Virgen Poderosa, cuando la receta más nutritiva se cocina con el corazón
Casi un centenar de personas acuden diariamente por el comedor Virgen Poderosa, conocido popularmente como María Arteaga por la calle donde se ubica. La entrada es discreta pero dentro se encuentra el hogar de muchas de las personas que acuden diariamente obligadas por la necesidad. «Esperábamos que con la llegada del invierno la cifra descendiera porque suele ser lo habitual pero no ha sido así. Se han mantenido los usuarios», explica Lucía Reinado, la trabajadora social que recalca que también ha aumentado (y mucho) la asistencia a familias con menores que se encuentran en una situación de precariedad económica. Este servicio ofrece alimentos en crudo para que puedan cocinarlos en casa. «La demanda ha crecido bastante en los últimos meses y tenemos lista de espera. Creemos que puede ser por la subida de los precios.
La principal demanda que nos hacen es que tienen la nevera vacía y nosotros les facilitamos alimentos orientados a que los niños no pasen hambre, así que incluimos yogures, productos para el desayuno y la merienda, carne, huevos y legumbres».
Con el paso de los años, lo que comenzó como una iniciativa para atender una de las necesidades más básicas del ser humano ha ido ampliando sus servicios para dar respuesta a otras carencias a que también ahogaban a los usuarios. El servicio de comedor Virgen Poderosa no se queda en la comida, va mucho más allá. El centro cuenta con ropería, apoyo alimentario a familias y atención social porque «no sólo un plato caliente o una acogida cálida son suficientes, sino una motivación y refuerzo claro por la formación, promoción, búsqueda de empleo, empoderamiento de la persona, siempre impulsando y creando conciencia del protagonismo de la persona para no hacerla mera consumidora de recursos».
Al calor de los peroles
La actividad en las cocinas empieza temprano y acaba tarde. La higiene es extrema y se trabaja con esmero para que los sabores de guisos y potajes recuerden a los sabores de la infancia, a comida de la abuela. El desafío es diario pero no se escatima en alegría y el buen humor y la tarea siembre se completa con éxito porque en este comedor gaditano todo es grande: peroles, cacerolas, batidoras, ollas, fregaderos, hornos, cámaras frigoríficas... todo del tamaño del corazón de las Hermanas, trabajadores, voluntarios y benefactores que hacen posible, –con su entusiasmo y entrega–, que el trabajo salga adelante.
Han pasado más de 33 años desde que, en marzo de 1989, las Hijas de la Caridad de San Vicente Paúl abrieran este comedor. Lucía Reinado recuerda que las religiosas empezaron dando el almuerzo y que después abrieron una ropería para atender a personas y familias que necesitaban vestuario y productos de higiene y calzado. «Primero se centraron en las necesidades básicas pero todo ha evolucionado y ahora también se actúa sobre la promoción de la persona».
La institución que gestionan las Hermanas de la Caridad es una red de seguridad sin fisuras. El comedor siempre ha estado operativo, incluso cuando las restricciones de la pandemia eran más fuertes se siguió entregando comida aunque fuera en paquetes preparados. Además, aprovecharon los meses en los que el servicio de comidas presencial se paró para mejorar las instalaciones para la entrega de alimentos, se renovó el mobiliario y los utensilios para los comidas.
El comedor social Virgen Poderosa se integra en “Comedores con Alma”, que sólo en la zona de la Bahía de Cádiz entrega casi 600 comidas cada día a familias que carecen de los ingresos necesarios para cubrir la alimentación básica de sus miembros. «Trabajamos duro pero necesitamos soporte económico porque la mayor parte proviene de las pensiones que entregan las Hermanas de la Caridad. Por eso es tan importante el apoyo y las aportaciones que nos hacen desde entidades como Fundación “la Caixa”, argumenta Reinado que aprovecha la ocasión para lanzar un llamamiento a la solidaridad. «Necesitamos manos jóvenes de voluntarios que quieran colaborar porque casi no damos abasto. Y seguimos necesitando todo tipo de ropa tanto para niños como para adultos», concluye sonriente.
Quienes son
El Comedor Virgen Poderosa es un comedor social que se encuentra en Cádiz capital, brindando sus servicios a las personas sin hogar y/o en riesgo de exclusión social, y ayudando a familias con menores a cargo. Contamos con servicio de comedor, ropero, apoyo alimentario a familias y atención social.
Este comedor está dirigido por las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, inspiradas en la figura de sus fundadores San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac, intentan vivir el carisma vicenciano de servicio al necesitado en cada uno de sus proyectos.