Cádiz - Atlético

Fútbol en vena para resucitar (3-2)

El cadismo se regala un partido de ensueño con el que reconquistar los corazones de los más agoreros

Álex pareció sentenciar en el 83' hasta que despertó Joao Félix para mandar al quirófano a un equipo que escapó de él en el 89' con gol de Sobrino

Bongonda adelantó al Cádiz a los 30 segundos.

Alfonso Carbonell

¡Qué grande es el fútbol y qué grande es este Cádiz de Sergio, capaz de lo peor y de lo mejor! Este equipo merecía un chute de fútbol y de goles y escogió el mejor día para resucitar con una alegría que se vivirá por las calles de Cádiz hasta altas horas de la madrugada. Y no es para menos. Llegó la primera victoria y sabe como la última en Vitoria. Hubo lágrimas en las gradas y puede que las haya en esta crónica. El Cádiz mantiene la compostura, el corazón y la vida. Ah, y a su entrenador, que se le quiere por todo lo que le ha dado a un equipo que se merece ser algo más en el mercado de invierno.

Lo mejor que puede hacer un equipo para pedir perdón cuanto antes a su afición tras lo sucedido hace una semana en Vallecas fue lo que hizo el Cádiz nada más saltar al terreno de juego. Y eso que la afición, tan fiel como incondicional, ya lo había olvidado todo. Es lo que tienen los amores, que dan crédito al corazón cuando la razón no entiende. Y puede que por ello el once de Sergio se reconciliara en 30 segundos con una grada que ya vibraba con los suyos con solo presentarse en Carranza de amarillo. Por todo ello, el cadismo en su conjunto se autoregaló a modo de compensación el primer gol a los treinta segundos de juego. El canterano Momo Mbaye mandaba a la espalda de Nahuel Molina un balón infinito para todos aunque alcanzable para el Pacha que el uruguayo rescató de la línea de fondo para meter un balón raso atrás para la llegada de Théo Bongonda, que no pudo escoger un día mejor para presentar su zurda en sociedad. El congoleño remató a la primera y Oblak no pudo hacer nada. Carranza soñaba nada más meterse en la cama y ahora tocaba sufrir despierto.

Y el primero que despertó fue precisamente el Atlético , aún herido por la Champions. Los del Cholo no tardaron en coger el timón y en apenas cinco minutos los Correa, Morata, Carrasco y compañia ya se habían presentado en el área de Ledesma hasta en tres ocasiones. No pudo pisarla más Morata, que al 8' de partido dejaba su lugar a Cunha por lesión.

Con o sin el 9 de Lucho, el Atlético siguió a lo suyo, que no era otra cosa que asfixiar al Cádiz. Correa entraba como quería por su banda, y un centro suyo fue rebañado por Ledesma para que Luis Hernández alejase el peligro con un patadón a la grada.

El Cádiz se abocaba a defender y dejaba sus cuchillos sin afilar solo para Lozano y Ocampo, que apenas lograban acercarse al área colchonera ya que vivían aislados entre tantos centrales. Poco antes de llegar a la media hora, Momo se iba lesionado no sin antes marcarse una frivolidad impropia del canterano que ya no es. Su puesto lo cubrió Chust.

Pasados los 30 minutos, el Cádiz atemperóel dominio colchonero y eso lo aprovechó Brian Ocampo para volver a llegar al área rival con un centro chut que se fue a córner pero que sirvió para avisar al Atlético de que también había vida amarilla de tres cuartos hacia delante.

Pasada esa ocasión, el Atlético volvió a la carga . Primero con un jugada al toque en el borde del área que casi finaliza Correa de no ser por la participación de Ledesma, que raudo y veloz salió a los pies del argentino. Al rato, una pared entre Cunha y Saúl acababa con un disparo del zurdo que atajaba sin problemas Ledesma.

Jugadón de Ocampo

Parecía irse al descanso ya el partido cuando de repente San Emeterio robaba un balón en la medular y entregarlo a Lozano para que este se lo diera a Ocampo, que una vez más leyó a la perfección la jugada que culminó Sobrino con un disparo bien tapado por Oblak, que salvó a los suyos de irse al descanso con dos goles abajo.

Sin cambios se presentaban ambos equipos a una reanudación que comenzó con el Cádiz tan enchufado como se fue a los vestuarios. Eléctricos en la retaguardia, con un Fali imperial en los cruces, y en la vanguardia, donde el Choco Lozano y Ocampo daban señales maravillosas de entendimiento con una contra llevada por el catracho y acabada por el charrúa con un disparo desviado tras una jugada que encandiló a Carranza.

El guion era el que era y rebelarse contra él podría ser negligente , pero este Cádiz es capaz de rebelarse contra lo que sea cuando el fútbol de apodera de las cabezas. Ese ida y vuelta encendió al estadio, pero el peligro sobrevolaba por la portería de Conan, que será un guerrero pero es humano. Aunque volvióa a convertirse en el héroe de Pergamino que es al salir a flote para salvar al equipo del empate tras un remate a bocajarro de Correa que el meta cadista contestaba con una mano mágica.

La ruleta seguía dando vueltas y en una de ellas encogía el corazón de los cadistas con una galopada de Carrasco que acabó con el belga en el suelo dentro del área después de la aparición de Bongonda, que miraba al árbitro con la cara del inocente doloso. El teatro de Carrasco hizo el resto y el trencilla sentenció: 'Jueguen'. Y menos mal.

Corría el 60' de partido cuando Simeone sacaba las balas de oro, Griezmann y Joao Félix , para buscar el partido como fuera aunque sin tocar la patética defensa de cinco que va a liquidar lo poco queda ya del cholismo. Mientras, Sergio esperaba porque así se lo dictaba su oponente.

Pero el esfuerzo iba notándose en la banda y Sergio tuvo que refrescar la sala de máquinas. Entraban José Mari y Alcaraz y se sentaban el amonestado San Emeterio y Ocampo, reventado. Había que aguantar como fuese y quedaba cerca de media hora con el depósito indicando la luz de reserva. Para meter algo de combustible metía a Lucas Pérez y Alejo, que daban el relevo a los desgastados Bongonda y Choco Lozano.

Con el gallego arriba en un islote, Álex de enganche y con un centro del campo con José Mari, Alcaraz y en las bandas Alejo y Sobrino encaraba el Cádiz una recta final de infarto en mitad de un Carranza convertido en un quirófano petado de locos con bufandas . Y en mitad de esa locura, Sergio intentaba poner cordura mientras veía como echaban a su ayudante por tirarle un balón a la cabeza a Joao Féliz. Nadie al aparato, salvo el técnico catalán, que se mantenía a flote con su inmaculado polo blanco que no le llegaba al cuello.

Pero como en Cádiz no se entiende de cordura cuando peor se ponen las cosas, los locos ganaron de la mejor forma que saben hacerlo. Sobrino persiguió un balón inalcanzable para originar una obra de arte finalizada por Álex, que controló orientado el pase de Espino para empalmar y batir a Oblak y medio atar en el 83' la herida.

Pero la herida no estaba cerrada. Una medio chilena de Joao Félix le daba el 2-1 al Atlético después de que Luis Hernández, en su intento por despejar, se la metiera en su portería. El gol calmó a Carranza, que se levantó cuanto antes para animar a los suyos, que cerca estuvieron de conseguir el tercero después de una internada de Alejo que culminó con un centro preciso al segundo palo para que Álex, solo, empalmase a las manos de Oblak pudiendo haber controlado. Nada que reprocharle al pelirrojo.

Y eso lo pagó el Cádiz , que veía como en el 88' el menino de oro llevaba las tablas al marcador con un disparo lejano que no vio Ledesma. Tremendo mazazo para un cadismo que bajaba del cielo en barrena. Ocho minutos de descuento parecían terminar de matar a un Cádiz herido de muerte, pero con vida. Saúl, además, fallaba solo ante Ledesma tras un control dentro del área con el que calló a la grada. A Joao Félix le dio por jugar y Alejo no medía su presión y sacaba una falta que repelía Conan de puños.

Perdonaba el Atlético , primero con un disparo centrado de Barrios a las manos de Ledesma y segundo con un testarazo del dichoso menino que se fue fuera por poco para alivio de las 18000 almas que habitaban en Carranza y que morirían en vena con el gol de Sobrino en el último segundo del partido tras una contra llevada por Alcaraz, centrada por Alejo y rematada por un chaval al que se le quiere por lo que se deja en el campo y por los goles que marca casi sin querer queriendo. Como se le quiere a él.

El VAR revisaba el gol y los corazones de una afición que se iba a la calle decidida a seguir jugando un partido que ya no tendrá fin en la leyenda de un Cádiz que este 30 de octubre de 2022 se ha hecho más grande.

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