Alcaraz se rompe y deja otro hueco en la medular

Torció el gesto, se llevó las manos al aductor y ya se avecinaba un problema. Y así fue. Rubén Alcaraz estuvo el tiempo suficiente en el campo para dar tiempo a que su compañero Gonzalo Escalante pudiera calentar algo y no se rompiera a las primeras de cambio como le acababa de ocurrir a él.

Ya este encuentro en Zaragoza se tuvo que planificar contando con la ausencia del descubrimiento de Garitano, el africano Moussa Diakité, que fue expulsado en el encuentro anterior ante el Mirandés. El puesto del maliense fue cubierto por Fede San Emeterio, ¿pero quién ocupará la jornada próxima la plaza que con casi toda seguridad dejará vacía Alcaraz?

Lo más probable, pensarán, algunos es que volviera a sucederle Diakité, pero ¿no sería eso un mensaje defensivo al equipo que tan valientemente está encarando los últimos encuentros? Habrá que esperar, si acaso una alternativa posible podría ser la que ya ha manejado en Zaragoza el propio entrenador cadista. Sí, Gonzalo Escalante podría volver a tener una oportunidad de oro para volver a recuperar esa versión que solo dio en su primer medio año como cadista y con Sergio en el banquillo.

El mediocentro argentino llegó al Cádiz en un mercado de invierno cedido por el Cremonese italiano, club que finalmente lo vendió a la entidad amarilla tras su gran media temporada que realizó y que finalizó con la agónica permanencia en Mendizorroza. Ese gran papel le valió el derecho a hacer un buen contrato con el club donde lleva un tiempo desconocido.

Escalante nunca ha sido el que fue aquella media temporada y para desgracia del cadismo su mejor versión la dio como jugador prestado por el club italiano y no cuando se convirtió en patrimonio del club que ahora espera su resurrección con este enésima oportunidad.