Cádiz CF
Machís y su querencia a la anarquía
El jugador venezolano se saltó algunas directrices de un entrenador que quiere lanzarlo en ataque pero sin soltarlo en el rigor táctico

Con él no pudo ni un sargento. Y claro, cuando no se puede con alguien lo más normal es unirse a él. Y eso hizo hace ya unas temporadas el mismísimo Álvaro Cervera, que consciente que tenía en su poder al mejor jugador de la categoría se plegó a él destruyendo una obra que murió en la orilla por culpa, precisamente, de una Machisdependencia que a la postre costó muy caro puesto que aquel Cádiz CF se quedó sin participar en los ‘play off’ de ascenso a Primera.
Puede decirse que Cervera fue una víctima que se cobró la calidad y la pujanza de un caballo desbocado que, eso sí, hizo las maravillas del cadismo la mitad de la temporada que pasó de amarillo. La táctica cerveriana quedó reducida a un ‘balones a Will’, es decir, a Machís, que todo el mundo dio por entendida dada la capacidad anotadora del vinotinto. Pero mientras el extremo marcaba y marcaba el ataque amarillo se iba haciendo más y más previsible para lamento de una afición que veía como el equipo iba perdiendo fuelle.
Finalmente, Machís abandonó el Cádiz y pasó a otros equipos en los que no terminó de cuajar por diferentes motivos . A los años, el caribeño ha vuelto a Carranza pero con un entrenador diferente y en una categoría superior. Y Sergio, contando con su individualismo, no quiere que se le vaya de las manos.
Sin embargo, Machís ya muestra ciertos ramalazos de ser el que tiene que dejar de ser por el bien del colectivo. Podrá perder balones en sitios arriesgados, podrá jugársela en campo contrario cuantas veces quiera, podrá hacer lo que deba hacer, pero bajo ningún concepto podrá saltarse la disciplina táctica del grupo . Ya en el tiempo de hidratación mostró ese aire de superioridad que debe corregir. Fue el propio Sergio, que se preparaba para charlar con todo el equipo, el que le llamó la atención dado que andaba más alejado de la piña. «¡Darwin, Darwin!», gritó al venezolano para hacer que se uniera al grupo debido a que se encontraba alejado del banquillo y sin mucho interés en las explicaciones y órdenes que se avecinaban por parte de su superior.
Eso fue respecto al entrenador, pero t ambién sobre el campo tuvo ataques propios de un jugador que anda por encima del bien y del mal. De sobra es sabido que desde la llegada de Javi Hernández, los balones parados tienen dueño y señor y ese no es otro que el lateral jerezano, del que por cierto han salido los dos goles que hasta el momento el Cádiz ha conseguido en Liga. Esas son las directrices de Sergio y a esas se deben todos los jugadores sin excepción. Sin embargo, otra vez Machis quiso saltarse la ley y no fueron pocos los balones parados que sacó el internacional por Venezuela. De hecho, era el propio Javi Hernández el que le recordaba a su compañero en la banda que esas acciones le correspondía tomarlas a él y no al ex del Valladolid. Pero nada, Machis hacía caso omiso. Ni una ni dos veces se lo tuvo que advertir Javi Hernández, que ya de camino a los vestuarios en el descanso volvió a acercarse al extremo para decirle que no era capricho suyo sino orden del entrenador. Acaba de empezar la Liga y Machís ya ha dado muestras de lo que es, un jugador desequilibrante. En todos los sentidos.
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