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Cádiz CF: un clima adverso desde dentro para fuera

Los pupilos de Paco López comenzarán la temporada en mitad de un ambiente enrarecido por la grieta cada vez más abierta entre directiva y masa social

Los motivos del Cádiz CF para requerir información a sus aficionados

Queremos burofax, pero con transfer

Brigadas Amarillas convocó una concentración contra la directiva. l. v.

Alfonso Carbonell

En las oficinas del Cádiz CF van a tener que hacerse con más pies para pegarse más tiros porque no dan abasto con los dos que se tienen. En los despachos de la Plaza de Madrid no descansan y los asesores deberán estar de vacaciones porque parece no haber nadie al volante. O sí, un kamikaze con patente de corso para enturbiar cuanto pueda todo el escenario a menos de dos semanas para el comienzo de una temporada que promete más intensidad en el entorno que en el terreno de juego a juzgar por lo poco o nada que se está viendo en esta lúgubre pretemporada. Y no es para menos, futbolistas y cuerpo técnico del Cádiz CF deben estar alucinando con el caldo de cultivo que le están cocinando desde su propio club de cara a su inicio liguero. La afición, sobra decir, ya estaba de uñas ante la falta de fichajes, pero la última de la directiva ha sido el no va más para que el fuego se esparza.

El verano del Cádiz CF, soporífero como todos, está siendo de aúpa. Sin apenas fichajes, un mes hace del último, y sin ilusión tras un descenso más que merecido, ahora, de golpe y porrazo, el club abre una caza de brujas contra todo disidente que haya estado al lado de un nota que haya insultado. Es cierto que ya el presidente lo adelantó hace algún tiempo y en su razón está, pero no por ello va a conseguir que esa nueva línea que está trazando contra la animadversión que genera se le vuelva en su contra. El desapego con el club es notable.

La nueva política de persecución al disidente, al que insulta en manifestaciones o por las redes sociales ha sido la última de una directiva empeñada en ahondar en la división de una masa social que parece estar perdiendo la paciencia con unos dirigentes que se sienten víctimas de ataques personales.

La manifestación del partido contra el Getafe

La gota que colmó el vaso de la paciencia, en este caso de Manuel Vizcaíno, fue la manifestación previa la choque frente al Getafe de las últimas jornadas de la pasada temporada en Carranza. En efecto, en dicha concentración no faltaron las faltas de respeto e insultos de algunos manifestantes que fueron convocados por el grupo ultra Brigadas Amarillas, con quien el club ha tenido sus más y sus menos. Sus más y sus menos, las dos cosas. Conviene no olvidarlo porque, ya saben, nada como alimentar a un monstruo. Pero en este Cádiz CF, lo que ayer fue blanco (apoderado y con mando en plaza) hoy es negro (vetado y enjuiciado). Y así, con todo.

En efecto, la concentración previa a ese partido frente al Getafe motivó una gran indignación y tremenda cólera y, seguramente, comenzase ese día a germinar la idea de perseguir al que insulta de manera descerebrada. Sobra decir que el Cádiz CF y cualquier institución o persona está en su pleno derecho de defenderse, pero de ahí a requerir a sus abonados si han secundado esas protestas o sin pueden dar nombres de quiénes la organizaron va un camino por el que muchos cadistas, según se está viendo, no están por la labor de transitar.

Por todo ello, era cuestión de tiempo que las cosas se incendiaran como así ha sido en vista de la indignación que ha despertado en la masa social unas cartas enviadas -no han sido las únicas- a aficionados y socios por su complicidad con la plataforma Alma Cadista, un colectivo que Vizcaíno decía, con desdén, desconocer quién andaba detrás de esa bandera pero que bien se ha encargado de perseguir «vía burofax con acuse».

Según aficionados consultados, lo que persigue la entidad cadista es retirarle sus abonos y apartarlos del estadio Carranza, por cierto, otro tema que ha generado no pocas críticas dentro de una afición en la que, como es normal en toda casa de vecinos, hay muchos contrarios a este recambio de nombre al entender que se está burlando la ley instaurada en tiempos de Zapatero.

La cosa está que arde. Y lo peor es que en mitad de todo este embrollo está un equipo que en pocos días comenzará una temporada en la que debe intentar por todos los medios calmar el asunto. ¿Cómo? Pues ganando. En caso contrario, llamen a los bomberos.

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