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(Crónica) Cádiz - Las Palmas: El resumen de un curso nefasto (0-0)
37ª JORNADA
El equipo gaditano desaprovecha su enésima oportunidad de la temporada y se va a Segunda al ser incapaz de ganar a otro rival directo
Cádiz - Las Palmas: Resumen y resultado (0-0)
Las alineaciones del Cádiz - Las Palmas

El Cádiz CF ya está en Segunda. Contreras ya tiene para escribir otra tesis, pero la de ahora va sobre la más cruda realidad. No será necesario utilizar la inteligencia artificial para desgranar lo que ha sucedido esta temporada. No será necesario utilizar algoritmos ni intentar predecir el futuro porque lo que importa es el presente y ahí no se ha sabido actuar durante todo un año. El curso ha sido nefasto, esperpéntico, desolador.
Las charlas sobre IA le importan bien poco al cadismo. El cadismo de verdad, el que pese a todo se ha dejado la garganta hasta el último momento, no se desvive por eso. Esa afición ha estado ahí no una, dos ni tres veces. Muchas más con recibimientos espectaculares que casi nunca han sido correspondidos. Su enfado, por tanto, es perfectamente comprensible. En el fútbol, aunque el negocio evolucione (que también puede ser atractivo), lo que importa es que la pelotita entre en la red. Sin éxito en el césped de nada vale todo lo demás porque esto es fútbol.
Vizcaíno, que es hombre de fútbol y sabe que es así, debe volver al planteamiento inicial. Subir al Cádiz CF de Segunda B a Primera y mantenerlo en la elite tantas temporadas no es casualidad y gran parte de culpa tiene de ese éxito. Al César lo que es del César, a Dios lo que es de Dios, a Manolo lo que es de Manolo y a Cervera, Sergio y los jugadores lo que es de ellos. Sin embargo, la deriva de este curso es para hacer una gran reflexión en todos los sentidos. Tocará depurar responsabilidades.
¿Puede descender el Cádiz CF? Claro que sí. Si alguna vez han descendido Atlético, Valencia, Sevilla, Betis o Real Sociedad, que son equipos con títulos e historia, no es ninguna tragedia que baje el equipo gaditano a Segunda, una categoría en la que ha estado muchos más años que en Primera. No se trata del resultado, se trata del cómo, de la manera de decir adiós.
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La actual es la temporada con la permanencia más barata que se recuerda, con dos equipos (Almería y Granada) que estaban defenestrados desde el primer momento y otro buen ramillete de ellos que en condiciones normales también hubiesen bajado por su bajísimo rendimiento. Si ha descendido el Cádiz CF es por su pésimo nivel. No hay más. En condiciones normales hubiese dicho adiós en febrero.
La de hoy era su enésima final y otra vez salió cruz. Sucedió ante Celta, Rayo, Mallorca y Almería. Frente a Las Palmas se completó la tendencia. A ninguno les ganó. Sólo al Granada, el mismo que le dio un baile en Los Cármenes, y con suspense en el Carranza. Así es imposible, por más simulacros que se jueguen con equipos que nada se juegan.
El que visitaba hoy La Tacita de Plata era un equipo que llevaba sin ganar desde hace más de tres meses y había acumulado ocho derrotas consecutivas hasta empatar ante el Real Betis. El mismo que ha pasado de luchar por jugar en Europa la próxima temporada a verse a un paso de descender a Segunda. Ni por esas. Y no es porque el Cádiz CF no le pusiera ímpetu, voluntad y corazón, que se lo puso, es porque lo que hay es lo que hay.
Sobre el papel esta plantilla podía dar muchas alegrías. La gran mayoría lo pensaba. También el que escribe. Sin embargo todo salió mal desde casi el principio. Graves lesiones, irregularidad, jugadores que parecían otros de un año al siguiente, algunos exfutbolistas que se vistieron de amarillo y otros a los que le pudo demasiado la presión certificaron la vuelta al abismo. Ni el bueno de Sergio ni el metódico Pellegrino pudieron enderezar el rumbo. Uno por desgaste. El otro por estilo, ya que su equipo nunca conectó con la grada. Sólo algo al final. Así es imposible.
El Cádiz CF empuja antes del descanso
Metódico y quizá supersticioso,Mauricio Pellegrino apostó por los mismos hombres, García Pimienta tenía clara su misión: enfriar el partido. Ellos sabían que jugaban con el resultado y siempre buscaban la pausa como buenos canarios. Que apriete el Cádiz CF debían pensar mientras sobaban el cuero y ralentizaban el juego en cada acción, en cada saque. La desesperación de la grada era palpable.
Donde no había pausa era en la grada. Ahí se animaba y cada cierto tiempo no había clemencia con el presidente. «Vizcaíno, dimisión» era el cántico más repetido. Un grito que provocaba disparidad de opiniones al creer buena parte del estadio que no era el momento, que se trataba de apretar y alentar a los suyos como en el espectacular recibimiento. La triste realidad es que habían pasado más de 15 minutos y el Cádiz CF ni había incomodado a Álvaro Valles. Una apuesta demasiado plana y sin recursos.
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Lo único positivo hasta entonces era el gol de Lewandowski ante el Rayo, aunque eso quedaba muy lejano.
Una conducción típica de Sobrino poco antes de los 20 minutos fue el primer medio aviso del Cádiz CF. Su chut, sin embargo, se topó con Saúl Coco y se fue a córner. Al menos sirvió para espolear al cadismo. Como también enchufó al público la presión de Chris Ramos para intentar arrebatar el balón al guardameta sevillano de Las Palmas, que solventó con mucha clase la situación.
A las nubes mandaba Gonzalo Escalante su intento y Chris Ramos remataba alto un centro de Javi Hernández, mientras Las Palmas tocaba, tocaba y volvía a tocar, pero nada más. Arriba los visitantes se diluían y Conan Ledesma seguía tan tranquilo como en Sevilla hasta que Sergi Cardona le puso a prueba. Y así llegaba el primer mazazo: gol del Mallorca al Almería (1-0).
El temor se palpaba con un equipo tibio, soso, 'apellegrinado'. El cadismo pedía un poco más para creer y entonces sacó el Cádiz CF fuerzas. Primero Gonzalo Escalante levantó a la grada con un chut que hizo sudar a Álvaro Valles. Después llegó el 1-0 que no subió al marcador. Robert Navarro ponía un buen balón para Zaldua, el vasco centraba, Sobrino la tocaba de cabeza antes de asistir Chris Ramos a Javi Hernández, que sobre la línea marcaba. ¡Gooooooool! El cadismo creía. Sin embargo, Jaime Latre llamó a Soto Grado: Zaldua estaba por milímetros en fuera de juego. El VAR entraba en juego y no valía el gol. Nuevo mazazo.
Casi sin descanso marcaba Arribas el empate del Almería en Mallorca (1-1). Y el intermedio llegaba con otra jugada calcada entre Robert Navarro, Zaldua y Sobrino que el manchego remataba fuera.
Antes de acabar los primeros 45 minutos una indecisión entre Javi Hernández y Conan Ledesma puso un nudo en la garganta del cadismo. Javi Muñoz estrelló el cuero en el lateral de la red. Justo después, Chris Ramos veía amarilla y no estará en Almería.
Roja a Víctor Chust
El Cádiz CF empezaba la segunda mitad en Segunda. A las 20.07 se daba el pistoletazo en todos los encuentros y parecía que el paso por los vestuarios le vino mejor a los visitantes. El partido se rompía y Alberto Moleiro, el más talentoso de la UD Las Palmas, ponía la bola con rosca cerca del poste. Más nervios.
Para tratar de reaccionar Pellegrino ponía en liza a los salvadores del Sánchez Pizjuán: Juanmi y Sergi Guardiola al césped por Sobrino y Roger Martí. Pero a la mínima que Las Palmas se acercaba al área cadista se palpaba la incertidumbre.
El Celta marcaba dos goles en Granada y Chris Ramos la mandaba muy alta tras otra aparición de Zaldua, esta vez asistido por Rubén Alcaraz. Las Palmas, en su línea, seguía rascando segundos al crono con sus interrupciones cuando entraba Brian Ocampo por Robert Navarro.
La remontada del Almería en Mallorca (1-2) levantaba el ánimo y el Cádiz CF dio un paso al frente. Tanto que Chris Ramos se quedó cerca del gol en el 70' tras rematar de cabeza un centro de Sergi Guardiola. La dinámica parecía cambiar, pero Víctor Chust vio la roja al cortar una contra de Marc Cardona tras no señalarse un posible penalti a Chris Ramos. Más difícil todavía.
Iza y Maxi Gómez eran los últimos en entrar cuando Marc Cardona se acercaba a un gol que sí marcaba el Mallorca (2-2) y el Barça ante el Rayo (3-0). Fue antes del último intento de Rubén Alcaraz, un tanto que pudo dar la vida antes de desperdiciar Las Palmar dos o tres contras clarísimas.
¿Y ahora qué?
Ya toca mirar al futuro y Borja Lasso decía esta semana que tenían bien estudiado el mercado. Imaginamos que el de Segunda porque nunca se llegó a creer en la permanencia. Sería que la inteligencia artificial no la vaticinaba.
Esta vez no fue tan útil el mercado de invierno (al que tenían tan mal acostumbrados en los últimos tiempos) y no fue posible el milagro que se logró hace dos años en Mendizorroza gracias a la ayuda del Espanyol en Granada. Hubiese sido inolvidable, digno del mejor Cádiz CF de los 80 y 90, pero siempre te puedes acabar quemando cuando con fuego juegas.
Ahora habrá que aprender del futuro y actuar con cabeza, inteligencia y serenidad para no volver en poco tiempo a salir del fútbol profesional. Sucedió tras la etapa más brillante de la historia y también en la anterior y efímera etapa en Primera. Tropezar otra vez con la misma piedra sería desesperante y desde ya hay que pensar en volver cuanto antes a la elite.
Eso sí, pensando de verdad en la pelotita, en apostar de verdad desde el césped y dejar todo aquello que no es balompié como tal en un segundo plano. El que se desvive por su equipo, grita, se desgañita, vibra, celebra, canta y llora no está ahora para que le hablen de negocios pintados de amarillo.