“La depresión te toca y te toca; la buena actitud es para poder afrontarla”
La depresión, una de las aristas más reconocibles de la salud mental, soporta una multitud de mitos y falacias girando sobre su definición que la desvirtúan y, principalmente, estigmatizan. Para ello son útiles estos días que nutren el calendario. Porque ofrecen la excusa para su análisis y discusión, reflexiones acerca del momento actual de la sociedad y más preguntas que certezas sobre su proliferación en jóvenes y adolescentes.
Auxi Martín, psicóloga de Afemen (Asociación de Familiares y Personas con Enfermedad Mental) en la provincia de Cádiz, desliza algunas claves sobre esta epidemia silenciosa que empieza a romper los silencios para reconocerse como una palmaria realidad.
-Este pasado viernes, 13 de enero, se conmemoró el Día mundial de la Lucha contra la depresión. ¿Por qué es tan necesario marcar en rojo esta cita en el calendario?
--De alguna manera queremos concienciar y sensibilizar, informar de que cualquier persona puede sufrir una depresión. Sin importar la edad, el género o las condiciones socioeconómicas.
-Es constante en esta era de sobreinformación derribar tantos mitos y tabúes.
-Resulta muy necesario eliminar todos esos comentarios que rodean a la salud mental. Hay muchas personas estigmatizadas, que consideran que la depresión es sinónimo de fragilidad y de debilidad. Y todos debemos entender que le puede pasar a cualquiera.
-¿Podemos hacer una foto fija del actual momento? Por fin parece que se empieza a hablar de ella, a nombrarla con toda su contundencia.
-Si algo debemos agradecer a la pandemia de coronavirus es que ha abierto una puerta a la salud mental. Cada vez se habla más de ella y con mayor naturalidad. Ahora se nota mucho en colegios e institutos, cuando los niños y jóvenes empiezan a hablar sin tapujos de ansiedad o tristeza, mientras que antes se solían quedar callados.
-¿Se ha agravado la cuestión con el covid?
-Es evidente que a raíz de la pandemia hay un mayor número de casos y además los que había pues se han agravado. Y no sólo en adultos, sino también en niños y adolescentes. Es la pandemia silenciosa. Hemos notado el aumento tanto en los centros como en las consultas. La depresión es más frecuente de lo que podemos imaginar. Al menos uno de cada cuatro personas pueden sufrir depresión en su vida.
-¿Y por qué? ¿Qué se esconde detrás de una depresión?
-Hay muchas variables. Existen componentes biológicos, por lo que la genética es muy importante; también factores psicológicos, influyendo determinadas formas de ser como la inseguridad, la baja autoestima... y otros factores ambientales externos, de tipo traumático, como puede ser el maltrato, violencias, bullying, pérdidas, duelos, cambios... Hay una carga genética importante, por lo que cuando nacemos tendremos más probabilidades. Es el caso de que personas sin factores externos importantes atraviesan una depresión, y todo lo contrario. Pero no tiene nada que ver con la fragilidad.
-¿Y el mito de la actitud? ¿De que con buena actitud se supera todo?
-Eso se "si pones de tu parte, se sale"... No. Esto no es así. Te toca y te toca. Este mismo planteamiento no ocurre con los problemas físicos, pero sí en los emocionales. Y por ello hay personas que vienen con sentimientos de culpa muy grandes.
Lo que es importante la actitud es para acepta que nos puede pasar a todos. Eso es fundamental para poder afrontar. Y así acudir al médico, pedir ayuda y aceptar consejos. En la depresión no hay distinción, pero es tratable.
-¿Cuáles son las señales de alerta a las que debemos estar atentos?
-El principal problema es cuando interfiere en tu vida cotidiana y te la condiciona. Hay que separar el estado de tristeza, que es una emoción pasajera y más un síntoma, de una depresión. Esta enfermedad presenta muchos síntomas y te incapacita para llevar una vida normal, en el trabajo, para disfrutar, tener relaciones personales...
-Durante mucho tiempo ha permanecido esta cuestión en la sombra, en el silencio. Ahora empiezan a contabilizarse los casos, a relatar vivencias... y el índice de suicidios es una lacra insoportable.
-Otra gran pandemia. Los casos más graves de depresión llevan a estos pensamientos recurrentes, de muerte y suicidio. Ante estas ideas, es fundamental no sentirte culpable y pedir ayuda. Ir al médico de cabecera, ponerte en manos de especialistas que valorarán el tratamiento. Tienen muy mala prensa, pero se está avanzando bastante y en muchos casos son necesarios. Sumarle la terapia psicológica. Y rodearte de personas que sepan de lo que hablas, porque es muy importante que nos escuchen, sentir que uno no está solo. No es lo mismo pensar todo esto en silencio que compartirlo.
-Ir al médico... pero hay tanta escasez de recursos.
-Mucha población con problemas de salud mental y no se da abasto. Pero hay que acudir al médico, que en contacto con el especialista puede hacer un seguimiento. El sistema de salud esta colapsado pero es necesario dar ese primer paso.
-¿Cómo se distingue entre depresión y ansiedad, otro de los problemas más frecuentes?
-Son trastornos diferentes que tienden a confundirse pues comparten algunos síntomas y pueden converger a la vez. Son formas de reaccionar a determinadas circunstancias. Si la situación la interpretamos como peligro o amenaza, se disparará nuestro sistema de alerta y suele ser ansiedad. Si lo percibimos como pérdida o error, es probable que se trate de un pensamiento depresivo.
En general, en la ansiedad, el sentimiento que predomina es el miedo (taquicardia, sudoración...) y en la depresión es la tristeza, por lo que los cambios fisiológicos no son tan concluyentes. En algunas personas es posible encontrar a personas con depresión con algunos rasgos de ansiedad, y a la inversa. Hay situaciones de amenaza y pérdida a la vez.
-En Afemen también se le ha dado relevancia no sólo a quien padece la depresión, sino a los que le rodean.
-Es un programa base de la asociación que tenemos que agradecer a la Fundación La Caixa. Las familias de personas con trastorno mental grave vienen a veces con problemas de ansiedad, y por ello se les apoya y ayuda, porque la capacidad de comprender es fundamental.