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El ambiente más raro en la final más importante
Gran parte de la grada de Carranza se comportó durante el último encuentro de una forma airada, convulsa y tremendamente hostil con su directiva
Frío recibimiento al equipo (Vídeo)
Cánticos contra la directiva antes del encuentro (Vídeo)
El ambiente más raro en la final más importante. Cualquiera que no fuese cadista se quedaría muy sorprendido con todo lo que se vivió el pasado domingo en el estadio Carranza. Y en sus aledaños.
Ya por la mañana había poca marcha. Y eso que hacía un buen día, pero como que la mayoría de la hinchada se ha cansado de mimar a un equipo que nada más que le ha dado disgustos esta temporada. Así, ya en el hotel donde se suele concentrar la noche anterior el Cádiz apenas había padres con sus hijos esperando la salida de un equipo que vería como, ya en el autobús, el recibimiento no era el de otras ocasiones. Esta vez sí, la gran parte de la afición cadista acudió a su estadio herida, cabreada y desolada por una temporada aciaga.
Una hora y media antes del encuentro se citaba una parte importante de la afición, la más ruidosa, esa que hace funcionar el motor anímico del estadio; pues bien, los colectivos Brigadas Amarillas y Alma Cadista, a los que se sumaron muchos más aficionados, se agrupaban en los bajos de tribuna por donde suelen hacer entrada las autoridades en señal de protesta por la gestión de la directiva. La indignación y el enfado dieron paso a insultos, del todo censurables, y cánticos en contra del presidente Manuel Vizcaíno y su mano derecha Rafael Contreras. Mucho grito, alguna que otra bengala y poco más.
Pero lo que parecía un acto más de paripé como en otras ocasiones pasó a convertirse en la gran noticia. El equipo salía y la pitada general a los de amarillo, «los nuestros», recuerden, se imponía sobremanera a una himno de Manlo Santander al que por primera vez no solo no se le bajaba el volumen para que lo cantase la afición sino que se le hacía sonar a todo lo que daba para intentar ahogar los cánticos de 'Vizcaíno dimisión', 'Vete pa Sevilla' y alguno que otro más del todo intolerable por su violento grosor a Rafael Contreras.
Había sucedido. A falta de cuatro jornadas para el final la afición despertaba y hacía ver a sus jugadores que estaban de uñas con ellos por la pésima campaña que están realizando. Pitados una vez y antes de que comenzara el choque, se les dejó tranquilos durante el encuentro salvo excepciones personificadas en Maxi Gómez, al que ya se le critica con sorna ('Maxi marca un gol' o 'Maxi tira a puerta'), en Rubén Sobrino por un error garrafal en una asistencia, y en algún que otro defensa cuando se quitaba el balón de encima con un simple pelotazo. El resto, poco más. De hecho, fue justo en el minuto 66 cuando la grada se activó y arropó como siempre al equipo cuando vio a este sufrir un pequeño asedio de un Getafe que disparaba con balas de fogueo. Hasta ese minuto, la grada alternaba cánticos insulsos y habituales al equipo con fuertes señalamientos al palco donde estaban Vizcaíno y Contreras.
El ambiente en Carranza dio para mucho. Incluso para discusiones que se dieron entre los propios aficionados; unos a favor de reprender a jugadores y directivos y otros en pedir que toda esa protesta no fuera durante el encuentro. Incluso hubo aficionados a los que se le tuvieron que retirar alguna pancarta o material con contenido ofensivo.También hubo sus más y sus menos durante el calentamiento del equipo, donde se pudo ver a Iza y Alejo departiendo con un aficionado que mostraba su malestar. Esto no es la primera vez que pasa puesto que no es la primera vez que aficionados han denunciado algún que otro desplante de un jugador dirigido a la grada. Hay que recordar que todos somos personas.
Y hablando de personas, los futbolistas del Cádiz acabaron el encuentro exhaustos, y aunque su entrenador dijo en la rueda de prensa posterior al partido que este ambiente no beneficia en absoluto lo cierto es que los jugadores amarillos supieron estar a la altura de las circunstancias aislándose por completo de una marejada que, en cierta parte, iba con ellos pero no hacia ellos.