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En el barco de Chris Ramos

El delantero gaditano acalla las inexplicables críticas y se consolida como el segundo máximo productor ofensivo del conjunto amarillo

Las notas del Racing - Cádiz

Chris Ramos, durante el Racing - Cádiz ARABA PRESS

Pablo Vallejo

Chris Ramos es el futbolista que todo entrenador quisiera tener en su plantilla. El jugador que, más allá de goles o asistencias, es capaz de desplegar un derroche físico brutal siempre a favor del equipo. El primero en defender. El primero en iniciar el ataque a base de desmarques en ruptura o constantes peleas con los zagueros. El que se coloca en el primer palo para despejar el peligro en los saques de esquina rivales y, al mismo tiempo, el que busca sin descanso perforar la portería enemiga. El sentimiento y la esencia del Cádiz CF. Un rostro sobreexplotado por el club, que lo convirtió en bandera de un proyecto por necesidad y marketing más que por convicción.

Un niño que, en edad adulta, ha cumplido el sueño de miles y miles de jóvenes gaditanos que juegan cada fin de semana en las instalaciones deportivas de Elcano o en el Manuel de Irigoyen. Y que, tras meses algo arduos, se ha reencontrado con su propia confianza, aquella que marca la diferencia en los partidos. Un delantero autosuficiente, que se fabrica sus propias ocasiones. Un Juan Palomo del área con más o menos acierto. Pero ahí está. Generando y provocando que pasen cosas.

Defender la aportación de Chris Ramos en el Cádiz CF cuando acumula dos jornadas consecutivas marcando es una tarea bastante sencilla, pero cabe recordar que el delantero ha sido ferozmente criticado por múltiples circunstancias y, a pesar de ser el gran referente ofensivo del conjunto amarillo junto a Javier Ontiveros, no es considerado un titular indiscutible para Gaizka Garitano. Algo que puede entrar dentro de la lógica futbolística, ya que no deja de ser decisión del entrenador los once que juegan cada fin de semana. Pero el caso del gaditano chirriaba. Cierto es que la capacidad asociativa de Carlos Fernández es infinitamente mayor que la del 16 cadista, pero la aportación ofensiva del 16 es infinitamente mayor que la del 23 amarillo. Ahí están los datos del gaditano: ocho tantos en liga y siete penaltis provocados. El 35,9% de los goles son culpa de Chris.

Cuenta un pasaje bíblico del Nuevo Testamento, más concretamente Lucas 4:24 y Juan 4:44, que cuando Jesús puso rumbo hacia Nazaret, lugar en el que había crecido, y visitó una sinagoga que había frecuentado anualmente durante su juventud, se topó con el escepticismo de muchos asistentes a la hora de pronunciar su mensaje evangelizador. Una situación que provocó que el Mesías espetara aquello de «nadie es profeta en su tierra». 

A estas alturas de la película, uno no sabe si Chris Ramos es o no es profeta en su tierra. Por un lado, es indudable que sí, ya que acumula registros exitosos jugando en el estadio en el que siempre soñó. Por otro, la presión que supone defender el escudo de tu vida y la intimidación por parte de aquellos que examinan y enjuician cada uno de tus errores es difícil de gestionar. Por lo tanto, la conclusión debe ser total y exclusivamente suya. El precio a pagar cuando las cosas van mal es el mismo que pagar cuando van bien. Su círculo, su entorno, sus amigos, sus familiares y sus vecinos son cadistas, y eso es algo que siempre le va a acompañar, con el trascendental condicionante actual de que es protagonista principal de la película amarilla, ya sea buena o mala. Lo que este juntaletras tiene claro es que disfrutar de Chris Ramos es una bendición. Larga vida al ariete gaditano que tuvo que labrar su sueño por distintos puntos de España. Un camino no convencional hacia la gloria.

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