Cartagena - Cádiz
'Ladran, luego cabalgamos' (1-2)
Un Cádiz incierto vuelve a hacer caja a domicilio con un nuevo doblete de Chris Ramos y una nueva aparición estelar de Iván Alejo en Cartagena
Otra caja a domicilio y otra hecha gracias a los mismos. Otra vez Chris Ramos e Iván Alejo se convertían en los jugadores más desequilibrantes a pesar de tantos pesares que siguen escuchando el gaditano y el vallisoletano. El equipo sigue caminando entre la incertidumbre de un juego aún por resolver, pero al que le viene de perlas que se vayan sumando puntos para que los hombres de Paco se vayan montando en la peligrosa atracción que trae el valenciano con mayor confianza de la que partieron.
Y si la tranquilidad de poder trabajar bajo la calma de los resultados está llegando a El Rosal lo está haciendo gracias a dos hombres que, en teoría, no deben representar esa filosofía de juego que pregonan los seguidores de Paco López. Pero el técnico de Silla de tonto no tiene un pelo y sabe que en esta ocasión en su librillo habrá de hacer un hueco, ya se lo han hecho, a dos hombres que están en Segunda únicamente porque el resto de sus compañeros no dieron lo que ellos siguen dando. 'Ladran', le dirá Iván. 'Luego cabalgamos', le responderá Chris. Y es que esa conversación pueden seguir teniéndola tranquilamente dos hombres que tienen tantos detractores como seguidores. Qué cosas.
No jugó mal en su inicio de partido el Cádiz ante el Racing de Ferrol, que este pasado sábado veía como se lo explicaba el Albacete en A Malata con 1-4 que ponía bajo sospecha el 0-0 de Carranza. A pesar de ese buen arranque, Paco López es consciente de que debe seguir puliendo mucho de un once que sigue en su búsqueda. Quizás por ello introdujo dos nuevas caras (Ontiveros y Glauder) en detrimento de Fali y Sobrino, dos nombres y hombres con sabor a rancio.
Salió algo más decidido el Cartagena, lo que era lógico dadas las circunstancias que acosan al Chupete Abelardo, que salía con el ultimátum sobre la mesa. Y por eso mismos, los albinegros comenzaron presionando en alto complicándole la vida a San Emeterio en las primeras salidas de balón amarillas.
Y convencido de ello, el Cartagena no esperó demasiado para llevar el peligro al área de David Gil. Y lo hacía de las botas de un excadista como Jairo Izquierdo, que en el primer cuarto de hora se dejó notar. Primero con un centro a Ortuño al que Glauder opuso resistencia mandando a córner; segundo con una jugada individual en la frontal del área que, tras zafarse de dos defensas amarillos, acabó picando el balón por encima del meta cadista pero sin encontrar puerta; y tercero con un carrerón de 50 metros que le hizo dejar atrás a Ocampo y Matos, pero no a Glauder, que olió muy bien el pase de la muerte a Luis Muñoz del tinerfeño, que no se atrevió a fusilar cansado de la galopada que llevaba en lo alto.
No pintaba nada bien este gran arranque del conjunto departamental, que aunque no había probado aún a David Gil se le veía más activo que un Cádiz que dejó pasar ese primer cuarto de hora para ponerse manos a la obra.
La reacción no se hizo esperar y salió de uno de los hombres de lo que más se espera esta campaña, Ontiveros, que dio un pase al espacio a Chris Ramos para que el gaditano calentase con una carrera en la que no pudo buscarse bien el sitio que le tapó en el disparo Aguirregabiria. Entraba en escena el Cádiz. Y ya era hora.
Corría el 17' cuando de nuevo Ontiveros, esta vez sin necesidad de nadie, cargaba su pierna derecha desde fuera del área y por banda izquierda para mandar su zurriagazo al travesaño; el rechace le llegó a Iza, que no se lo pensó dos veces y centró para que Escalante hiciera girar su cabeza con maestría para conseguir el primero de no ser por la genial estirada de Pablo Campos, que comenzaba a sufrir cómo se las gasta el ataque amarillo.
De nuevo, Chris Ramos
Lo cierto es que el partido estaba muy alegre y demasiado abierto si le preguntasen a los entrenadores. Y llegó el 21' y una acción ofensiva cadista teóricamente no dañina hasta que aparece Chris Ramos por la línea de fondo para guisarse y comerse él solito un gol como anteriormente se comió la pelota el central Jorge Moreno, que cuando se dio cuenta ya estaba abrazando sin derribar al Zlatan de La Laguna, que definía a la perfección ante Campos.
Controlaba el Cádiz, que se servía del talento de Ontiveros para templar el ritmo del juego, pues igual retenía la bola que la hacía circular con ligereza. Las contras del Cádiz eran tan peligrosas como defectuosos los repliegues de la zaga departamental. De hecho, un pase de Ocampo a Chris Ramos se fue demasiado lejos cuando el gaditano estaba completamente solo ante el meta local.
Pero a pesar del relativo control del Cádiz, el Cartagena merodeaba con cierta frecuencia el área de David Gil, si bien es cierto que en ninguna de esas acciones finiquitaba las jugadas. Además, entre medias, siempre aparecía el desparpajo amarillo. Como en el 41', que Ocampo, resbalándose y desde el suelo, asistía de maravilla a Escalante, que cruzaba demasiado el balón en una posición ya de por sí sin mucho ángulo.
Parecía irse con tranquilidad el once amarillo al descanso cuando, ya en el descuento, el árbitro se tragaba una falta inexistente de Escalante sobre Ortuño que ejecutaba Andy para que David Gil, con palomita incluida, salvara los muebles justo antes de que llegase el descanso.
Y de Andy a Andy, que fue el primero gastar de nuevo los guantes de David Gil, que salió tan enchufado a la reanudación como se fue al descanso y sacaba las telarañas para impedir un gol olímpico del zurdo cartagenero.
Susto para empezar la siesta
Y del susto de Andy a otro más serio porque el árbitro señalaba penalti tras un pisotón tan inocente como injusto de San Emeterio sobre Luis Muñoz, que sabedor de lo irreal de este fútbol 3D se iba al suelo como un soldado en Vietnam. Cuando ya Ortuño mimaba el balón para colocarlo en el punto de penalti el VAR le soplaba a Fuentes Molina que el actor Luis Muñoz había entrado tarde en escena. Vamos, que partió de fuera de juego antes de que Fede lo 'matase'. Así que jueguen, jueguen.
Pasaron algunos minutos más hasta llegar al 47' para volver a ver en acción a Luis Muñoz, que se dejaba de dramas y hacía lo que mejor sabe hacer: jugar. El malagueño recibía a 35 metros de la portería de David Gil, avanzaba unos diez mientras se quitaba de en medio a Alcaraz y se sacaba de la manga un chutazo que sorprendía a todos para empatar el partido.
Paco López, desde una cabina de la tribuna, intentaba despertar de la siesta a los suyos sentando a Ocampo y Alcaraz y metiendo a Iván Alejo y Álex Fernández con más de media hora de juego por delante.
Contra las cuerdas el Cádiz, intentaba salir de la esquina, pero lo hacía a destiempo y mal porque volvía a ser pillado desprevenido en una contra que no fue a más por culpa de un pase muy corto de Hugo González a Jorge Moreno y, después, por la mano que sacaba David Gil al disparo del segundo. La enésima contra recibida volvía a evidenciar el tremendo desajuste defensivo que sufre el Cádiz cuando se tiene que volver.
Los cambios hicieron su función y el Cádiz salió de su letargo. Y otra vez en ello tuvo buena parte de culpa Ontiveros, que a base de centros dio algún que otros susto a Pablo Campos. Pero la gasolina del malagueño se acabó en el 74', minuto en el que se fue el banquillo junto a San Emeterio para que entrase Sobrino y el perdonado Kouamé, que lo primero que hizo fue llevarse una amarilla por una patada a destiempo. ¡Qué chico este!
¡Pero para chicos, los de siempre, los más criticados, los más señalados, los mejores del Cádiz! Corría el minuto 79 cuando los de amarillo armaban un ataque de izquierda a derecha. Escalante abría más a Alejo, que en su primero intento fallaba, pero al rechace se mantuvo firme, hierático ante su rival, que cuando lo dejó dormido le sorprendía saliendo por su izquierda para envolver un caramelito cabeceado en la boca de gol por el de siempre, que festejaba el gol con lo suyos llevándose los dedos a lo oído. 'Ladren, pues cabalgamos'., se dirán entre ellos. Y con razón.
La tuvo al poco tiempo Dani Escriche para empatar, pero la zaga amarilla controlaba el asunto. Poco a poco, los de Abelardo se iban rompiendo a medida que el Cádiz crecía por momentos entre los escombros de un equipo destrozado. Así, pudo llegar el tercero tras una pifia de Jorge Moreno de la que se beneficiaba Chris Ramos, que llevando el balón hasta la meta contraria fue perdiendo velocidad para ganarla Moreno, que le rebañaba el balón con dureza arreglando su error.
Al poco del llegar al 90', un centro bombeado de Alejo era cabeceado en el segundo palo por Chris Ramos, que desde el suelo veía como el central Sipcici despejaba con Pablo Campos batido.
Ocho minutos le regaló el trencilla a un Cartagena herido de muerte y con su público en desbandada. Y sí, se gustó hasta Kouamé, que asistí con talento a Mwepu, que por poco bate por bajo al meta local, que anteriormente también le había sacado otra a Sobrino.
Ni inquietaba ni podía hacerlo el Efesé, que solo pedía la hora para desangrarse en la intimidad de un vestuario donde llegaría el Cádiz con la sonrisa en la cara tras haber hecho nuevamente caja a domicilio.
Ver comentarios