Cádiz CF

Fueras de juego fantasmas en la portería del horror

El Cádiz CF volvió a sufrir la anulación de un gol por un motivo que, en directo, resultaba inexistente

La portería del fondo norte de Anduva, una enemiga más. L. V.

Alfonso Carbonell

Cádiz

El cadismo le tiene tirria al estadio Anduva por motivos lógicos. La primera vez que el equipo amarillo jugó en Miranda de Ebro no trae muy buenos recuerdos ya que se remonta a la temporada temporada 10/11, donde se produjo un atraco de guante blanco dado que se anuló un gol como el que come pipas y el partido se siguió jugando como si nada.

Fue con ocasión de la primera eliminatoria de la fase de ascenso a Segunda a la que el Cádiz CF de Jose González había llegado como cuarto clasificado. Todo empezó de la mejor manera posible puesto que en el encuentro en Carranza los amarillos se impusieron 2-0 en lo que era un marcador de lo más favorables para los intereses gaditanos dado que en aquel tiempo los goles fuera de casa valían doble en caso de empate. Los tantos fueron marcados por el lateral Cifu y el delantero sevillano Alberto Moreno en el minuto 5 y 83, respectivamente. Dos goles psicológicos que hacían pensar que la primera ronda estaba ya superada, pero no fue así.

La mañana del encuentro de vuelta amaneció soleada hasta que poco antes del choque de vuelta comenzó a caer la mundial. A pesar de ello, el Cádiz CF aguantó el tirón inicial del conjunto jabato entrenado entonces por Carlos Pouso y liderado por un Pablo Infante que ya maravilló al país en una ronda de Copa del Rey. Eran tan pocas las confianzas en Miranda de Ebro que incluso los siempre amables anfitriones ya le deseaban lo mejor a los cadistas que se habían desplazado, sin embargo, las cosas iban a cambiar al final de la primera parte. Pero antes, el colegiado Ruiz Bada decidió anular un gol a Juanse que a día de hoy se desconoce el motivo ya que el cabezazo del entonces jugador cadista fue limpio y estaba completamente solo al recibir un centro desde la banda izquierda que nadie protestó en todo el estadio. ese gol, claro está, silenció el graderío, que se vino arriba en cuanto el árbitro anuló el gol cuando su linier de banda ya estaba en el centro del campo dando por bueno el centro, el remate y el gol que no subió al marcador ante la perplejidad del banquillo cadista, que, incrédulo, no protestó todo lo que debió protestar producto del desconocimiento y la rapidez con la que el Mirandés puso el balón en juego. Fue tremendo, la verdad. A los pocos minutos, el Mirandés acortaba distancias y se iba al descanso con un ambiente de euforia que terminó al final con la remontada a pesar del gol de Pachón en el 82' a centro de Raúl López. Dos goles en cinco minutos finiquitaron al equipo de un entrenador, Jose González, que explotó en rueda de prensa. «Yo voy a seguir en Segunda B. pero este la va a mamar también», gritó ante los medios con razón. Por supuesto, también fue en la portería de gol norte donde el Mirandés efectuó su remontada ante un Álvaro Campos de nuevo ausente.

Pues bien, ya ha llovido desde entonces y otra vez ha vuelto a ocurrir algo similar en la misma portería donde Juanse Pegalajar adelantaba sin poder hacerlo a los de amarillo. Esta vez le ha tocado el turno a Javier Ontiveros el pasado sábado. Ahora, con la aparición del VAR, al menos se sabe el motivo: la posición milimétrica e incorrecta de Matos antes de ceder el balón al jugador malagueño. La imagen congelada no despeja todas las dudas. Y es que, al igual que en 2011, el golazo de Ontiveros fue inapelable e incontestable en la grada de Anduva, que volvió a venirse arriba con el 'sorpresón'. Otro.

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