Salud se compromete a mejorar y reforzar la coordinación con la Asociación Asperger de Cádiz
La delegada territorial de Salud y Consumo en la provincia de Cádiz, Eva Pajares, ha mantenido una reunión con representantes de la Asociación Asperger TEA de Cádiz, un primer encuentro, en el que ha tenido la oportunidad de conocer la labor de esta entidad con ámbito provincial y con quienes se ha comprometido a mejorar y reforzar la coordinación entre la Delegación y la asociación, así como entre esta última y las unidades de Salud Mental Infanto-Juveniles (USMIJ) de la provincia.
La delegada ha estado acompañada por la secretaria general de la Delegación, Rocío Fernández; por parte de la asociación han asistido una renovada junta directiva, en concreto su presidenta, Inmaculada Ibáñez, así como la gerente, Fátima Morales, y la neuropsicóloga, Rocío Garrido, ha informado la Junta en una nota.
En este encuentro, Asperger TEA de Cádiz ha ofrecido también sus recursos, entre ellos en materia de formación, a la Consejería de Salud y Consumo.
Esta asociación sin ánimo de lucro se dedica a la formación en intervención psicosocial de personas con síndrome de Asperger, un Trastorno del Espectro Autista (TEA), reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que se caracteriza por una limitación significativa de las capacidades de relación social, una alteración en los modelos de comunicación, empleo peculiar del lenguaje, así como la presencia de rituales u temas de interés absorbentes y limitados.
Dentro de los trastornos incluidos en el espectro autista, que se caracterizan por ejercer patrones repetitivos de comportamientos y por dificultades de comunicación e interacción social, se encuentra el Síndrome de Asperger.
Los profesionales sanitarios aseveran que asociar este síndrome con un nivel intelectual elevado es una mitificación apoyada, por ejemplo, en las series televisivas.
Para identificar características individuales, la Guía Práctica de la Sociedad Europea de Psiquiatría Infantil y para el Adolescente recomienda que se utilicen una serie de especificadores para verificar síntomas de los trastornos del espectro autista. Algunas de ellas consisten en evaluar la existencia de discapacidad intelectual, problemas de lenguaje, si está asociado a una condición médico-genética, con un factor ambiental y con otro trastorno del desarrollo neurológico, mental o del comportamiento.
Esta identificación permite la precocidad en el abordaje del trastorno, que determina un mejor pronóstico y que los niños puedan comenzar también sus terapias a una edad cada vez muy temprana.