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La esperanza se viste de cadista

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El tanto de Machis en el último suspiro del choque ante el Celta da motivos para creer en un equipo que dejó imágenes de comunión dentro y fuera del campo

La crónica del Cádiz 2-2 Celta

Los jugadores celebran el gol de Machis ante el Celta l.v.
Rubén López

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Hay que creer, no queda otra. Este Cádiz obliga a sufrir, pasarlo mal, llevar al límite a muchos corazones y rezar todo lo que el gran Theo Vargas rezaba en sus retransmisiones. Y todo por un bien común, que el cuadro cadista haga otro milagro y se salve una temporada más en Primera División. No sería la primera vez, tampoco seguramente la última, pues el sino de este club en su más que centenaria historia parece escrito por los inventores de un deporte tan bonito como imprevisible.

Solo un gol había marcado el Cádiz en los últimos minutos de los partidos (Chris Ramos en Las Palmas), solo en el choque ante el Villarreal, la última victoria, logró darle la vuelta al marcador, el peor equipo con diferencia en las segundas partes, un solo gol en los últimos ocho encuentros...

Todos datos absolutamente negativos que de una tacada cambiaron. De un 0-2 casi definitivo para lo que queda de temporada, a un 2-2 lleno de esperanza, y por qué no decirlo, ilusión.

Porque este equipo sigue teniendo problemas en muchas posiciones del campo, sigue teniendo carencias pero ante el Celta demostró que aún le quedan restos de sobra para agarrarse al clavo ardiendo de la salvación. Y lo cierto es que el fútbol le está debiendo una a un equipo que sufre lo indecible para marcar pero que está generando ocasiones de sobra para marcar más de una durante los partidos.

De las caras de auténtico drama en el banquillo reflejadas en la de un Chris Ramos totalmente abatido, a las de un equipo que demostró unión y se volvió loco con el golazo de Darwin Machis. Dicen que una imagen vale más que mil palabras y el Cádiz dejó varias cuando el venezolano marcó un golazo salvador y el árbitro pitó el final del choque.

Un vestuario del que se ha dicho y escrito mucho, pero que en el momento crucial dejó muestras de comunión y sobre todo de seguir luchando por la salvación. Está claro que si el equipo cree todo es posible, y la gente así lo entendió cuando vio a un conjunto extenuado que obró un empate milagroso en el último suspiro del choque en Carranza.

Aunque el empate no era el resultado deseado, la manera de conseguirlo deja muy vivo al Cádiz y algo más tocado al Celta que vio muy cerca la posibilidad de dar un estocazo a la lucha por la permanencia. Son las cosas del fútbol y las sensaciones que dejan los resultados, un empate que sabe a gloria para los cadistas y a mucha tristeza para los gallegos.

¿Será el choque ante el Celta el punto de inflexión? El duelo de este sábado en Vallecas dará o quitará razones, porque el Cádiz no puede pararse, no tiene ese privilegio ahora mismo. Debe seguir y ganar cuanto antes para que el esfuerzo realizado ante el Celta tenga su recompensa.

Queda esperanza para este Cádiz. Quién sabe si el empate ante el Celta ha servido de verdad para agitar a un equipo que parecía dormido no hace mucho. Quién sabe si la igualada y el hecho de que la temporada no esté perdida puede ser un ápice de motivación para unos jugadores ávidos de buenas noticias.

Solo se ha dado un pequeño paso, más corto del que se necesitaba, pero en definitiva un pasito. Ahora queda el momento de dar un golpetazo de verdad en la mesa y para ello el baño moral del choque ante el Celta debe servir para el equipo resucite de una vez por todas. Quedan días aún para el duelo ante el Rayo, que debe ser, más que nunca, el momento de una victoria para demostrar que lo visto este domingo no es ni mucho menos un espejismo.

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