Athletic - Cádiz

Athletic - Cádiz (Previa) Una petición para La Catedral: Vuelvan alegres y confesados

Los pupilos de Cervera acuden a San Mamés con la fe de retomar la esperanza que parte de la afición cree que su equipo deprimido ha perdido

Dónde y cuándo ver el partido

Enrique Ortiz bromea con Salvi en un entrenamiento en el que bajó al césped junto al otro secretario técnico, Jorge Cordero. a. v.

Alfonso Carbonell

Escuchar una rueda de prensa de Álvaro Cervera este año no es lo más aconsejable para un cadista que quiera animarse. Las palabras del entrenador andan a caballo entre la depresión y la cruda realidad, por eso -y aunque no llegue a mentir- debe cambiar algo ese talante si quiere levantar la moral del grupo.

«Si comparamos esta temporada a la pasada no somos mejores en nada» , ha comentado sin anestesia en la previa del encuentro de esta noche en San Mamés. Y es que el entrenador cada vez que puede es partidario de ver el vaso medio vacío en vez de lleno cada vez que hace un pequeño balance. Ni que decir cuando analiza la situación.

Sus declaraciones siempre van en una dirección y no da puntada sin hilo . Su realismo siempre ha sido el mismo, como su sinceridad. No parece cambiar y se agradece, pero ha llegado un momento en el que le vendría mejor ser algo más asertivo, más cercano, más empático, sobre todo, para poner más cosas en valor y menos en los eternos debe de una plantilla que no quiere el balón porque según su entrenador le iría peor. Sus chicos andan cabizbajos y él debe saberlo. El golpetazo anímico en Villarreal no debe ser fácil de gestionar por un vestuario acostumbrado a la alegría y que ve como este año las cosas se están torciendo casi que desde el principio.

Cervera no está bien. Su rostro preocupado es evidente en cada partido, en cada comparecencia pública. Apenas sonríe y si el fútbol es un estado de ánimo (Valdano dixit), el Cádiz está apañado .

Muchos han sido los sucesos para que este año todo sea más oscuro. La lesión en el Trofeo Carranza de José Mari avanzaba la sucesión de golpes que vendrían a continuación. El faltal descuento en casa ante el Osasuna con el que se evaporaron los tres puntos. La mala imagen en Vallecas y la posterior marcha nocturna. La rajada de Cervera y el castigo a los siete implicados dejándolos en la grada en el Cádiz-Valencia. La división, ruptura y divorcio con bronca incluida entre presidente y entrenador. Porque los dardos que se lanzan uno y otro no ayudan a cerrar la apertura de una grieta en el vestuario. Y eso que cuando el once amarillo sale al campo se le ve unido, sacrificado como siempre pero con enormes fisuras tácticas. Y para colmo, la suerte ha abandonado al equipo que dejó de venderla debido al Ministerio de Consumo. Está la cosa muy chunga y eso es lo que se respira en un equipo que para este viernes va a la Catedral con una petición de su sufrida afición. Que vuelva unido, contento y confesado de tanto pecado.

Más alegría, por favor

Eso, incluso quizás más que el resultado, es ahora mismo lo más importante. Ese factor anímico que parece que no juega, pero es lo que más hace jugar a este equipo. Jugar a su forma, claro. La unidad, el compromiso al sistema. La lealtad a un entrenador que parece que hay días que no la quiere. «No me representan», llegó a decir de siete jugadores de su plantilla. Esa jerarquía es importante, pero quien sabe si lo es más la fidelidad y la felicidad de tus muchachos. Andone parece que no lo es. No jugó ante el Mallorca y ni siquiera ha viajado a tierras vascas.

Cervera intuye que cada vez pierde más fuerza su guardia pretoriana, entre otras cosas porque ni José Mari ni Cala están en el campo y eso ya se sabe que es vital para mandar en la caseta. Las cosas no salen y el jefe al mando no parece tener las dotes del psicólogo que este equipo necesita como el comer.

Hoy toca visita a La Catedral, de los estadios más bonitos del país. Hoy toca que los chicos se diviertan jugando al aburrido juego de su entrenador. Es difícil cuando las cosas no ruedan, pero parece que es la única manera de empezar a creer. Pero para creer hay que tener fe. Y también otra cosa importante: Tener, sentir, saber que cuentan con el aliento de un entrenador que debe moldear su discurso si no quiere terminar de destruir la moral de sus pupilos.

La petición de la hinchada, además de poder rascar algún puntito, es clara. El equipo debe volver alegre y confesado. Tiene que recuperar la fe, hacerlo con trabajo y unirse sin ‘peros’.

Para ello, para recuperar la sonrisa, Cervera alineará a un once que no debería distar del siguiente con Ledesma bajo palos. Haroyan regresa tras cumplir sanción y jugará en el eje de la zaga junto a Víctor Chust. Los carrileros serán Iza y el Pacha ‘caballo loco’ Espino. Fali volverá a adelantar su posición ante la baja del sancionado Alarcón. Junto al ex del Nàstic se situará Jonsson, de enhorabuena tras regresar a las convocatorias de Dinamarca. Las bandas serán para Salvi, que volvería al once en detrimento de Chapela, y Perea. Y arriba, quien sabe si Cervera lo hará de una vez, no estará Sobrino para dejar a la dupla Negredo-Lozano.

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