Eibar - Cádiz
Lo barato sale caro (1-0)
Vizcaíno ve en Eibar como los suplentes de su plantilla tampoco dan la talla en el enésimo despropósito táctico de Paco López
Y sale caro no por el portero, que también, sale caro por todo lo que lleva lloviendo desde el pasado verano. Y la verdad es que, más allá del fácil juego de palabras tras el error al encajar el gol de la victoria rival, lo cierto y verdad es que este encuentro en Ipurua constituye todo un ejemplo de la pésima planificación deportiva que se ha realizado en una plantilla sobrecargada por hombres que debían ser importantes pero que dejaron de serlo hace ya más de un año. Y claro, a esos puntales hay que pagarlos y lo que queda en el presupuesto, pues ya se sabe: da para lo que da. Y lo que da es lo que se ha visto de nuevo ante un Eibar que con nada se llevó los tres puntos ante un Cádiz cargadito de suplentes que, al igual que sus compañeros los titulares, tampoco dieron la talla una jornada más y van once. Y todo, ante los ojos de Manuel Vizcaíno, que en pocos días bajará o no su pulgar de seguir viendo como de su ilusionante entrenador nada más que reconoce el nombre.
Sacaba Paco López un once esperado por aquellos que no esperan nada. Y la verdad es que por primera vez, y aunque no tuviese sentido el equipo que saltaba al verde, era de los más ilusionantes que se prestaban a ver. El motivo era claro: caras nuevas. Pero no solo por eso, también porque los favoritos, esos a los que dio descanso el técnico que sabe que se la juega el sábado ante el Oviedo, hasta el día de hoy nada más que han hecho decepcionar y decepcionar. Y oye, para seguir con esos andares tan pesarosos, al menos intentar remover al equipo con la entrada de los defenestrados.
Y para Ipurua que fueron de salida los Caro, el debutante Kovacevic, Glauder como lateral, Escalante, San Emeterio, el canterano De la Rosa, Alejo o Sobrino. El equipo, para aquellos que dicen entender, podía ser un despropósito, pero para un aficionado cadista cansado de ver a los 'buenos' caer semana tras semana, este equipo era un soplo de aire fresco. Al menos, antes del partido.
Bajo un 4-4-2 con Sobrino algo más descolgado, la consigna bien tendría que ser fácil para todos aquellos que no han tenido muy presentes las enseñanzas de Paco López desde su llegada. Es más, por no tenerlas no deben de tenerlas ni los más habituales. Por eso, quién sabe si para el técnico de Silla, en estos momentos, lo más fácil para él y para el grupo es decir lo que cualquier grupo de amigos se dicen antes de salir a una pachanga al que pierda paga la cena. Esto es, a correr como leones, no equivocarse con pamplinas y, si hay una, meterla.
Como imbuidos por la atracción de salir de inicio tras ver como en el arranque liguero eran relegados a un segundo plano, los suplentes de Paco López salieron pisando fuerte y marcando terreno espoleados por el de siempre, Iván Alejo, que en apenas dos minutos recuperó un balón tras perseguir a Chema, que presionado se equivocaba perdiéndolo en botas del pucelano, que levantó la cabeza para asistir a Escalante para que el buen disparo dentro del área del argentino rebotara en un central armero.
Los inicios de la primera mitad fueron de dominio territorial amarillo gracias a las acometidas de Alejo, que protagonizaba buenos centros tanto con el balón en juego como parado. También el joven De la Rosa, pero su disparo moría en las manos de Fuzato.
Siete minutos tuvieron que pasar para que llegase la primera alarma vasca. Llegó por la banda zurda de Glauder, que veía como Antonio Puertas le sorprendía centrando al segundo para la llegada de Toni Villa al segundo palo con la suerte de que el remate fue sacado casi bajo palos por Kovacevic.
Apenas un par de minutos después, de nuevo entraba en acción Puertas, que dejaba atrás fácilmente a Chust para adentrarse en el área y dormirse con el tiempo suficiente para que el central valenciano arreglase su estropicio y no se marcara un 'bis' junto al papelón en Huesca.
El Cádiz seguía a lo suyo, que a ciencia cierta era más bien poco. Y con tan poco lo único que se hacía presente era Alejo, que por atreverse se atrevió con una falta que de no dar en la barrera podría haber puesto en problemas al meta local. El mismo que al saque de ese córner abrazaba la pelota tras un remate con la pierna de Escalante.
Pasaban los minutos y sobra decir que el encuentro sería complicado que pasaran incluso por el corredor de la muerte. Con todo y con eso, eran los jugadores del Eibar los que comenzaban a hacer cosas con más sentido. Tendrían su premio.
Y llegó a la media hora de partido tras una maravillosa contra orquestada por el Eibar tras una perdida de Alejo cerca del área armera. Una vez más, el equilibrio amarillo saltaba por los aires y el contragolpe llegó al área de Caro, que veía como Corpas le metía por su palo y por debajo de sus piernas el que era el primero de la tarde y el quinto que encaja en Liga en este se segundo encuentro como cadista.
A los cinco minutos, Caro salía a escena para enviar a córner un flojo disparo desde fuera del área de Matheus. Seguía el Eibar buscando e segundo y casi se lo da Glauder, que remató con el hombre sobre su propia portería un centro de Merquelanz- Remató tan bien que el trencilla concedió saque de puerta.
Como estaba cantado, el Cádiz encajó el gol viniéndose abajo y se descompuso más de lo que ya estaba. Así, pudo llegar el segundo de no ser por la aparición a la desesperada de San Emeterio, que tapaba un chut tras un pase atrás a Corpas de Puertas.
De esta manera, y tras un pequeño avance sin mucho peligro del onubense De la Rosa, se llegaba al descanso de un encuentro que comenzó con una revolución en el once que se puso en evidencia a la media hora.
Sin cambios en ninguno de los dos equipos comenzaba la segunda parte y el Cádiz seguía con la misma canción triste, o sea, se entregaba a los centro s de Alejo sin que nadie pudiera conectarlos. Sí conectó su segundo lanzamiento a puerta el local Matheus, que recogía el balón de Sergio Álvarez tras una rifa de Caro, que respondía bien al chut del mediocentro rival colocando las rodillas mandando el balón a córner.
Caro no solo regalaba balones con los pies, también con las manos; en esta ocasión se la entregaba a Toni Villa en su idea de buscar a Zaldua, pero el extremo recuperó la bola y de no ser por la recuperación del lateral vasco quizás podría haber recogido el balón desde dentro de las mallas.
Llegó el 57' y Paco López introdujo un triple cambio sacando del campo a Chris Ramos, Alejo y De la Rosa y metiendo a los pesos pesados Ontiveros, Ocampo y Carlos Fernández como apagafuegos en mitad de una tormenta. Y no tardaron estos bomberos en llevar agua al ataque cadista porque en apenas dos minutos el balón, entre Ocampo y Ontiveros, pisó el área armera hasta en dos ocasiones. Y una tercera que estaba al caer de no ser porque Carlos Fernández se fue al suelo tras ser golpeado, a Dios gracias, en su tobillo.
Parecía el Cádiz estar arreglando algo las cosas cuando un espléndido pase al hueco de Matheus dejaba solo a Jorge Pascual ante Caro, pero el ariete local se equivocó al querer superar al arquero y no darle el gol a compañero que llegaba completamente solo por banda. Eso fue lo que aprovechó Chust para apagar el peligro.
Se rompía por momentos el partido y ahora le tocaba al Cádiz avisar; lo hizo tras un centro pasado de Zaldua al que llegó con muy buena intención Carlos Fernández para ponerse el balón a Escalante para que desde el borde del área empalmara y tuviera que ser Fuzato el que salvase a los suyos del empate,
Seguía metiendo aluminio (Koaumé) y sacando madera (Fede) Paco López en la búsqueda del empate, tan cerca con la calidad que puso sobre el tapete, como lejos por la vulnerabilidad de su esquema defensivo.
A falta de quince para el 90', Melendo entraba por Sobrino para soplar más a favor de un barco que de nuevo estaba poniendo rumbo directo a la deriva. Lo intentaban los hombres de arriba, especialmente Ontiveros, que en una de esas se emborrachó tanto de balón que, al perderlo tras sobarlo tanto, lanzó lo que pudo ser la sentencia del Eibar de no ser por el pésimo disparo de Jorge Pascual cuando se encontró solo ante Caro. No llegó la sentencia, pero sí el final de un partido que abre el coliseo de Carranza de par en par para el ultimátum a Paco López frente al Oviedo.
Ver comentarios