segunda división
Se va a Granada el proyecto cadista que impidió el Spartak
El club ruso pedía dos millones de euros a Vizcaíno cuando este se propuso traer al técnico sevillano como sustituto de Sergio González
Guille Abascal.
El mundo del fútbol da tantas vueltas como una noria y, por eso mismo, quién sabe si en estos momentos, de haber dado su visto bueno allá por el pasado mes de enero el Spartak de Moscú al pase de su entonces entrenador al Cádiz CF, ahora mismo se podría estar hablando en la Tacita de un enterrador más como lo ha sido Pellegrino o de un salvador más como en su día fue Sergio González.
El caso es que no pudo ser y al final Vizcaíno tiró de prudencia y cálculo y firmaba a un contrastado entrenador que nada más que vino comenzó a clavar los últimos clavos del ataúd a Segunda. En el recuerdo quedaba un conato de negociación con Guille Abascal, un joven técnico sevillano que pasó por el Cádiz CF como ayudante del entonces director deportivo Óscar Arias. Abascal formó parte del equipo de trabajo de una dirección que consiguió el ascenso a Segunda y durante ese recorrido se entendió muy bien con el presidente Manuel Vizcaíno. En el Cádiz CF estuvo trabajando hasta finales de julio de 2019 al recibir una oferta del Lugano italiano para dirigir su cantera y entrenar a su filial, equipo que tuvo que dejar durante una jornada para dirigir de forma interina al primer equipo tras la destitución de Paolo Zanetti. En su único equipo al frente del Lugano de la Serie B goleó 0-3 al Livorno. Al día siguiente volvió a su puesto anterior tras el fichaje de un sustituto de Zanetti. Sin embargo, regresaría al primer equipo el 16 de abril, tras una nueva destitución, la de Stellone. Dos derrotas consecutivas más adelante, y tras la pausa del Covid, fue despedido en junio.
Tras un paso por el Volos griego y el Basilea suizo, Abascal recaló en junio del 22 por el Spartak de Moscú; firmó por dos años, sin embargo, en febrero de 2023 renovó hasta junio de 2025 hasta que el pasado 14 de abril fue destituido tan solo tres meses después de que el club moscovita no le abriese las puertas al Cádiz CF.
Como es sabido, a Vizcaíno le habían dicho que no ya Diego Martínez, Rubi y el toto Berizzo, fue entonces cuando se acordó de su pupilo Abascal. No obstante, y como también le pasara poco después con Pablo Machín y el Limassol chipriota, Abascal tenía contrato en vigor y los rusos no estaban dispuesto a soltarlo gratis después de haberlo renovado tiempo atrás. Eso sí, el club moscovita puso una cifra sobre la mesa a la entidad cadista de dos millones de euros por el traspaso. No se pagó y a los pocos días llegaba Mauricio Pellegrino con sones de Viernes Santo.
Otra vez candidato
Cuando el Cádiz CF de Pellegrino daba ya sus últimas bocanadas de aire en Primera comenzó a sonar con fuerza el nombre de Guille Abascal para darle forma a un proyecto que ahora ha caído en las manos de Paco López, el preferido por la afición y el que más garantías presenta sobre el papel.
Sin embargo, esta vez Vizcaíno no estaba todo lo convencido que sí estuvo en enero. De hecho, los grandes valedores de Abascal eran los componentes de la secretaría deportiva, Juanjo Lorenzo y Borja Lasso, cuando aún formaba parte de la nómina del club amarillo. Tanto Lorenzo como Lasso daban a Abascal toda la confianza que ahora le acaba de dar el Granada, otro recién ascendido.
Entonces, por dos kilos, Abascal no pudo llegar al Cádiz CF. Ahora el impedimento ha sido otro bien distinto, la apuesta más o menos arriesgada que suponía traer a un joven sin experiencia en Segunda y que, de no conseguir resultados lo más pronto posible, podría convertirse en una espada de doble filo para un presidente que no se puede decir que tenga a las masas calmadas.
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