“Estuve encerrada en una casa sin agua caliente y me amenazaban si no pagaba”

Una mujer que ha sufrido maltrato y que ha estado en situación de prostitución narra su experiencia tras participar en el Proyecto Oblatas ‘Mujer Gades’

Hay historias difíciles de contar. La de Martina, –nombre ficticio elegido por nuestra protagonista–, es una de ellas. Es un relato a flor de piel, con muchos silencios, con preguntas que se quedan en el aire, con palabras duras y respuestas a quemarropa. Martina ha ejercido la prostitución. Ha sido maltratada por un hombre que la golpeó y destrozó su cuerpo. En el hospital le cosieron las heridas de la carne; las otras, siguieron sangrando.

Su maltratador está en busca y captura y ella ha tenido que entrar en un programa de protección de testigos que la ha obligado a dejar atrás sus raíces para proteger su integridad y la de su bien más preciado: sus hijas. Pese a todo, nadie ha conseguido quebrar la voluntad  de esta mujer perseverante y resiliente. Ahora vive en Cádiz pero su agitado periplo vital la ha llevado por diferentes ciudades de la geografía española. Reconoce que al principio le costó encajar porque es «urbanita» y siempre ha vivido en ciudades que multiplican por 14 los 120.000 habitantes de la capital gaditana. Sin embargo, aquí, en este pequeño rinconcito bañado por el mar, ha encontrado un hogar aunque sea lejos de su familia.

Poco a poco va recomponiendo su vida, encontrándose, conociéndose y aceptándose. «Creo que hasta me ha cambiado el carácter. Ahora soy más tranquila», apunta esbozando una sonrisa pero sabedora de que sigue siendo un torbellino. Los que la conocen hablan de una persona más relajada y confiada; la perciben como una mujer menos áspera que la que llegó a Cádiz hace unos años. «En algunos momentos tomé malas decisiones, tengo que reconocerlo, pero en Proyecto Oblatas Mujer Gades siempre han creído en mí. Son mi familia. Conocen todo de mi y no me juzgan. Me dan soporte y siempre me han ayudado. En todo», recalca rotunda. Entonces relata uno de esos episodios que marcaron un antes y un después en su vida. Otros, prefiere no recordarlos por su dureza y porque ya quedaron atrás. Cuenta Martina que en 2020, sin trabajo y con el estallido del Covid, tuvo que tomar la decisión de volver a una situación de prostitución. Fue una decisión «difícil y dolorosa» pero su prioridad era salir adelante, subsistir.

Así, mientras los informativos mostraban los sonoros aplausos de reconocimiento, otra realidad más oscura permanecía muda. Recordemos que con el confinamiento la población tuvo que recluirse en casa. Colegios, bares, gimnasios, peluquerías... cerraron. Los trámites burocráticos se detuvieron y muchas de las mujeres que habían conseguido un empleo lo perdieron. No se podía salir a la calle. Todo era miedo. La sociedad quedó huérfana y Martina pasó a una situación de extrema vulnerabilidad: sin recursos, encerrada en una vivienda sin agua caliente y con unos proxenetas que le restringían los alimentos y la amenazaban porque «tenía que seguir pagando las habitaciones». Cuando ya casi estaba al límite de su resistencia consiguió pedir auxilio. «No teníamos cobertura y me vigilaban pero puede llamar a Mujer Gades». La asociación logró un salvoconducto y movilizó a la Policía. Lograron sacar a Martina. «Hubo momentos en los que creí que no podría conseguirlo pero ahí estaban para apoyarme. Mi primer abrazo me lo dieron ellas», dice a punto de quebrarse por la emoción.

Martina ha participado a través del Proyecto Mujer Gades y la Fundación ’’la Caixa’’ en un curso de Atención sociosanitaria que se enmarca dentro del convenio «Acogida, Atención y Promoción de mujeres en situación de especial vulnerabilidad para la inserción sociolaboral». Ana Gómez, coordinadora del proyecto Oblatas Cádiz Mujer Gades, explica que «por la situación desfavorecida de estas mujeres, no nos podemos centrar sólo en la formación, que se lleva a cabo a través de cursos especializados con prácticas en empresas, si no que debe realizarse un trabajo previo donde la acogida a estas mujeres es fundamental». Una labor se lleva a cabo en la sede de la entidad y en la llamada «Intervención en contexto». Y es que hay que reconocer que la prostitución existe aquí y ahora. Aunque tratemos de invisibilizarla.

Proyecto Oblatas Mujer Gades es testigo directo de esta realidad porque patean calles, clubs y pisos para buscar a mujeres víctimas de trata o que están en situación de explotación. Intervienen en Cádiz, San Fernando, Chiclana, Conil, El Puerto, Jerez, Sanlúcar, Rota, Puerto Real y llegan hasta la Sierra. Les ofrecen material de protección, orientación y soporte. La asociación fomenta la conciencia social y denuncia la situación que viven estas mujeres. Para lograrlo, cuentan con psicólogos, pedagogos, asesores laborales y formadores.

Ana Gómez recalca la necesidad de hacer una labor de sensibilización política y social «para conseguir su ansiada inserción». Un objetivo que se ha cumplido en el caso de nuestra protagonista que trabaja en el sector de la restauración y que ha encontrado una segunda familia en Cádiz. Ahora Martina camina libre como una mujer autónoma, empoderada y fuerte.

Más información:

 

Mujer Gades es un Proyecto Social de las HH. Oblatas del Santísimo Redentor, situado en Cádiz capital. La sede se encuentra en la calle Alcalá Galiano, 2. El Centro Mujer Gades trabaja para dar respuestas integrales a mujeres en contexto de prostitución y/o sean víctimas de trata con fines de explotación sexual. El Equipo Técnico, Hermanas y Voluntariado, pretenden ofrecer una respuesta adecuada a la realidad que viven las mujeres, afianzando el trabajo en red e intentando ser referente de denuncia social a través de sus actuaciones de prevención y sensibilización para juntos/as proponer alternativas de cambio social.

Página · Comunidad
603 81 26 37
mujergades@yahoo.es
mujergades.blogspot.com.es
Comentarios