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El día que Jose vio venir a los inmortales
Doce años después de humillar al Cádiz CF en un play off a Segunda, Nacho, Lucas Vázquez, Carvajal y Joselu se disponen a conseguir la 15ª Copa de Europa para el Real Madrid
En su día se tomó hasta a broma puesto que, para los más incrédulos, podía sonar a excusa tras recibir un doloroso revés de 8-1 en global, pero los años fueron pasando dándole la razón temporada tras temporada. Jose González, entrenador de aquel gran Cádiz CF construido por Quique Pina en la 11/12 y que lideró con mano dura el grupo IV del grupo IV de la extinta Segunda B, los definió de la mejor manera posible para aclarar que lo ocurrido no podía cegar a los cadistas tras semejante varapalo de cara a las dos eliminatorias postreras que quedaban para poder lograr un ascenso que vino a morir a la orilla de Carranza en una triste tanda de penaltis ante el Lugo. «Esto son inmortales», vino a decir para contestar a una pregunta en la que se le cuestionaba cómo recuperar la moral del grupo tras perder 0-3 en Carranza y 5-1 en Valdebebas ante un Real Madrid Castilla dirigido en aquel entonces por Alberto Toril, encargado de poner orden en una plantilla en la que aparecían jóvenes promesas de la talla de Carvajal, Nacho, Morata, Jesé, Joselu, Lucas Vázquez o incluso el hoy cadista Álex Fernández.
De todos ellos, a los años, doce, cuatro se enfrentarán este sábado en Wembley al Borussia Dortmund defendiendo la elástica del Real Madrid, histórico club que saldrá a conseguir la que será la decimoquinta Copa de Europa que poner en sus vitrinas.
Los cuatro madridistas que pasados los años siguen siendo inmortales son Joselu, Nacho, Lucas Vázquez y Carvajal; de ellos, tres fueron muy importantes en esa aciago play off entre primeros que se midieron en una primera fase de la que salía ya un equipo que subía a Segunda directamente. Jugaron todos como titulares, salvo Lucas Vázquez, que jugó en la segunda parte del encuentro de ida. Jose sabía muy bien a lo que se enfrentaba. De hecho, aún se recuerda su cara de circunstancias en la sala de prensa de la ciudad deportiva del Rosal nada más conocerse el trágico rival que le había tocado a un Cádiz CF entonces compuesto por contrastados jugadores de la categoría de bronce como Aulestia, Juanjo, Dioni, Akinsola, Cases, Baquero, De Coz, Ferreiro, Góngora, Ikechi Anya, Óscar Pérez, Jeison Murillo, Camille o Yuste.
El rostro de Jose era un poema. No lo decía, pero su palidez reflejaba su alma. Quiso dar muestras de tranquilidad y sosiego pero bien sabe Dios que no lo consiguió. Y cómo para no entenderlo si era él, por su tremenda conocimiento de fútbol, el que mejor conocía el alud que se le avecinaba a su compacto y duro equipo, pero siempre insuficiente para medirse a unos inmortales que bautizó a la perfección apenas dos semanas después de que empezara a perder la eliminatoria ante aquel Real Madrid Castilla, por cierto, última vez que el conjunto gaditano se midió a ellos.
Con algo de nerviosismo, rápidamente ordenaba poner la hora del encuentro de ida a disputar en Carranza lo más tarde posible con la idea de que el horno en el que se podía convertir Carranza con un sol de justicia no pasara factura a sus hombres, que por motivos obvios eran más veteranos que el filial de Toril. Pero el estadio, a rebosar (aunque sin tribuna por las obras), no solo no hizo mella en la chavalada de Toril sino que incluso, y para colmo de males, no hizo ni el propio de finales de mayo porque en la primera mitad en la que los madridistas resolvieron la papeleta -se fueron al descanso ganado ya 0-2- cayó una tromba de agua que dejó al cadismo helado.
Ya en la vuelta, el encuentro matinal en la ciudad deportiva merengue se convirtió en una fiesta blanca con una goleada de 5-1 para mayor escarnio de un cadismo que ese día comenzó a creer en los inmortales.
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