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Las claves de la victoria del Cádiz CF en El Sardinero

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Gaizka Garitano venció a José Alberto López en el duelo táctico para continuar acercándose sigilosamente a la zona alta de la clasificación

Ontiveros celebra su tanto ante el Racing de Santander ARABA PRESS

Pablo Vallejo

Los tres puntos sumados por el Cádiz CF ante el Racing de Santander son de esos que esconden un mensaje interior. Un recado al resto de equipos de la competición que disfrutaban de la incomparecencia amarilla y que, tras la llegada de Gaizka Garitano, miran al cuadro cadista con un tremendo respeto. Conscientes de que la actual es la versión que todos esperaban desde el inicio de temporada. Sabedores de la imparabilidad de un conjunto que, progresivamente, escala puestos en la clasificación. Queda mucho de liga y falta mucho para alcanzar cuotas ilusionantes, pero ganar en El Sardinero es un comunicado oficial a la esperanza, al deseo y a la confianza.

Lo cierto es que el Cádiz CF fue de menos a más, de más a menos y, tras cate educativo cántabro, otra vez a más. La lectura del encuentro por parte del cuerpo técnico fue precisa y la posterior ejecución de los futbolistas fue correcta. La crónica de un partido en el que el equipo amarillo fue capaz de dominar y, al mismo tiempo, sufrir. Los famosos minipartidos que tanto mencionaba Sergio González y que Gaizka Garitano trata de manejar a la perfección. Eso, y los cambios. Porque todos y cada uno de ellos aportaron y entendieron lo que necesitaba el equipo.

Resistir en los primeros minutos

La primera de las claves es obvia y evidente. El Cádiz CF no salió bien al partido y, a falta de control en el mismo, un equipo tiene que estar preparado para aguantar las embestidas rivales. Así ocurrió en El Sardinero. El Racing de Santander, a pesar de las bajas de Íñigo Vicente y Andrés Martín, fue capaz de embotellar a los amarillos en los primeros minutos a base de mayor intensidad y victorias en las disputas. Luego, los centros laterales y los intentos cántabros no desembocaron en máximo peligro hacia la portería de David Gil, por lo que el trabajo defensivo fue destacable.

Algo que reconocía Gaizka Garitano en rueda de prensa. «Nos ha costado mucho entrar en el partido, el Racing ha entrado mucho mejor que nosotros. Es verdad que no han tenido ocasiones, pero han tenido dominio y han jugado mejor que nosotros». Era el peaje obligatorio para que, a partir de ahí, el plan del técnico vasco entrara en acción.

Perfecta lectura del partido por parte de Garitano

Es evidente que los jugadores son los que hacen buenos los planteamientos y las alineaciones. Son ellos los encargados de llevar un plan a cabo. Reciben una serie de informaciones y ajustes que luego deben ejecutar. La transmisión de esta información, junto al correcto uso de las piezas para interpretarla, es clave. Y ahí entra el papel de Gaizka Garitano, que le dio un auténtico baño a José Alberto López en lo que a la pizarra se refiere. Porque hay entrenadores buenos preparando y otros interviniendo. La suma de ambas es, quizás, la que nos presente a un técnico de nivel.

La realidad es que Garitano conocía el tipo de defensa que se iba a encontrar y convenció a los suyos para explotar los espacios. Renegar en parte de lo asociativo para apostar por lo directo. Ahí aparecía la velocidad de Chris Ramos y la explosividad de José Antonio de la Rosa. El Cádiz CF, que no mostró su versión más efectiva ante el Racing de Santander, dejó en evidencia una y otra vez al planteamiento de José Alberto López. Si el acierto del frente ofensiva hubiera sido mínimamente mayor, el resultado al descanso podría haber sido un escándalo.

El Cádiz vuelve a sufrir en el balón parado

Vamos a por lo negativo. Otra vez, el balón parado. El maldito balón parado. El gran debe de Gaizka Garitano en el banquillo del Cádiz CF. De los ocho goles que ha encajado el equipo desde que el vasco es entrenador amarillo, siete han llegado en balón parado. Eso sí, cuatro de ellos de penalti. Pero, ante el Mirandés, Panichelli ya se aprovechó de esta pequeña carencia cadista para acortar distancias.

Al igual que lo hicieron Pablo Rodríguez y Jon Karrikaburu en El Sardinero. Dos golpes que provocaron el nerviosismo y el sufrimiento de la hinchada amarilla cuando aún quedaba un mundo por delante. Y es que este equipo, como ocurriera con el Cartagena, no se puede permitir meter en el partido a los rivales por mucha superioridad que demuestre en el resto de facetas.

El banquillo, muy importante

Ante el sufrimiento y nerviosismo, banquillo. Estelar José Joaquín Matos, que completó un partidazo tremendo en un doble lateral que, viendo como se ha quedado la plantilla amarilla, se puede dar por hecho que veremos en más de una ocasión en lo que resta de temporada. Todo eso sin contar el absurdo gol anulado por la incapacidad arbitral de Moreno Aragón. Además, Gonzalo Escalante y Fede San Emeterio ofrecieron mucho oxígeno en los compases finales, y jugadores como Óscar Melendo o Carlos Fernández entendieron el contexto del partido para mantener la ventaja.

En definitiva, una victoria que vale más que tres puntos, ya que confirma el respeto obligado que impone el Cádiz CF. Lo que tenga que pasar, pasará. Pero este equipo es muy difícil que sea superado en juego y, mucho más importante, en el marcador.

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