Cádiz Cf

Un mercado diferente (y más acertado)

El conjunto amarillo cambia de enfoque tras la ventana de invierno y ahora apunta hacia aquellos jugadores contrastados y experimentados que tanto se pedían

Manuel Vizcaíno, junto a Jorge Cordero F.J.

Pablo Vallejo

La ventana de traspasos se abre y con ella toda la ilusión de una afición que desea ver a su equipo reforzado para afrontar de mejor manera todos los retos que puedan venir durante la temporada. El mercado es una oportunidad inédita para no fallar y, sobre todo, para no arrepentirse en el futuro. Algo que el Cádiz, visto lo visto, por fin ha aprendido y, después de desoír a todos sus consejeros durante las últimas campañas, ha cambiado su modus operandi a la hora de mirar a los posibles traspasos. Ahora la prioridad parecen ser jugadores contrastados y experimentados cuando, hace no tanto, era todo lo contrario.

Y es que parece que lo acontecido tras la ventana de invierno de la pasada campaña ha abierto los ojos a Manuel Vizcaíno. El ascenso a Primera División vino acompañado de incorporaciones arriesgadas pero que acabaron siendo un acierto, como la de Ledesma o Jens Jonsson, y de otras que fueron un auténtico fiasco. Aterrizaron los Bobby Adekanye, Saponjic, Jairo, Augusto Fernández y todos los cedidos de los que aún hoy en día el club trabaja para deshacerse de ellos. Hoy ha sido Nano Mesa y, durante el verano, serán muchos otros. Un lastre del que es muy difícil separarse y que sentenciaron una serie de criterios de los que aprender en el presente.

Álvaro Cervera obró el milagro en Primera con una plantilla de Segunda División y Vizcaíno parecía que quería repetir fórmula. Nuevamente muy condicionados por las opciones de compra obligatorias – y no tan obligatorias – de años anteriores, el equipo se reforzó entre poco y mal y ese perfil de jugador que pedía el técnico ecuatoguineano no llegaba ni en broma. Aterrizaron los Calderón, Osmajic, Álvaro Jiménez, Arzamendia, Alarcón o Haroyan. Una serie de futbolistas que, lejos de aportar, necesitaban un tiempo de adaptación que el propio equipo no se podía permitir. El resultado, más que previsible, una plantilla mucho más floja que el año anterior que casi termina en la plata.

Todo cambió en el pasado mercado de invierno, donde el objetivo del mercado cambió radicalmente. Primero se fichó a Fede San Emeterio, un centrocampista muy experimentado en el fútbol profesional y que encajaba al dedillo con Cervera. Ya con Sergio González en el banquillo, los tiros apuntaron en la misma dirección y llegaron jugadores de rendimiento inmediato, contrastados y con jerarquía como Rubén Alcaraz, Luis Hernández y Lucas Pérez. Una vía que se ha abierto y que ha demostrado ser la más fiable. Las apuestas no están mal, pero siempre y cuando sea un complemento y no una base. Primero la obligación, y luego la devoción.

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