Atlético - Cádiz
Derrotados pero muy vivos (2-1)
Ledesma y el VAR se alían con la victoria de un Atlético que sufrió el dominio de un Cádiz que no mereció perder
Ya se sabe que las imágenes no valen de nada si el resultado es adverso, pero en este Cádiz claro que vale porque se le pedía enjundia, ambición y juego. Y todo ello lo dio el once de Sergio en un Wanda donde todo un Atlético tuvo que pedir la hora y servirse del otro fútbol para frenar a un volcán que desde lo más profundo de la clasificación se niega a ser enterrado.
Derrotados pero para nada muertos. Porque el Cádiz mereció mucho más de lo que ofrece un resultado en el que Ledesma, con un error grosero y otro de manual, se convirtió en el principal aliado del Atlético. Después también apareció el VAR para dejar en amarilla lo que en directo fue una roja. Todo en orden. Al monitor siempre se va cada vez que el damnificado puede ser el Cádiz.
Si no estaba cantado, sí al menos se podía intuir que Sergio iba a 'acerverarse' en el Wanda y aunque no contaba con dos extremos como Salvi (lesionado) y Alejo (sancionado) se presentó ante el vigente campeón con dos líneas de cuatro y una delantera con Negredo y Lozano para jugar a la contra contra el rey de las contras. Volvió a olvidarse de la defensa de cinco y apostó de inicio por el mismo sistema que con el que comenzó a poner las primeras piedras de su parroquia.
Qué maravilla es tener a un futbolista con un cañón en sus manos como Luis Hernández. Porque en solo dos minutos, dos, el Cádiz ya había pisado, con balón, el área rojiblanca hasta en cuatro ocasiones. Tres como consecuencia de sus saques de banda y otra como producto de uns saque de esquina provocado por lo anterio. Y en cambio, qué desasre supone tener a un portero que va de líbero sin serlo. Ledesma acudió a su cita anual con sus pifias el Wanda y le entregó en bandeja en el minuto 3 a Joao Félix un gol que sepultaba las ilusiones cadistas. El meta argentino, como si estuviera con sus sobrinos, osó jugar la pelotita como el que juguetea con un boli ante la presencia del portugués, que aprovechó el detalle y adelantaba al Atlético en su primera llegada involuntaria al área. La cagada ya estaba hecha, pero para colmo el de Rosario se venció hacia el lado opuesto del que debía. Vamos, un pack de lo más completito. Vaya mazazo.
El gol no varió los planes de Sergio, que puesto a leerse el librito de su antecesor en el cargo, mandó a los suyos a mantenerse en el partido todo lo que pudieran pese a ese ingrato resultado como cate entrada. Y la verdad es que tras ese jarro de agua fría inicial, los amarillos no le dieron la espalda ni al balón ni a la presión, la que ejercían en el área de Oblak cuando le tocaba sacar de fondo al meta esloveno.
De hecho, los de Sergio tuvieron una clara pasado el cuarto de hora. Negredo se adentró en el área rival pero su centro atrás con la derecha no encontró rematador. La jugada siguió tras el rechace de la zaga colchonera y fue el Pacha Espino el que con un zurdazo desde fuera del área casi encuentra la escuadra.
No se descompuso para nada el Cádiz, que al aviso anterior le añadía un juego hilvanado y sin complejos algunos por mucho que estuviese ante un buen Atlético en un Wanda volcado con los suyos. Así, volvía a avisar al Atlético tras un disparo a bote pronto de Negredo tras una asistencia del Choco Lozano poco antes de la media hora de juego.
Y seguía el Cádiz. Esta vez Sobrino era el que se hacía con un balón gracias a la presión de lo suyos y lo llevaba con verticalidad hasta la frontal del área, donde se detuvo para girarse y a la media vuelta y algo forzado chutase a puerta aunque sin inquietar mucho a Oblak, que siguió con la mirada un balón que salió de fondo.
El VAR, otra vez en contra
El Cádiz estaba de dulce. Bien plantado, mejor posicionado y cercando el área de Oblak en cada balón que se jugaba. El gol solo estaba haciendo mella en el resultado, que no era poco pero sí una pena. Alcaras era el relojero de un equipo que se movía con la excatitud de un cronómetro. Pero en frente no estaba un cualquiera, estaba todo un Atlético de Madrid con un entrenador muy enfadado en el banquillo. Y más que se iba a enfadar después de ver como su equipo, leñero donde los haya, se iba quedando con uno menos tras una entrada muy peligrosa de Reinildo sobre Alcaraz cuando el cadista ya se preparaba para organizar un nuevo ataque. Aparecía el VAR y el trencilla reculaba. Otra vez la tecnología se ponía al servicio de todos menos de los amarillos .
Este nuevo revés tuvo una genial respuesta en forma de continuidad en el juego al margen de las decisiones, las puñeteras decisiones arbitrales. Y si hay Dios en esto del fútbol se presentó en el Wanda para hacer lo que se niegan a hacer los de negro. Por eso, el barbas le dio un toquesito a la balanza para equilibrarla con un testarazo en el 45' de Negredo a centro de Espino con la derecha. Era justo y necesario.
Al salir de los vestuarios, el Cholo dejaba en los mismos a Koke y daba entrada a Koke para darle mayor intensidad a un centro del campo que estaba siendo amarillo. Por su parte, el Cádiz seguía a lo suyo y lo suyo no era otra cosa que seguir creciendo. Como Idrissi, que lo primero que hizo fue intentar sorprender desde la banda izquierda y a pierna cambiada con un derechazo que escupió el meta local.
El Atlético seguía estando incómodo y lo demostraba su juego subterráneo. Y el que no era por tierra también era por aire porque el trencilla le perdonaba la segunda al mozambiqueño Reinildo, que le soltaba el brazo a Sobrino en un salto.
Nuevo fallo de Ledesma
Pero el Atlético, que en el 60' había metido en el verde a Luis Suárez y Correa por Griezzman y Carrasco, seguía con pólvora y lo demostraba en el 65' con un gol trenzado entre Correa y Llorente con la colaboración de Suárez. El disparo de Correa lo repelía al centro Ledesma y De Paul aparecía para batir al meta cadista, que por entonces aún andaba por el suelo. Nuevo error.
Un nuevo varapalo para el equipo amarillo, que de nuevo volvió a darle al mazo. Así, lo intentaba por banda Sobrino para forzar un córner que era cabeceado al exterior de la red por Chust.
Sergio movía su banquillo y metía a Lucas Pérez y Álex por Sobrino San Emeterio. No había otra que volcarse y a eso se dedicó el Cádiz, que cerca estuvo del empate tras un centro de Idrissi mal despejado por la zaga colchonera y que recogía Luis Hernández de media volea para ver como Giménez sacaba el balón bajo palos evitando el empate.
Con todo se iba el Cádiz a una guerra que se estaba perdiendo de manera injusta. Alcaraz lo intentaba de lejos pero su disparo no encontraba puerta y se iba alto.
El partido se iba calentando a medida que se llegaba al final y el pato lo pagaba el canterano local Serrano, que iba con sus tacos por delante para derribar a Álex y ver la roja en el 87'. Pero el Cádiz, fiel a la mala forma en la que gestiona los últimos minutos de partidos en los que teóricamente es superior tanto en ideas como en número. Solo Idrissi lo intentó con un disparo desde el vértice del área pero que estaba bien tapado por Oblak antes de acabar en el exterior de la red.
Apenas hubo tiempo en el corto descuento para marrullerías colchoneras y poco más ante un Cádiz que cayó con la impronta de un equipo que se niega dejarse intimidar por un 'Tourmalet' que comenzó como decía la teoría pero no la lógica de un partido que tuvo que darle más a los gaditanos.
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