Cádiz CF
Buscando la calma en mitad de la tempestad
Paco López no para de motivar al equipo con mensajes e imágenes con los que valora el buen trabajo hasta que aparece el error y todo se derrumba
Lo lleva diciendo un tiempo. Es más, si lo ha dicho en público se puede intuir que en privado lo diría prácticamente desde que llegó y se encontró con el percal de un equipo totalmente deprimido. Paco López pidió en una tertulia de radio de hace no mucho un psicólogo para sus muchachos, esos a los que ve tremendamente golpeados por una realidad a la que no son capaces de sobreponerse. La respuesta del club, tras dejar salir del cuerpo técnico hace poco a Coke Andújar a su negociado (y el de Cala) en Sanlúcar, ha sido que no está la cosa para contratar, ni a tiempo parcial ni indefinido, a un trabajador para la cabeza. Así que al entrenador del Cádiz CF no le queda otra que ponerse la bata de médico y hacer esa labor él mismo. O tratar de hacerla ya que no es un profesional del asunto, aunque algo entiende por todo lo que ha leído sobre el asunto.
El asunto es serio, aunque desde la presidencia no se quiere ver. Manuel Vizcaíno viene de un fútbol ochentero y, para lo bueno y para lo malo, las cosas se resuelven como vienen y con lo que hay. Con razón o sin ella, el Cádiz CF de Paco López deberá seguir andando sin el acompañamiento de un coach. En defensa de Vizcaíno, por aquí ya pasó uno y apenas sirvió para decretar el estado de depresión que vivía la desesperada plantilla de Mauricio Pellegrino, que trajo de Vitoria a Joseba del Carmen, el motivador emocional del golfista Jon Rahm. No estuvo demasiado tiempo, pero a juzgar por el resultado se ve que las charlas no empoderaron mucho a un equipo que solo ganó los partidos donde el rival no se jugaba nada.
Se fue el entrenador argentino y, como estaba cantado, se culminó el descenso pese a las infructuosas sesiones de coaching. Llegó el verano con su pretemporada, comenzó la Liga con la base del equipo que bajó y aquí las cosas no solo no han mejorado sino que van a peor. Y las cabezas, igual de machacadas. O peor. Paco López tiene buena culpa de todo lo que está sufriendo ya que dio su visto bueno para encarar un nuevo curso con buena parte de las mismas piernas y mentes que el año pasado acabaron cayendo en barrena. Y la caída en picado no se detiene.
Los resultados no llegan y el juego brilla por su ausencia. Es más, los problemas se han multiplicado debido a que ahora no se juega a lo que se intentaba jugar y la idea del nuevo entrenador se desconoce. Los bandazos son constantes y la tranquilidad no logra ni siquiera aparecer por el vestuario de unos jugadores que ya no saben ni a lo que están jugando.
De todo ello se ha coscado Paco López, que invierte buena parte de su tiempo a tratar de asentar el sosiego en la vida diaria de un grupo que sigue buscando la calma en mitad de la tempestad sin encontrarla. Para ello, para armonizar un poco el ambiente, para tratar de aislar al grupo de la tormenta, para llevar paz a la guerra de las sensaciones, Paco López trata por todos los medios de instalar en la cabeza de sus futbolistas un poco de ese temple que necesitan en el campo para poder proyectar lo que él se supone que debe haber traído en su libro. Ahora mismo, con toda la que hay formada, practicar un buen fútbol, darle entidad al equipo, resulta una tarea de lo más compleja. Por lo que se ve, además, el técnico de Silla no parece que vaya a tirar por el camino más fácil, ese que debe ir por la simplificación de ideas y en busca de la eficacia que supone la practicidad del 'resultadismo'. No. Paco López quiere empeñarse en salir del pozo con las ideas que le han hecho convertirse en uno de los entrenadores más cotizados de la categoría, sino el que más. Por eso, es consciente que para conseguirlo, antes es más importante aclarar las cabezas de los suyos para que puedan desarrollar sus conceptos sin esa presión que atenaza las piernas.
¿Por qué se desconectan los jugadores?
Paco López lleva tiempo con las manos en la obra. Las sesiones de vídeo no solo son para corregir errores y repasarlos en conjunto, también para aplaudir y alabar a sus pupilos cuando las cosas salen. Sabedor de que su propio estadio, ese que debería ser un fortín, se ha convertido en el caballo de batalla de sus jugadores, el técnico quiere hacerles ver que saben hacer lo que se les pide. Eso sí, siempre y cuando estén tranquilos y con confianza. Algo que no están consiguiendo. Sobre todo, cuando en la grada de Carranza comienzan los murmullos. Y claro, sin el con ese run run del público sus jugadores tiemblan, cuando aparecen los pitos se descomponen.
Sucedió hace un par de semanas. El entrenador cadista sentó a sus pupilos en la sala de vídeo de la ciudad deportiva y les puso los primeros diez minutos del encuentro ante el Eldense en el que los amarillos salieron bastante bien dadas las circunstancias. Callados y visionando ese arranque del encuentro, según ocurrió un par de pérdidas de balón ante el conjunto ilicitano, Paco López le dio al pause. Y habló. Y lo que les vino a decir a sus jugadores era que sabían hacerlo, que podían lograrlo. Vamos, que lo estaban haciendo bien todo lo que habían trabajado durante la semana pero, de pronto, apareció el murmullo en la grada y se desconectaron hasta irse del encuentro totalmente. De hecho, el Eldense, tras sufrir esos primeros y buenos minutos del Cádiz CF, se recompuso aprovechando las dudas de los amarillos y acabó yéndose al descanso ganando 0-1 y perdonando varias goles.
La conclusión a la se llegó ese día en El Rosal es que el equipo sufre con todo lo que sucede a su alrededor. El respetable le está pudiendo al colectivo, que en su casa se siente más vulnerable que fuera de ella, algo que es tan grave como cierto. Todo ello lo observa con preocupación Paco López, que hasta ese día se excusaba que su equipo se cae cuando comienza encajando. Pues bien, también eso se le ha vuelto en su contra después de ver como ante el Málaga la renta de 2-0 quedó eclipsada tras dos errores puntuales de dos de sus jugadores.
El Cádiz CF está hecho trizas a nivel mental. Las sesiones para motivar al grupo no cesan, pero solo serán los resultados favorables lo que harán que el equipo gane en confianza y en tranquilidad, dos factores determinantes para que Paco López pueda transmitir a sus jugadores lo que quiere de ellos sin el obstáculo de la barrera mental que en estos momentos se impone en el vestuario.
Los mensajes positivos y las imágenes haciéndoles ver a sus jugadores que saben hacer mucho más de lo que demuestran los resultados no cesan en El Rosal, pero cuando la grada de Carranza comienza a murmurar pesa como una losa que ni el coach de Pellegrino pudo levantar.