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Y para empezar, leones en casa
Pellegrino se estrena ante un rival que vive un momento dulce como contraste total a lo que se vive en Carranza
Menudo debut para el nuevo. Desde luego, los hubo mejores. Al menos, sobre el papel. Sin ir más lejos, el de su predecesor en el cargo, Sergio González, que se estrenó en el banquillo de Carranza en Liga ante un puñado de periquitos que llegados al descanso parecían que iban a hacer del estadio gaditano un motín, aunque que terminaron empatando en el descuento de la segunda mitad dejando el coliseo amarillo de lo más animado gracias a la reacción de los locales con los goles y las prestaciones de dos que siguen estando, Álvaro Negredo e Iván Alejo, otrora salvadores del ya olvidado.
De aquello ya han pasado dos años y otra vez el Cádiz CF se encuentra en la misma tesitura pero con peores o distintas sensaciones. El equipo anda fatal, casi igual de muerto que lo dejó Cervera aquella vez. Sin embargo, la distancia con la salvación era superior a la actual. Porque Mauricio Pellegrino llega a un equipo que se encuentra a solo un punto de la permanencia. Eso sí, las sensaciones que da son las de una banda. Y de las malas.
No obstante, es sabido que todo entrenador que se precie coger un equipo a mitad de temporada suele llegar con esa varita mágica birlada al anterior y con la que de la noche a la mañana hace correr a los que antes no corrían. O no corrían igual, para tampoco montar un cipote sobre el sospechoso rendimiento de algunos jugadores de los que ahora debe tirar el nuevo entrenador.
Al término de la semana, ha sido el propio recién llegado al cargo el que ha intentado levantar la moral de sus nuevas y lastimadas huestes. Y lo ha hecho de manera pragmática y respetuosa ante los medios de comunicación. «Me ha sorprendido la actitud de los jugadores», decía para sacar brillo al trabajo que ha realizado junto a ellos en tan pocos días. Solo faltaba, también es verdad.
Sin tiempo apenas para conocer al equipo ni a los jugadores, Pellegrino se ha tenido que poner ración doble de los partidos jugados bajo la dirección de Sergio, al que el exfutbolista che le ha hecho un guiño al decir que hay automatismos que se hacen bien y a los que él deberá añadir su impronta. Pero eso será más adelante. Porque dentro de la practicidad con la que ha procurado enfilar este inicio en el banquillo, es de suponer que no arriesgará con un sistema complejo y que tratará de comenzar a hacer la casa por el suelo. Esto es, no deberá diferenciarse mucho del 4-4-2 con el que gobernaba Sergio aunque igual se atreve a retocarlo cambiándolo levemente a un 4-2-3-1. Otra cosa es que haya dado con esa figura del mediapunta que en estos momentos no cuenta este Cádiz CF incompleto. Sí, Álex, Navarro, Kouamé, Sobrino o el mismo Escalante podrían servir de parche, si bien ninguno de ellos se movería en su hábitat natural. Poco a poco.
Y así, paulatinamente, Pellegrino querrá ir armando un bloque sólido, que no se complique en demasía en orquestar jugadas y que llegue en poco toques y sin muchas parafernalias al área rival. Desde luego, será lo más sensato cuando se tiene entre manos un equipo que tiembla a cada paso que da. Es por eso que la intención primera de Pellegrino será colocar bien juntitos a sus jugadores para que se muevan lo más pegaditos posibles en aras de buscar un equilibrio compacto y seguro aliviándole de peregrinaciones al marco contrario.
Poco o nada se conoce del once que podrá sacar de inicio ante un Athletic que viene enrrachado tras su pase a las semifinales de Copa y con una trayectoria muy fiable en Liga a pesar de su último tropiezo en Mestalla. Y para medirse en su debut a los leones, Pellegrino le concederá el látigo de la voz y el mando a Conan, como está mandado. La defensa no será muy distinta a la que formaba Sergio, por lo que Iza, Fali, Víctor Chust y Lucas Pires partirán de una base que deberá sostener a un centro del campo donde Escalante deberá a dar razones a esos que aún confían en él como ese fichaje de invierno imprescindible para salir a flote. Junto al argentino, quién sino, Rubén Alcaraz. Es en las bandas y en el ataque donde a Pellegrino le saltan más dudas. Sabe, por números, que tanto Alejo como Chris Ramos son los mejores de un mal equipo y que, probablemente, caerá en la injusticia si de golpe y porrazo los manda al banquillo. En cambio, la mentalidad de cualquier advenedizo es conceder a todos por igual el beneficio de la duda, es decir, que todos empiecen de cero. Y si él está aquí es porque algo no va bien y hay que hacer cambios. Y claro, sin fichajes aún, las modificaciones que se hagan se tendrán que hacer con lo poquísimo que hay. Así está el tema y al tema hay que darle muchas vueltas. Como las que dará para darle la oportunidad de oro de manifestarse a jugadores que no están pero deben estar cuanto antes. Por ello, es posible que Ocampo parta de la banda izquierda y deje a Navarro la derecha. Tuvo al mejor Sobrino en Vitoria y a él lo colocará como segundo delantero por detrás de uno que a final de mes cobra más, esto es, Maxi Gómez, que estará ante su última oportunidad de ganarse el pan aquí.
Y en frente, leones. ¡Vaya panorama, Mauricio!
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