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Carranza dicta sentencia a Fali y la toma con Alejo

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Parte de la grada no perdonó al central por su gesto en el choque frente al Oviedo, del que aún no se ha disculpado, mientras que tuvieron algo de guasa con el extremo de Valladolid

La «huelga de animación» de las Brigadas Amarillas durante los 12 primeros minutos del Cádiz - Córdoba

David Gil y Fali durante el partido l.v.
Rubén López

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Se acaba de estrenar en los cines la secuela de la afamada película 'Gladiator'. La célebre cinta de Ridley Scott rememora aquellos espectáculos de gladiadores en el Coliseo romano. Batallas y peleas que solían acabar con la decisión del emperador, del César. Pulgar arriba, pulgar abajo. Lo que dijera el líder se cumplía, para eso mandaba.

Ahora, por fortuna no hay emperadores y esos espectáculos pasaron a mejor vida. Sin embargo, el deporte y en concreto el fútbol tiene sus particulares coliseos en los que la grada, los aficionados, se visten de César para dirimir sus particulares juicios o sentencias sobre los gladiadores que están en el terreno de juego. Para eso pagan y aguantan, la afición manda aunque tenga más o menos razón. En el caso del cadismo, la zozobra y la desesperación del personal se ha convertido en no aguantar una más, por un lado, y tomárselo a risa, por el otro.

Respecto a lo primero, Carranza sentenció a Fali en el choque ante el Córdoba. La pitada de gran parte de la grada al valenciano cuando entró en el terreno de juego fue de aupa. El zaguero entraba en el terreno de juego para suplir al lesionado Zaldua, pasando Víctor Chust al lateral derecho. Durante minutos, el defensa se llevaba la pitada de los suyos cada vez que tocaba la pelota. Los mismos que durante mucho tiempo le han querido e incluso idolatrado. Pero el fútbol no tiene memoria, vive el presente y este tiempo dice que Fali se ha equivocado y todavía no ha dicho esta boca es mía.

Porque Fali ha sido y está siendo torpe. Su gesto desde la grada hace un par de semanas cuando el Cádiz solo se adelantaba en el marcador ante el Oviedo fue una enorme torpeza. «Ahora que hablen», se le vio decir con claros aspavientos en el palco de Carranza. Hasta la retransmisión televisiva fue testigo de ello. Un gesto que no gustó en absoluto, el propio Paco López lo reprobó en parte. Asimismo, se sumó a uno parecido que tuvo Iza en su gol llevándose la mano al oido. La enorme diferencia entre lo que hizo Iza y lo de Fali es que el portuense pidió perdón y el segundo no ha dicho ni 'mu'.

Y claro, pasado el tiempo la gente no olvida, de ahí la pitada. Luego estará el debate de pitar a tus propios futbolistas durante el partido, pero lo que está claro es que el jugador valenciano ha tenido tiempo de sobra para pedir disculpas y no lo ha hecho. Viendo la situación del equipo no está la cosa para que los jugadores amarillos exijan a la gente o tengan gestos con el personal, y si lo hacen, porque al final son humanos y se pueden calentar, nunca pueden sobrar unas disculpas.

Así las cosas, hoy por hoy la grada ha dictado sentencia con Fali. Será el jugador el que tenga que cambiar las cosas. Con su juego, porque el fútbol no tiene memoria ni para bien ni para mal, o con unas disculpas. La situación contractual del valenciano sigue siendo la que es con el club, pero ello no le exime de redimirse de sus errores con la afición.

Reacción inesperada con Alejo

Y luego está lo de Iván Alejo, algo más inexplicable y, porqué no decirlo, criticable a aquellos que decidieron mofarse o tener algo de guasa con el valenciano. El extremo entró en la segunda parte para suplir Ontiveros. Nada más entrar en el terreno de juego hizo una buena jugada por su banda en la que se fue de un rival. Una buena acción que encontró unos olés del público que con el paso de los minutos se convirtieron en sorna.

Cada vez que el vallisoletano cogía la pelota o daba un pase parte de la grada tenía algo de guasa, por momentos inexplicable. No fueron grandes minutos de Alejo sobre el terreno de juego, pero tampoco malos ni mucho menos. Es más, se podría decir que dentro de la mala temporada del Cádiz el de Valladolid es de los poquitos que están salvando algo los muebles.

Una situación, en definitiva, que unida a la de Fali sigue dejando un ambiente muy enrarecido en Carranza. El enfado de la gente se está conviertiendo en zozobra, indiferencia y hasta desesperación. Si bien la entrada al partido fue bastante buena, algo más de 16.000 espectadores, la sensación es que la conexión del equipo con la grada está ahora mismo muy lejos, a falta de esos ansiados resultados que mejoren la situación clasificatoria del Cádiz de Paco López.

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