Cádiz CF
Mucho peaje para tan pocos kilómetros
El rendimiento de Rubén Sobrino está siendo decepcionante desde su regreso a un equipo en el que su incidencia es menor para los daños colaterales que crea
Todo entrenador tiene sus caprichos, sus cabezonerías, sus cositas. Este tipo de peajes se han pagado muchas veces en el Cádiz. Lo pagó Jose González con Cases. Lo pagó también Claudio Barragán con la dupla atacante de Jona y Airam en los partidos de casa cuando la cosa funcionaba de maravilla con el 4-2-3-1 con únicamente Jona arriba. Ejemplos hay para aburrir, pero no deja de ser intrigante que un entrenador se empeñe y se cierre en banda con una idea que detesta mucha afición y que puede ocasionar crispación en la grada y frustración en el jugador. A Cervera, tras cinco años y medio sin empecinamientos destacables más allá de algunos retoques más o menos lógicos, le ha pasado con Rubén Sobrino. Ya le tocaba.
La situación parece ya enconada. Es titular indiscutible pese a lo poco que aporta en datos . Sobra decir que el muchacho suma y suma kilómetros de compromiso y lealtad al método del entrenador a pesar de saltarse el permiso de no salir tras la derrota en Vallecas, pero el de Daimiel no aporta lo que más se le pide a un delantero: gol.
Cero goles lleva el ex del Valencia esta temporada y tan solo mojó una vez el pasado en Granada, un tanto que le valió al Cádiz CF para atar la permanencia pero que tampoco fue nada del otro jueves. ¿De verdad le sale tan rentable a su entrenador? ¿Y al Cádiz CF?
Sobrino es un jugador negociado en su día por Óscar Arias. El exdirector deportivo fue el primero en contactar con el Valencia para traerle a Cervera, su íntimo enemigo, un jugador que se adecuaba al perfil que pedía. Lo trajo, lo vistió de amarillo y se puede decir que vale, que funcionó. Tampoco para tirar cohetes pero la permanencia se consiguió de manera holgada y los elogios le cayeron hasta a Malbasic, que ya es decir. Esas soflamas de milagro y tal sabe Dios lo que están pesando en Cervera, que dentro del griterío reinante por el éxito era de los pocos que avisaba que todo era producto de una suerte trabajada.
Y claro, todo ha dado la cara. Y entre las evidencias que se observan está la de Sobrino, un globo sin gas en toda regla.
Verticalidad sin gol
Y no. No es que el delantero manchego sea mal jugador. Nada más lejos de la realidad porque Sobrino es posiblemente el mejor de su equipo conduciendo en vertical el balón, por descontado que debe ser el que mejor presiona y más campo contrario abarca, pero todo eso conlleva un precio. Y muy, muy caro. Cuando la tiene, la falla.
Falló un mano a mano contra el portero en el Cádiz - Mallorca con el que se pudo empatar y falló de manera estrepitosa una ocasión magnífica para al menos conseguir un ¡uy! ante el Elche. Pero ni eso. Por no hablar de los remates a los que no llega porque anteriormente se ha vaciado en una presión que debe ser importantísima para su entrenador pero totalmente intrascendente para un aficionado.
Todo ello en cuanto al rendimiento táctico en el campo, donde además eclipsa a muchos compañeros que antaño tenían más presencia en el equipo y, aquí lo interesante, más goles. Negredo ha pasado al ostracismo, y con él la dupla que hacía con 'Choco' Lozano, con la que más y mejor jugó el Cádiz CF del año pasado.
La titularidad de Sobrino motiva no solo la suplencia de Negredo, también que 'Choco' Lozano haya habido veces que ha tenido que partir de la banda izquierda. O que Álex casi no aparezca por la mediapunta. O que Perea no se entienda tan bien como se entiende con otros. En definitiva, que Cervera se ha empeñado en morir con su idea de que sobre Sobrino debe girar el ataque de un equipo que ya ni ataca.
En otro apartado está el esfuerzo realizado por el Cádiz CF para firmarlo tras unas duras negociaciones con el Valencia. El precio invertido ha ido a parar en un atleta sin gol y ha podido privar a la secretaria técnica de volver ese dinero en otros delanteros más influyentes en el terreno de juego.
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