Eldense - Cádiz
¡Adiós fantasmas, adiós! (1-4)
El Cádiz se aleja del descenso gracias a las facilidades dadas por un Eldense que entregó la cuchara a un equipo que supo qué hacer con ella
Imágenes del encuentro
Víctor Chust envió un balón al aire para que Ontiveros sacase oro consiguiendo abrir el marcador.
¡Adiós fantasmas, adiós! Ya era hora. El Cádiz se libra de ataduras mentales en Elda, un lugar donde se podría abrir la grieta de un precipicio al que habría qué ver si la institución estaba preparada o no para afrontarlo. Adiós fantasmas, adiós. Garitano ha conseguido en un mes librar a sus muchachos de los miedos, dudas y desconfianzas con las que venían conviviendo desde que el Athletic le metió un 3-0 en San Mamés en septiembre del 23. Y lo ha logrado con un discurso tan facilón como verdadero. Sí, es cierto que esta goleada ha sido en el campo de un equipo con perfume a Primera RFEF y gracias a las facilidades dadas por una defensa que regaló los tres primeros goles a un equipo que sigue dependiendo en demasía de un jugador, Ontiveros, que ya suma nueve goles. Sin embargo, la fortaleza mental adquirida por los resucitados hombres de Garitano bastó para imponerse en el Pepico Amat, un estadio con aroma a una categoría que el cadismo no puede permitirse el lujo de volver a pisar.
Un Ontiveros radiante, al que se le fue incorporando sus compañeros con el resultado a favor, fue suficiente para dejar claro que este Cádiz, por potencial y presupuesto, no debe estar metido en el lío en el que se estaba metiendo de la mano de un Vizcaíno que confió demasiado en un entrenador para otros menesteres muy diferentes de los que se maneja entre manos Garitano.
Finalmente, fue Álex el sacrificado por la vuelta al once de Ontiveros, que se colocó donde lo hizo el pelirrojo ante el Levante dejando a Ocampo la banda izquierda de inicio. El otro cambio en el once fue el obligado de Mario Climent por el sancionado Matos.
Intentó mandar desde el principio, al menos territorialmente, el Cádiz, que vio que no podía tras una pérdida de balón en campo contrario con la que Nacho Quintana forzaba una falta peligrosa al borde del vértice del área tras un carrerón que solo fue frenado por Diakite. El lanzamiento de Marc Mateu no encontró puerta para alivio de David Gil, que ya presagiaba que la tarde no iba a ser cómoda en Elda.
No iba a ser nada fácil ya que a los tres minutos de esa acción el Eldense volvía a pisar área gaditana forzando un córner, que fue revisado por unas manos de Climent que finalmente no fueron señaladas al tenerlas pegadas al cuerpo. El saque de esquina fue tan mal defendido por la zaga amarilla -de blanco en Elda- que el balón le llegó solo a Dumic, que tras controlar mal no pudo batir a David Gil, que salvaba los muebles muy temprano.
Pasados los primeros diez minutos de absoluto dominio local, el Cádiz intentaba recomponerse un poco sin demasiado resultados puesto que seguía siendo los pupilos de Dani Ponz los que ponían mayor brío a su juego. Eso fue así hasta pasado el cuarto de hora que Ontiveros llegó al partido para decir 'qué pasa aquí'. Para empezar, se sacó de su chistera un pase mágico en el que Ocampo ni creyó ni estuvo por creer. Se lamentó el malagueño, pero no por ello tiró la toalla sino todo lo contrario.
Ontiveros cambia el decorado
Era el minuto 20 de partido cuando Chust se quitaba un balón de encima con un patadón con su exterior hacia el área contraria para el que corrió Ontiveros, que le robó la carteta a un parsimonioso Íñigo Piña para empalmar de primeras y sorprender a Mackay con un derechazo que adelantaba a los cadistas tras tocar levemente en el desafortunado zaguero azulgrana.
Al minuto pudo llegar el empate, pero apareció Iza repeliendo un remate a bocajarro de Masca en el segundo palo para alegría de David Gil, que, ahora sí, veía como sus compañeros templaban al animado conjunto alicantino. Por momentos, el Cádiz parecía amoldarse al nuevo escenario y se intuía que fuera a dar un paso adelante, pero no fue así porque este equipo mantiene las malas costumbres de relajarse cuando se cree tener controlado el partido de marras.
Por eso mismo, era el Eldense el que continuaba con la inercia de acercarse al área contraria pero con la misma poca efectividad que desde el principio. Eso era así hasta que algún integrante de la doble O le diera por aparecer, como lo hizo Ocampo en el 35' para hacer su jugada favorita pero su disparo no encontró el palo largo del portero y acabó perdiéndose por línea de fondo. Eso espabiló a Sobrino, que al poco se sacaba un buen pase al balcón del área por donde aparecía Carlos Fernández para ni controlar ni rematar para cabreo del delantero que fue.
Sentencia antes del descanso
Sesteaba el Cádiz cuando de nuevo la zaga local se empeñaba en despedir a su entrenador. Esta vez fue el lateral Fran Gámez el que se dejaba mangonear por Ocampo cerca del córner para que el charrúa se hiciera con el balón y se presentante ante los dominios de Mackay, que volvió a ver como su central Íñigo Piña se convertía en su peor enemigo al convertir el pase del uruguayo en el de la muerte al tocar lo suficiente para asistir en bandeja el segundo a Sobrino, que llegó puntual a esa cita que tiene en el segundo palo.
Ontiveros celebra su gol.
Placentera tarde se le ponía al Cádiz, que en el descuento haría el tercero tras una falta forzada y botada por Ontiveros y rematada de cabeza por Alcaraz, que peinó lo suficiente para sacarle brillo al centro chut del malagueño con el que los gaditanos sentenciaban antes del descanso. Ocampo quiso apuntarse a la fiesta en la última jugada antes del pitido del ecuador, pero su contragolpe no acabó en gol dado su negada pierna izquierda.
Muchísimo más tranquilo saltó en la reanudación el Cádiz, que incluso se atrevió a tocar el balón todo lo que no ha tocado hasta el momento. Esto provocó la primera llegada al área local después de un centro de Climent, que visto lo visto se la puso de caramelo a Íñigo Piña para que el central, cegado por el sol, rematase a su portería pero esta vez a las manos de su portero. No, no estaba siendo su día, pero sí el del lateral zurdo que debutaba con el Cádiz. Fue a la salida de un córner cuando reaparecía Climent para chutar tal como le vino desde el vértice del área para sorprender al meta azulgrana, que ya qué más daba si pudo hacer algo o no porque tanto el partido como su entrenador ya estaba perdido.
Con el encuentro muerto, la cosa estaba en si David Gil cerraba de nuevo su portería virgen y, desde luego, por el meta madrileño no iba a ser ya que cada vez que tenía que aparecer aparecía raudo, veloz y seguro ante las pocas pero existentes acometidas rivales. De hecho, tuvo que poner sus gritos en el cielo para llamar la atención de los suyos, que con resultado ya en el bolsillo, comenzaron a tocarse las pelotas. Y claro, el Eldense no paró de buscar su gol del honor, pero entre las acciones de David Gil, la colaboración de Kovacevic, que despejaba un ataque bajo palos, y la mala puntería de Masca y Collado el cero seguía en el casillero de los de Ponz, que desde el descanso escuchaba en la grada como pedían su cartilla del paro.
A veinte del 90', Garitano refrescó su once dando entrada a Zaldua y Álex por Iza y Ocampo. Antes, en el primer tiempo, tuvo que sacar a Fali por el serbio Kovacevic por la enésima lesión del central valenciano, que ya no es tan titán. Chris Ramos y San Emeterio completarían los cambios en el 78' al sustituir a Alcaraz y Carlos Fernández.
Visto para sentencia, el choque servía para ver cómo se seguía gustando un Ontiveros con el guapo 'subío'. El marbellí buscó la manita tras una jugada en la que logró hacerse con la pelota en la línea de fondo y buscó el pase de la muerte obstaculizado por la, ahora sí, atenta defensa blaugrana.
Y si Ontiveros hacía las delicias de los suyos, por parte local el que lo lograba haciendo el del honor fue Simo, que con un derechazo desde fuera del área y tras el saque en corto de un córner sorprendió a David Gil, tapado por sus compañeros. La respuesta la iba poniendo el de siempre, pero en esta ocasión el disparo ajustado de Ontiveros se iba rozando el palo corto del arquero local. También de botas del mediapunta pudo hacer el quinto Sobrino, pero su volea casi que con la suele se fue alto tras el saque de una falta.
Ya en el añadido y con los futbolistas locos por coger el camino a casa iba llegando el segundo del Eldense tras una jugada en la que Diego Collado controló y se acomodó el balón con la mano para disparar y batir por bajo a un David Gil rescatado por el VAR.
Con ese gol anulado finalizaba un encuentro que el Cádiz supo obrar aprovechando los regalos de un Eldense que deja en una zona de descenso de la que se aleja con decisión un Cádiz ya libre de fantasmas.
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