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Una lección aprendida
No es la primera vez que el cuadro de Sergio recibe un correctivo en un buen momento, al igual que el equipo ha demostrado saber reponerse tras malos partidos
No es la primera vez y tampoco será seguramente la última que el Cádiz CF reciba un correctivo como el que sufrió este pasado sábado ante el Athletic Club en San Mamés. Un partido para olvidar pero aprender sobre todo, un encuentro en el que el equipo de Sergio ofreció una versión totalmente irreconocible a la par que inesperada. Nadie pensaba que viendo como estaba el conjunto gaditano podía jugar así el partido ante el cuadro vasco.
Un encuentro donde el cuadro de Sergio no estuvo bien en casi ningún momento. Salvo los primeros quince minutos en los que más o menos mantuvo el tipo, el resto del choque fue un querer y no poder, o ni eso. Por momentos se vio incluso una desidia que no hizo más que dañar la imagen de un Cádiz que llegaba impoluto a la catedral del fútbol. Un desastre en definitiva totalmente inesperado.
Sin embargo, partidos como este de San Mamés se han dado ya, por desgracia, en varias ocasiones. La pasada campaña el Cádiz fue capaz de combinar grandes partidos con otros muy malos. El mayor ejemplo fue la abultada derrota en Vallecas de la pasada campaña, a finales de octubre, para luego ganar en Carranza a todo un Atlético de Madrid con un tanto casi al final de Rubén Sobrino. Momenos malos a los que han acompañado otros buenos y viceversa.
Y quizás ahí esté seguramente la gran virtud del cuadro de Sergio, su recuperación. Para empezar porque el entrenador cadista es de la escuela de técnicos que prefiere no hacer leña del árbol caído. Ha sido jugador hasta relativamente poco y entiende que al futbolista hay que dar el palo más dentro que fuera del vestuario, pero siempre con tranquilidad. Decir las cosas que están mal pero sin cebarse con nadie. Sergio habla sin paños calientes pero siempre dando la de arena.
«Nos hemos empachado de azúcar pero estoy seguro que nos vamos a recuperar de esto». Decir lo que está mal pero sin ahondar en la herida, todo lo contrario, buscar pronto una solución a lo que no se ha hecho bien. Y es que si en algo destaca Sergio es en su labor psicológica con los jugadores, tratar con los futbolistas de una manera cercana y amable sin que vean en él una persona autoritaria, todo lo contrario.
Con todo, lo de San Mamés es una lección más que aprendida en este Cádiz. Una manera de poner los pies en el suelo cuando mejor se está y recordar que el trabajo debe estar presente en todas las jornadas del campeonato. Si la pasada campaña el Cádiz fue capaz de combinar partidos malos con buenos es porque el equipo tenía la capacidad de fortalecerse pero también de debilitarse cuando no está concentrado al cien por cien.
Más ejemplos, el partido en Villarreal en la recta final de la temporada pasada después de ganar en casa a equipos como el Valencia. El cuadro cadista es un conjunto que se tiene que fortalecer de manera constante y ahí el entrenador juega un papel clave.
Y para rematar el análisis habría que tener en cuenta que muchos de los accidentes como el ocurrido en San Mamés se suelen dar lejos de Carranza. Parece que al conjunto cadista le cuestas más cuando sale de su zona de confort, su estadio. Muchos de los encuentros malos de solemnidad de este Cádiz se han dado a domicilio cuando no se encuentra con el apoyo mayoritario de su afición. Sea como fuere, el Cádiz ha demostrado la capacidad de levantarse ante los golpes y eso es sin duda un enorme valor añadido para un equipo que debe luchar por salvarse en Primera División.