Cádiz - Racing de Ferrol
Años después, el Racing de Ferrol visitará a otro ejército amarillo
Cuartel Carranza, así deben ver los gallegos un estadio donde ya sufrió el amurallado renacer cadista
Fueron muchos los iluminados que nada más ver la alineación que sacaba Cervera en el primer partido de aquel heroico 'play off' de ascenso maldijeron al futuro héroe cadista. En la alineación aparecían tela de defensas y se cargaba a Andrés Sánchez, que por aquel entonces era considerado para muchos el mejor lateral zurdo de la categoría de bronce. En efecto, el que parecía ser el enterrador definitivo de este Cádiz CF se colaba en su estadio con cinco defensas colocando a un central como Servando como carrilero. El partido resultó ser el deseado por Cervera. Empate sin goles y todo a una carta en A Malata. ¡Y vaya carta! El resto ya es historia del cadismo.
Entonces, en los días previos a este encuentro eliminatorioa ante el Racing de Ferrol, el gafa tenía toda la cara de un catequista recién llegado a un guerra civil tercermundista. Solo había entrenado los cuatro últimos encuentros de la liga regular tras suplir al destituido Claudio. Aquellos encuentros fueron letales para la ilusión amarilla, que juraba en arameo al ver a su equipo perder ante el Mérida en casa, arrastrarse empatando en Jumilla, volver a caer en Carranza ante el UCAM Murcia y escuchar (no fue televisado) que había ganado 0-1 con gol de Salvi en Jaén, donde se pudo la primera piedra de ese renacer amarillo bajo una muralla.
Porque eso fue lo que le construyó Cervera a Tena, entrenador ferrolano. Una muralla a domicilio. Ahí la llevas, parece que le dijo el catequista. Y ahí la llevó todo el cadismo, donde solo los entendidos supieron leer lo que se proponía el sabio entrenador nacido en Guinea Ecuatorial. El técnico de las gafas puso a jugar a un imberbe Carmona (que fue reemplazado en el ecuador del 'play off' por Juanjo) de lateral derecho y colocó a su guardia pretoriana apuntalando la zaga. Y es que si algo tenía claro los días previos Cervera es que Migue González, Aridane y Servando tenían que jugar sí o sí. Y lo hicieron por detrás de un centro del campo que era todo corazón (David Sánchez), pulmón (Mantecón) y cerebro (Abel Gómez). Un triple pivote que fue el encargado de enmarañar a un Racing de Ferrol que una semana antes había perdido el privilegio de jugar el play off directo de ascenso en beneficio del Racing Santander, siguiente víctima cadista.
Arropado y muy bien arropado, la muralla tenía sus flancos. Y qué falncos. Salvi y Alvarito eran los cohetes de un equipo rematado por un delantero sin gol, pero con picardía como Lolo Plá. El momento de Güiza, que ni jugó ese encuentro, se haría de rogar.
Años después de ese empate, que se remató con el 1-2 en la vuelta, vuelve a llegar al cuartel Carranza un Racing de Ferrol que se verá las caras ante otro Cádiz CF echado atrás y con una defensa de cinco. El clima, tras la victoria en Castalia, habrá mejorado y el ambiente será todo lo hostil que en su día fue en contra de los ferrolanos y a favor de un equipo que aquel el 21 de mayo de 2016 volvió a renacer desde una muralla, la misma en la que Paco López se defiende en aras de salir cuanto antes.
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