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La esperanza bebe mate

Brian Ocampo volvió a jugar un partido 270 días después de lesionarse

Ocampo, durante un entrenamiento. ccf

Alfonso Carbonell

Dicen que el mate es una infusión de fuerte tradición uruguaya y argentina y que sus beneficios se dejan notar gracias a la cafeína y otros químicos con los que la yerba mate estimula el cerebro, el corazón y los músculos que recubren los vasos sanguíneos y otras partes del cuerpo. De esta bebida, Brian Ocampo se ha debido hartar en un periodo de 270 días, que son los que separan a su último encuentro antes de caer lesionado y el primero que ha jugado tras salir del túnel. Es cierto que la comparación entre uno y otro es insalvable; comenzando porque el último que jugó era de competición y ante el Barcelona en todo un Nou Camp y el primero tras recuperarse de su lesión ha sido amistoso y ante el Atlético Sanluqueño en El Palmar. Poco importa si la dicha es buena. Y por eso, para que el jugador uruguayo vaya recobrando la confianza, qué menos que empezar a soltarse en un bolo donde la exigencia sólo queda marcada por el propio futbolista.

Después de muchas malas noticias en forma de lesiones, la buena nueva de ver corretear de nuevo por la banda al internacional charrúa es lo mejor que le ha sucedido a Sergio González en los últimos días. Brian Ocampo debe seguir progresando en su recuperación, y para eso debe dar pasos seguros. No ayuda el momento del equipo, en plena crisis de resultados tras sumar solo tres puntos de los últimos 24 disputados. De no ser por la peor situación que atraviesan equipos como Mallorca, Celta, Granada y Almería, la tranquilidad que relativamente respira el cadismo no sería tal.

De hecho, en el horizonte espera un duelo ante el Real Madrid y dos salidas que bien podrían catalogarse como finales. Son Moix y Balaídos dictarán sentencia con un entrenador al que no paran de acumularse lesionados.

La esperanza del cadismo bebe mate, pero no se espera ni mucho menos que vaya a tener una participación muy importante en los tres encuentros siguientes. Eso sí, que Ocampo se haya reenganchado al grupo es el primero de los síntomas de que su vuelta está al caer.

Como no puede ser de otra manera, su regreso a la competición lo decidirá el propio jugador. Serán sus sensaciones las únicas que dicten qué hacer con su reaparición en Liga. Sobra decir que Sergio lo necesita como agua de mayo por ser el único extremo que le aporta todo lo que desea. Tan sólo Alejo está sirviéndole a un Sergio que no termina de meter en el esquema de su equipo ni a Darwin Machis ni a Robert Navarro. Ambos jugadores manejan mucha claidad, tanta como la anarquía que hace tambalearse al equilibrio de un equipo que está que se cae.

Toda precaución es poca con uno de los jugadores del Cádiz CF con mayor proyección. Ya su lesión levantó más que dudas puesto que Ocampo llegó lesionado de la rodilla del Nacional de Montevideo. Las pruebas que se le hicieron en el reconocimiento médico no fueron todo lo exhaustivas que debieron ser, pero a pesar de ello el jugador compitió con aparente normalidad hasta que finalmente dio la cara en el encuentro ante el Barcelona, donde el extremo notó como la rodilla se le iba en un par de acciones que encendieron las alarmas. Días después, el Cádiz CF emitió el siguiente comunicado: Brian Ocampo ha sido sometido en las últimas horas a pruebas complementarias tras las molestias que ha venido sufriendo en los últimos días. «El diagnóstico final recoge una lesión del ligamento cruzado anterior y un moderado edema óseo en cóndilo femoral externo y meseta tibial de la rodilla derecha. El jugador tendrá que ser sometido en las próximas horas a una artroscopia para una ligamentoplastia, causando baja hasta final de temporada».

Y desde entonces, un manto de oscuridad se avalanzó sobre un futbolista que también ha tenido que pagar la factura de dejar de ir a las convocatorias con la selección uruguaya, que el pasado jueves ganaba 0-2 a la actual campeona del mundo con un juego de posición y toque gobernado por Marcelo Bielsa. La Celeste tiene ya muchas papeletas de clasificarse por derecho propio para el Mundial 2026 que se celebrará en Canadá, Estados Unidos y México.

Ocampo está feliz. O va camino de ello. Tras su estreno en el bolo de Sanlúcar, el extremo ha vuelto a compartir el día a día con sus compañeros y fuera de la enfermería. Brian ya habla con sus compañeros y se le puede ver sonreír en una rutina que debe ser la dinámica que el futbolista de Florida (Uruguay) aspira a tener.

Es posible que, debido a las bajas del equipo, y a las necesidades por las que pasa, Ocampo podría tener algunos minutos en estos encuentros. Sin embargo, y sobre todo después de tanta inactividad, ahora se cierne sobre él el peligro de una lesión muscular en cuanto vuelva a poner al cuerpo al límite. Mucho más son las probabilidades de una rotura fibrilar en un extremo tan potente y veloz que hace de los cambios de ritmo su forma de expresarse sobre el terreno de juego.

Desde luego, el cadismo espera con muchas ganas la vuelta de Ocampo. Su desborde, su fuerte golpe desde media distancia y su capacidad para asistir le vendría como anillo al dedo a un equipo reñido en las últimas jornadas con el gol.

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