Fútbol
El 'hat trick' de los Barrios por el fútbol europeo
Los cetreros gaditanos Juan Bernabé y Víctor Barrios hacen vibrar a las aficiones de Benfica, Lazio y Ludogorets
«A mí me hizo cetrero Félix Rodríguez de la Fuente», decía a un noticiero andaluz en 2009 Juan Bernabé Barrios, para explicar como se convirtió en cetrero un gaditano nacido en la Alameda de Cádiz y criado en una familia llena de «locos de los pájaros» que aprovechaban los fines de semana en Chiclana para acercarse bien de cerca al mundo rural. Y en esas que su padre, a los ocho años, le regaló un cernícalo. Fue el principio de una historia que se ha disfrutado en los estadios de Benfica, Lazio y ahora Ludogorets, clubes todos en el que un águila domina el escudo.
Pero antes de ello, Juan montó su propia empresa y en 2003 recibió la llamada del Benfica para hacer planear sobre el estadio Da Luz del Benfica a su águila canadiense, el símbolo del Benfica de Lisboa, equipo conocido como 'las águilas'. En el conjunto lisboeta, en cuyo escudo reina dicha ave, se hizo tan famosa que sirvió de reclamo turístico durante la Eurocopa de 2004. Sus vuelos con Vitória abrían los partidos en el Estadio Da Luz desde 2003 hasta 2010, año en el que recibió la llamada de la Lazio para hacer lo mismo en el Olímpico de Roma.
Fue en la capital italiana donde también saltó a los medios después de hacer el saludo fascista ante los ultras del club celeste al tiempo que vitoreaba '¡Duce!, ¡Duce!' en referencia a Benito Mussollini. Fue sancionado por ello y no se escondió de opinar que se considera un seguidor tanto del dictador italiano como del caudillo Franco es España. «He nacido en el ejército, vengo de una cultura de derechas. Apoyo a Vox, como varios futbolistas amigos míos, y estoy orgulloso de ello. Lo hice y no me arrepiento porque admiro a Mussolini. Hizo grandes cosas por Italia, como Franco las hizo por España. Admiro a los dos y estoy orgulloso de ello», afirmó el adiestrador al periódico italiano 'Il Messaggero'. En la Lazio duró poco debido a la sanción que se le impuso y, acto seguido, el club tuvo que despedirlo en octubre del 21 y se vio obligado a lanzar un comunicado denunciando el comportamiento de su cetrero, el mismo que años antes limpió de palomas el Alcázar para la boda de la infanta Elena.
Los que no entiende de política, o sí, son sus águilas. Y con su adiestramiento se gana la vida mientras hacía disfrutar a las aficiones de los clubes anteriormente citados. Una vez dejada atrás Vitória pasó a hacer planear sobre el estadio romano a Olimpia, que es el nombre de la mascota del club italiano. «Me fui del Benfica porque pasaron cosas que no eran normales pero espero que algún día Victoria pueda volver a casa», dijo a As en su momento sobre la imagen del equipo luso, que tenía entonces 15 años, una edad muy temprana puesto que estos animales tienen una esperanza de vida de 80.
Ya en Roma, bajo la tutela de Olimpia, a Juan le comenzó a llegar más trabajo puesto que los directivo de Ludogorets, en un encuentro ante la Lazio, presenciaron el vuelo de la mascota celeste y pensaron que había que hacerlo en su país, Bulgaria. Dicho y hecho. El club, que también tiene a un águila como símbolo en su escudo, no se lo pensó dos veces y se puso en contacto con la empresa de Bernabé, que mandó a la fría Razgrad a uno de sus colaboradores. Allí, en el noreste de Bulgaria, a aproximadamente 70 kilómetros de la frontera con Rumania, hay un hombre feliz, un gaditano de 58 y hermano del pionero en esto de planear aves sobre los estadios.
Su nombre es Víctor Barrios y es hermano de Juan, que no dudó en convencerlo para que se fuera hace cinco años a hacer lo mismo que en antes hizo en Roma y Lisboa. Esta semana Víctor ha vuelto a ser noticia en España por la visita del Athletic Club de Bilbao.
Víctor Barrios, cetrero gaditano del Ludogorets, rival del @AthleticClub:
— Fútbol en Movistar Plus+ (@MovistarFutbol) November 7, 2024
🦅 "Hoy vamos a ponerle a Fortuna dos cintas negras por las víctimas de Valencia. Las llevamos en el corazón". #LaCasaDelFútbol #UEL pic.twitter.com/kTzlv522SO
El campo del Ludogorets es conocido como el Nido de las Águilas y allí que está Víctor Barrios la mar de contento desde hace cinco años. Estos días atendió a los compañeros de El Correo y así acercaba lo que es trabajar con un águila. «Este tipo de águila de naturaleza se alimenta del zorro ártico y la liebre ártica porque vive en zonas muy frías. Es muy difícil hacerle volar en el estadio, sobre todo porque las águilas cuando cae la luz del sol necesitan el aire caliente para sustentarse, porque son muy pesadas, pesan casi seis kilos. Lo más impresionante de este tipo de aves es la visión. Un águila de estas puede ver las letras de un periódico como nosotros aproximadamente a 500 metros y por ese motivo a veces el vuelo también se complica porque ve con detalle todo lo que ocurre en la bancada del estadio. Mi corazón ya es también verde como el Ludogorets», dice sobre Fortuna, el nombre de la que vuela el estadio del club búlgaro.
El animal vive en la parte de atrás del estadio. En cada uno de los partidos le suben al tejado de la tribuna principal y desde allí vuela hasta posarse en el escudo del club, que es un águila calva, situado en el centro del campo. «Esta preciosidad es el símbolo vivo del Ludogorets. Los fans la adoran», explica el cuidador gaditano.
El contrato de Barrios le permitiría presentarse únicamente en los partidos y regresar a su Cádiz natal hasta el próximo duelo. Sin embargo, se ha quedado a vivir aquí, al lado de Fortuna. «Todos los días estoy con ella y tengo instaladas cámaras en mi teléfono para ver cómo se encuentra las 24 horas del día. Me gusta tener un trato humano con ella. No es un dron que lo vuelas el día del partido y luego lo aparcas».
Y está muy feliz con el pueblo búlgaro, con el que se ha integrado a las mil maravillas. Le gusta la humildad de su gente, la gastronomía y la forma de vivir de un lugar en el que crece Fortuna, de solo cinco años, por lo que el Ludogorets volará alto mucho tiempo.
