Cádiz CF

Chris llamó al silencio

El delantero gaditano acalló todas las críticas con un partido que le sirvió para dar un golpe en la mesa

Chris Ramos, en Castalia. L. V.

Alfonso Carbonell

La temporada pasada fue tan mala que cató hasta el que menos merecía. Y ha seguido catando. Tres jornadas decepcionantes para abrir un curso complicado no hizo más que incrementar las críticas a un jugador de la tierra que se deja todo en el campo pero al que no le sonreía el gol. Nueve meses llevaba sin mojar y era de lo más normal que sobre él apareciera el fantasma de las dudas. Para colmo, su compañero Paquito Mwepu salía del banquillo ante el Tenerife para salvar el expediente y multiplicar las sospechas sobre él. Pintaba las cosas mal para Chris, que en Castalia gritó en silencio 'ya está bien'.

Y eso que las cosas no comenzaron del todo bien en la primera mitad, donde el Cádiz CF fue poco a poco perdiendo protagonismo ante un Castellón que se fue al descanso como vencedor moral. Entre Fali y David Gil salvaron los muebles y Paco López pudo llegar al descanso en tablas para refrescar las cabezas de unos jugadores que no andaban muy confiados.

Sin embargo, tras el paso por los vestuarios, de los veintidós jugadores que saltaron al verde hubo uno, el más vivo, que le dio por reivindicar y, de paso, ahogar mucho del ruido que sus fallos de cara a puerta habían contribuido a originar. A sus 27 años, Chris Ramos ha recibido estopa de todos los colores. Y no es para menos. A él, entre lesiones y 'espantás' de sus compañeros, le ha tocado la responsabilidad del gol de un equipo sin aura. Y eso debe pesar a un jugador que de la noche a la mañana se ha visto siendo el mascarón de proa de un club centenario que para más inri es al que él ha defendido desde que medía menos de un metro.

Procedente de un Lugo que se iba a Primera RFEF llegó al Cádiz CF en un mercado de invierno con esa cara de niño que no responde a su madurez. Lejos de enojarse por las críticas de prensa y entorno, el jugador siempre ha puesto la otra mejilla consciente del mal momento del grupo, al que él no pudo ayudar como deseaba. Es un profesional y sabe que todo eso va en el sueldo. Y no ha rechistado a pesar de ser de los pocos que el año pasado dio la cara en un año de vergüenza.

Pero por algún lado toda esa rabia ante esa injusticia debía verter. Y no, no eligió una rueda de prensa ni una publicación en una red social para expresar lo que llevaba dentro, no. El gaditano supo esperar la mejor oportunidad, y también la más acertada y correcta, para decir lo que lleva dentro, que no solo es gol. Alejado del ruido, ese en el que su club anda metido desde el año pasado, Chris Ramos llamó al silencio, que es donde mejor se pueda estar cuando todo se tambalea. Abrió el marcador a lo Iba, fue objeto de penalti y con el tercer tanto se fue al córner para pedirle al cadismo que reflexione, que se centre en el balón y se aleje del ruido. Y que escuche a los de corto. Silencio, se rueda.

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