Cádiz Cf

La imborrable huella de Alberto Cifuentes

El manchego es una figura imprescindible para entender el éxito del Cádiz CF que ascendió de Segunda B a Primera División

Alberto Cifuentes, junto a Fali, el día de su debut en Primera L.V.

Pablo Vallejo

Tenía 36 años y una experiencia interminable en el fútbol español. Albacete, Dos Hermanas, Mallorca, Ciudad de Murcia, Rayo Vallecano, UD Salamanca, Real Murcia y Lorca FC servían como esperanzador justificante en el currículum de Alberto Cifuentes. El fútbol, que lo había llevado a la aventura de la liga polaca como jugador del Piast Gliwice, le tenía guardado al guardameta manchego una segunda juventud en la Tacita de Plata de la mano de Álvaro Cervera.

Con carácter, experimentado, seguro bajo palos y conocedor de como se las gastaba una categoría tan cruel y complicada como era el tercer escalón del fútbol nacional. Alberto Cifuentes es una de esas figuras que, con el paso de los años, el cadista valorará tal y como merece. Su etapa como técnico del Mirandilla, en la que, al fin y al cabo, ha logrado el objetivo de la permanencia durante tres años consecutivos, ha nublado de cara a la galería un exitosísimo ciclo defendiendo la portería del Cádiz CF. Con 36 años, el manchego iba a vivir en tierras gaditanas lo que el fútbol le había privado a lo largo de toda su carrera. Una segunda juventud como futbolista que comenzaría en el barro y el fango de la ya extinta Segunda División B y sellaría su punto final en la aristocracia y en la cima del balompié español.

Un viaje con primera parada en el Colombino un 22 de agosto de 2015 y con última estación en la élite. El 27 de septiembre de 2020, en un duelo contra el Sevilla FC, Alberto Cifuentes se despedía del fútbol, habiéndose convertido una semana antes en noticia nacional. Álvaro Cervera le dio al manchego el merecido premio de debutar en Primera División, y el guardameta se bautizaba, con 41 años, en el debutante más veterano de la historia de la máxima categoría del fútbol nacional. Lo hacía ganando y dejando la portería a cero en la victoria cadista ante el Huesca en El Alcoraz. Casi nada.

209 partidos en su haber como guardián del Cádiz. Indiscutible en el ascenso a Segunda, vital durante la exitosa etapa en la categoría de plata e intocable en el posterior ascenso a Primera División. Un guardameta que ofreció liderazgo y estabilidad a una posición tan ingrata como es la portería. Regular en su rendimiento, es muy difícil recordarle algún error durante los cinco cursos que defendió la meta amarilla. Colgó los guantes alcanzado por la ola de Conan Ledesma, se echó a un lado y pasó a integrar la dirección deportiva de la entidad. Del debut que tanto había soñado al punto final en su carrera en apenas dos semanas.

En febrero de 2021 relevó a Juanma Pavón y asumió las riendas del Mirandilla, donde ha sido muy criticado durante las tres temporadas y media en las que ha dirigido al filial. 114 encuentros en el banquillo y tres permanencias in extremis como palmarés. Una etapa como técnico que ha oscurecido su imborrable huella como guardameta del Cádiz CF. Con el paso de los años, Cifuentes tendrá en la Tacita de Plata el respeto que merece un guardameta que fue una pieza fundamental para entender el éxito en la historia reciente de los amarillos. Un portero que, sobre el césped, ha permitido con sus paradas que el club disfrutase del ascenso desde una categoría que se le atragantaba a la entidad a otra que era inimaginable en aquel momento para todos.

Es difícil no despedir a Alberto Cifuentes, ya sea con los datos o con el corazón cadista en la mano, con un «gracias». Que menos. Ahora, el manchego busca nuevas experiencias tras una etapa de nueve años en Cádiz. «Ha sido una experiencia mágica en la que he podido vivir cosas increíbles que nunca hubiera imaginado cuando llegué aquí con 36 años», escribía en su carta de despedida. Mucha suerte, capitán.

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