Cádiz CF
Cádiz CF: Diakité, la sonrisa de enero
La irrupción del mediocentro maliense ha sido la gran noticia para un entrenador que centrará sus peticiones en otras demarcaciones exentas de calidad
Moussa se asienta bailando
Si hay un jugador que ha irrumpido con fuerza en el once de Gaizka Garitano ese ha sido sin duda alguna Moussa Diakité, de 21 años. El jugador crecido en las categorías inferiores ya venía apareciendo por el primer equipo desde finales del curso pasado, pero ha sido con la llegada del nuevo míster que se ha hecho con fuerza y decisión con un sitio dentro del once. Sus dos últimos encuentros con el Cádiz CF formando parte del equipo titular son un firme manifiesto de la seriedad que supone esta apuesta por el jugador nacido en Mali.
Ante el Levante fue el mejor de los suyos en un encuentro nada fácil para los amarillos. Llegaba uno de los equipos con mejor plantilla del campeonato y lo cierto es que entre Rubén Alcaraz y él sujetaron bastante bien a un equipo granota que hace de la posesión de balón su razón de ser.
Muchos son los aspectos positivos con los que Moussa dota a su equipo. El principal es su largo recorrido y su envergadura en un centro del campo que ha estado 'missing' prácticamente todo lo que iba de temporada hasta la llegada de Garitano al frente.
La orden de no complicarse
Para que Diakité haya tenido que salir a escena se han tenido que dar una serie de circunstancias que el canterano ha sabido aprovechar. La primera fue la expulsión de Fede San Emeterio en el encuentro frente al Burgos que acabó con el empate en Carranza por un absurdo penalti del cántabro del que aún debe estar lamentándose. La baja por sanción del ex del Valladolid fue cubierta por Diakité en Almería al estar lesionados Alcaraz y Escalante. Fue en ese último encuentro donde Garitano vio cosas en él que le apeteció seguir viendo en enero, mes en el que se está confirmando como la mejor pareja de baile para Alcaraz, que también ha visto mejorar sus aptitudes con el africano a su lado.
Ante el Levante y ante su público, Moussa Diakité embelesó a no pocos cadistas, que vieron en él a ese centrocampista con jerarquía que se planta en la medular con empaque y decisión. Su magnífico encuentro le hizo volver al once en el campo del Eldense, donde volvió a cumplir, si bien estuvo algo más impreciso en las entregas y se atrevió con regates y zonas donde no se le puede pasar siquiera por la cabeza.
Con todo y con eso, su sonrisa al final del encuentro sirve para simbolizar el estado mental de un vestuario que está volviendo a creerse que inexpugnable después de cinco jornadas sin conocer la derrota. Y sí, la sonrisa del maliense ha llegado definitivamente para quedarse.