas situaciones de gol, pero los centros del lateral y otro de Guardiola fueron rechazados por la zaga hispalense.

Con solo un cuarto de hora a la espalda, el partido se descubría con un ritmo inicial imponente entre dos vecinos que caminan por el tejado con la temeridad de no importarle mucho lo que hay en juego cuando se trata de respetar un estilo de juego. Eso le pasó a David Gil, que regaló un balón al jugarlo con el pie para que disculparse con sus compañeros tras abrazar la pelota disparada por Jordan, que no aprovechaba el detalle. Poco antes, Gil ya había debutado en el partido tras un disparo lejano y poco complicado de En-Nesyri, que no paraba de aparecer.

Sin duda, una de las cosas que más impresionan y que no deberían ya tanto porque se comienza a asentar como habitual es la manera en la que el Cádiz tutea a su rival de marras cuando este se pone serio . Porque el Sevilla quiso imponer la poca ley que le queda este año y se encontró a un Cádiz sereno, con personalidad e iniciativa para no cambiar su guion. Ese del que tiró Negredo para asistir a la prolongación de Sobrino, que tras controlar se iba al suelo en el vértice del área tras notar el contacto de Badé. La falta peligrosa no fue bien resuelta por Alcaraz, brillante en movimiento, oscuro en parado.

Tan pronto estaba el balón en un área como en otra, aunque para que los sevillistas crearan peligro muchas veces era porque se inmolaba la zaga amarilla. En esa ocasión, era Espino y su pachorra el que perdía un balón en la línea de fondo para que Jordan, tras robárselo, buscara en el segundo palo a Bryan Gil, que si no marcó fue por la enésima cobertura que hacía Alejo. Al saque del córner era Gudelj el que perdonaba a lo cadistas con un cabezazo que se iba alto tras ganarle en el salto a un San Emeterio al que el VAR le echó un cable para no revisar su leve agarrón al serbio.

Poco a poco, y casi que por consenso, el partido bajó el nivel de intensidad sin que por eso el Cádiz dejara de intentarlo por la banda del Pacha, que si bien en defensa estaba concendiendo demasiado, en ataque era una permanente amenaza para el Sevilla.

Con tablas se llegaba al descanso tras unos 45 minutos que fueron de más a menos y que dejaba en los archivos tres penaltitos no pitados con buen criterio , ese que hubo para no pitar el leve contacto de Jordan sobre Espino como el que brilló por su ausencia para cobrar el de Escalante sobre Eres Unas. Pero, ya saben, las cosas de la jodienda, que no hay quien las entienda. En fin.

Sin cambios tras el descanso

Salió fuerte el Cádiz de los vestuarios aunque sin claridad en los metros finales para lamento de una afición que veía como en el 51' se adelantaba el Sevilla tras un córner concedido por Parra en primera instancia, y por Guardiola en segunda. Tras un espléndido centro de Rakitic, David Gil repelía como podía para dejar el balón franco a Ocampos, que fusilaba a pocos metros para adelantar a los de Nervión , que supieron aprovechar sus balones parados.

No tenía otra que dar un paso, más, adelante el Cádiz. Y lo daba, pero lo hacía perdiendo un poco de cabeza porque los pases no eran claros, ni limpios. Eso sí, se apoderaba de la batuta del partido, lo que motivó a Sergio para mover el banquillo al filo del 60' dando entrada a Chris Ramos y Bongonda por Alejo y Negredo.

Apretaba y apretaba el Cádiz en busca del empate. Lo hacía a base de córner, de centros, de saque de bandas. Tras un saque de esquina, Fali estrellaba el balón al palo tras comerse el centro Dmitrovic. Insistía e insistía y el partido entraba en ebullición después de que el meta sevillista se llevase por delante a Fali sin que el árbitro se inmutase. Ese lance, y la posterior parada, enfrió el ataque infernal con el que el Cádiz sometió a su rival sin éxito.

Bongonda parecía estar tocado con la varita y sus compañeros lo intuyeron desde el primer momento en el que el congoleño acarició la pelota, pero si no era por los rivales que lo paraban con faltas, era por Parra, que no leía un pase de libro del extremo a pierna cambiada.

Se rompía por momentos el derbi y todo gracias a un Fali que se liberó para irse hacia arriba y tras un par de florituras con la que levantó al respetable, enviaba un balón al área para que la defensa no acertara a despejar y Sobrino la rebañase para asistir a Guardiola que, dormido, remataba tarde, mal y casi sin opción.

Y el que perdona lo paga. Y vaya cómo lo pagó el Cádiz. En el 73', otro balón parado en largo de Badé era recepcionado por Bryan Gil, que le acomodaba con su zurda un balón a En-Nesyri para que el marroquí salvara la entrada del meta local y echase un jarrón de agua fría al volcán de Carranza .

A la desesperada y casi sin orden, el Cádiz hizo lo que pudo para tratar de meterse en un derbi que se escapaba como un pez en el mar. Lozano, de cabeza, lo intentaba a falta de diez minutos, pero tan solo se quedó en la intención. No sólo no llegaba el gol sino que se acumulaban las contras mortales del Sevilla; en una de elllas Suso gobernaba el balón para entregárselo a Lamela, que disparaba a las manos de David Gil.

Ni antes el Choco Lozano, ni después el Pacha Espino , que optaba por un disparo que se quedó a mitad de camino de una vaselina que resultó lo más apreciado para Dmitrovic, al que el debutante Mendilibar le dio la titularidad en detrimento de Bono. Sin duda, dos grandes porteros en nómina. Y como prueba, su parada a Chris Ramos en el 88' que evitaba complicaciones en el añadido.

Pudo llegar el tercero pero tras una contra en superioridad, David Gil se echaba a los pies de Oliver Torres para salvar a los suyos de una goleada que hubiera sido más dañina por aquello de la moral.

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