Cádiz CF
El análisis: Un atípico fichaje de invierno
En apenas unos meses, Sobrino recuperó en el Cádiz CF la confianza perdida en Valencia y se convirtió en uno de los fijos para Cervera, que siempre apostó por él
Bordalás cuenta con Sobrino
Llegó a La Tacita de Plata cuando el mes de enero llegaba a su fin, cedido por un Valencia en el que no tenía minutos y solicitado abiertamente por Álvaro Cervera para rearmar al Cádiz CF de cara a la segunda ronda de la competición. Y la apuesta no pudo ser mejor.
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Tal fue así que Sobrino tuvo que marcharse a Mestalla de vuelta al final del ejercicio, donde le queda un año más de contrato, y es bastante probable que allí tenga las oportunidades que nunca antes tuvo como jugador che. Y es que a su excelente papel en el Cádiz CF se suma la llegada al banquillo valencianista del alicantino Pepe Bordalás, quien de inicio quiere ver al manchego sobre el rectángulo de juego porque considera que es un futbolista más que válido para su plantilla.
Y es entonces cuando se trunca el plan de un Cádiz CF que había dado con la tecla en una de sus incorporaciones de invierno. Véase el ejemplo (nada que ver con la experiencia de un desaparecido Saponjic). Cervera, a no ser que todo cambie mucho, se quedará sin su «Fernando Torres de andar por casa». Sobrino no podrá tener como 'jefe' al «Mourinho español».
Oportunidad de oro
16 encuentros, once de ellos como titular, han servido para que Sobrino se gane el cariño y la admiración de todos en tierras gaditanas. Desde el cuerpo técnico a los compañeros pasando por la directiva y la afición, que hubiera aplaudido a rabiar al jugador de Daimiel en el Carranza y lejos de él por su derroche físico de cada cita.
Y es que Rubén Sobrino, que ya dejó huella en Mendizorroza, fue en Cádiz el atacante que brilló en el Alavés antes de su frío paso por el Valencia.
El '21' del Cádiz CF recuperó en Cádiz la sonrisa y se sintió valorado. Y eso que los inicios fueron difíciles después de sufrir goleadas en sus primeros partidos como cadistas ante Real Sociedad (4-1) y Athletic (0-4). Hasta que llegó su debut como titular en el Camp Nou, el penalti que le hizo Lenglet en el alargue para que Álex firmara un empate histórico (1-1). Desde entonces se convirtió en titular indiscutible e intocable para Cervera. Se lo había ganado.
En definitiva, un periodo más que fructífero en el que Sobrino demostró versatilidad al jugar en diferentes zonas del ataque (fue delantero y también extremo), sacrificio, pundonor, velocidad y desborde. Además entendió desde el minuto uno que la lucha jamás se negocia.
Si algo se le puede achacar es su falta de gol al ser un delantero, pero metió el que dio la permanencia virtual en Los Cármenes ante el Granada. Fue su colofón a una etapa extraordinaria en la que tuvo que lidiar con momentos difíciles como el episodio Cala-Diakhaby, situado en mitad de un fuego cruzado.
¿Su futuro? Aunque parece algo más claro, aún está por resolver...
