CÁDIZ - RAYO

César Soto Grado, un árbitro de buen recuerdo para los amarillos

El colegiado adscrito al comité riojano será el encargado de dirigir el Cádiz - Rayo en el Nuevo Mirandilla

Arzamendia no convence

Los resultados ya dicen más que las sensaciones

Soto Grado señala un penalti en contra del Cádiz en el Estadio de la Cerámica EFE

Pablo Vallejo

La Real Federación Española de Fútbol ha dado a conocer las designaciones arbitrales de cara a la jornada 27 de LaLiga Santander. El encuentro del Cádiz CF, que se verá las caras ante el Rayo Vallecano, será dirigido por César Soto Grado, colegiado nacido en Ávila y adscrito al comité riojano que cuenta con apenas tres temporadas de experiencia en la máxima categoría.

Tras las polémicas actuaciones de Del Cerro Grande, Mateu Lahoz y Alberola Rojas, el cadismo necesita un árbitro que, lejos de favorecer los intereses amarillos, no perjudique. En el caso de Soto Grado el conjunto amarillo solo ha disputado un partido bajo su control en lo que llevamos de temporada, y es de grato recuerdo para el equipo y también para el nuevo técnico, Sergio González.

Fue el pasado mes de enero, cuando el club gaditano visitaba el Ciutat de València para enfrentarse al Levante. Gracias a los goles de Álvaro Negredo y Salvi, el Cádiz venció al colista y se impulsaba en la lucha por la permanencia. Del Cerro Grande y Alejandro Hernández Hernández tenían otros planes para los amarillos en Mallorca.

César Soto Grado ha arbitrado 15 encuentros esta campaña en LaLiga Santander, que se han saldado con cuatro victorias locales, cinco victorias visitantes y cuatro empates. Muestra una media de 2.60 tarjetas por encuentro, y solo ha expulsado a algún futbolista en tres ocasiones. En aquel encuentro frente al Levante, Soto Grado amonestó a Fali, Lozano, Ledesma, Iván Alejo y Varazdat Haroyan.

En total, ha dirigido al Cádiz hasta en diez ocasiones entre LaLiga Santander y LaLiga SmartBank, con un saldo de cuatro victorias, tres empates y tres derrotas. Este domingo todo el cadismo espera que no sea protagonista como si lo fueron algunos de sus colegas, entorpeciendo claramente el objetivo amarillo.

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