Cádiz CF
David Gil salió de la jaula
El portero goza de la titularidad después de años y años en los que se replanteó su profesión
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2024 no está siendo el año del Cádiz CF, pero sí de David Gil, que por fin es el dueño de una portería que siempre veía desde el banquillo. Y no, no lo ha pasado bien todos estos años a la sombra de Alberto Cifuentes, primero, y Jeremías Conan Ledesma, después. También sospechaba que le tocaba el segundo plano después de la primera jornada en la que Paco López se decidió por Caro, pero los cuatro goles del Zaragoza le dieron la vuelta a una situación que tenía al meta madrileño replanteándose qué hacía todos los días yendo a entrenar con los guantes en la maleta.
Este pasado jueves, el de Getafe se abría en los micrófonos de Radio Marca Cádiz, donde analizó la situación personal y colectiva que atraviesa tanto él como el Cádiz CF. Así, reconocía estar «en el mejor momento, con mucha alegría e ilusión. He encontrado la oportunidad que llevo esperando tanto tiempo. Lo he conseguido por cabezón, nunca he parado de trabajar. Lo estoy disfrutando mucho».
Lleva dos encuentros sin encajar gol y sus intervenciones han sido cruciales para que el Cádiz CF sume sus puntos. «Me encuentro bien, con ilusión y alegría de poder jugar de forma habitual, que llevaba años sin poder hacerlo. Intento ayudar al equipo, se está viendo que el equipo está mejorando quizás no hacia afuera pero sí lo notamos dentro en ciertas cosas. Llevamos dos partidos sabiendo aguantar la estampidas del rival con la portería a cero», pensó en alto.
Vuelven a Carranza, donde se han ganado los dos últimos encuentros disputados. Eso, como es lógico, da confianza al equipo de cara a su reencuentro con la hinchada. «En casa teníamos ese ansía desde la pasada temporada; ganar en casa era necesario, estábamos en una tesitura tensa, por fin llegaron esas dos victorias en casa (ante el Real Oviedo y el Córdoba), portería a cero y con ganas de más. Se nota cambio de la afición con nosotros, esperamos que sea punto de inflexión«.
Por buscarle una explicación al mal momento del equipo en términos generales, David Gil lo achaca al cambio de categoría. «Cuando vienes de cuatro años en Primera y bajas a Segunda hay ese pensamiento de que puede ser superior y nos han dado cura de humildad. Hay que currar incluso más que en Primera. Cualquier equipo te puede ganar y no podemos permitir que se nos escapen más puntos».
Mucho se está hablando este año de la necesidad de un psicólogo para el equipo, algo que el club no se lo ha concedido a Paco López. Mientras tanto, ese trabajo mental debe hacerlo cada futbolista por su cuenta. De momento, David Gil toma sus precauciones con las redes sociales porque le «afectaba ese tema y es mejor no buscar». Por eso tiene claro que lo suyo es parar y trabajar. «Me dedico a lo mío y ya está. Pongo el foco en trabajar y tratar de hacerlo bien»,
Lleva como seis años siendo el eterno suplente. Nunca ha dicho una palabra más alta que la otra y ahora que le toca jugar habla cuando se lo piden. «He sabido esperar el momento. Es difícil que hoy en día un jugador aguante mucho sin jugar. Siempre me he considerado resiliente. Me gusta mucho entrenar, disfruto mucho. Pienso en el margen de mejora, es mi trabajo pero juego al fútbol que es lo que hecho toda mi vida». Igualito que Kouamé...
«Siempre he intentado disfrutar y aprovechar las oportunidades. Tanto años en la suplencia, nunca he aceptado el rol de suplente pero sí la decisión del técnico de cada momento. Nadie acepta rol de suplente. En todos los partidos cuando no he visto mi nombre en la pizarra pensaba que quiero jugar», comenta con sinceridad.
Y tantos años en la nevera debe doler en lo profesional. Y así es. Lo exterioriza. «He sabido manejar la situación gracias también a la gente que he tenido alrededor como mi familia y amigos. Hay temporadas que lo he pasado mal psicológicamente entre la presión del fútbol y la que yo me metía preguntándome qué hacía mal, me llegué a plantear que no valgo para esto, se pasan muchas cosas por la cabeza en momentos de fragilidad mental». Ahí queda eso.
Cada verano que pasaba se pensaba un futuro lejos de Carranza, pero nunca se ha terminado de dar. «He tenido situaciones para salir y lo he pensado pero me ha dado miedo. A pesar de no estar jugando, he sentido que Cádiz es mi casa, me siento querido por el club y la afición. Siempre he sido cabezón en todo y he llegado a donde estoy ahora por 'pesao', por entrenar y trabajar. Pensaba que alguna vez tenía sentirme titular en el Cádiz, por fin se ha dado este año».
Sobra decir que David Gil es, ante todo, un jugador de club. Y como tal, aporta lo que pueda aportar desde donde sea. Por eso, que se lleve bien en el día a día con los que trabaja codo con codo no debería ser noticia, pero resulta elegante escuchárselo decir. «Con Conan (Ledesma) me llevo muy bien, a nivel de mentalidad y entrenamientos somos iguales, Lolo (Bocardo) nos tenía que parar porque queríamos mas. Ha sido fácil estar con él (con Ledesma) esto años, nos hacíamos los dos mejores. Nos alimentábamos los dos. Lolo es una pieza fundamental, me ha apoyado cuando he estado más débil en lo mental. Lolo lo ha hecho muy bien».
Hace dos años pudo demostrar su valía en la puerta al sustituir a Ledesma cuando el de Pergamino fue sancionado con cuatro partidos por empujar a un árbitro en el túnel de vestuarios de Carranza. «Fueron cuatro partidos a buen nivel y después entró la decisión del míster. Sergio me dio su explicación que era lícita y respetable. Le dije que me fastidiaba pero mientras gane el equipo que juegue quien sea. Me fastidió en ese momento pero con un tío como Conan era entendible que el míster tirara por él. No lo comparto porque quiero jugar pero es respetable porque estamos para entrenar y el míster decide».
¿Y con Caro, cómo se lleva? «Es un tío genial, para él es un momento difícil por un par de partidos que se le cuestionó un poco, aunque hay que pensar cuando tú estabas ahí en esa situación, que él intente llevar lo mejor posible». Y recuerda cuando comenzó la Liga como suplente, todo un preludio del año que podía estar comiéndose ahora mismo de no haber salido todo tan mal en ese aciago debut. «Me cabreé mucho. Mi actitud no fue la correcta, me equivoqué, fue el cúmulo de tantos años y ese día me vino a la cabeza la sensaciones mentales de haber estado hundido años anteriores. Me llevé un fiasco aquel día, tuve una conversación con el míster, le pedí perdón y le di la explicación. Ha sido una de las pocas veces que no he sabido gestionar mis emociones», reconoce un portero que explotó al no poder salir de la jaula de la que saldría una semana después.