«Ejemplo de vida activa y envejecimiento pleno»
El 21 de marzo, Día Mundial del Síndrome de Down, tiene un significado especial este año para Isabel García. A sus 53 años, Isabel se encuentra en una etapa única de su vida: forma parte de la primera generación de personas con síndrome de Down que llega a la edad adulta avanzada y lo hace con una energía y un propósito inquebrantables.
En su rutina diaria no hay espacio para la inercia: trabaja, estudia, hace deporte y mantiene una vida social activa. Isabel comienza su jornada laboral de la misma manera que cualquier otra persona que va a su puesto de trabajo. Puntual, como siempre, se dirige a la guardería donde trabaja como parte del equipo encargado de atender a los niños y niñas. Lo peculiar de este centro es que los pequeños que acuden son tanto niños con síndrome de Down como sin él, en un modelo de integración que es, sin duda, un ejemplo de inclusión.
A Isabel le encanta su trabajo. No solo cuida y enseña a los más pequeños, sino que también comparte con ellos momentos de aprendizaje y diversión, siendo un referente para los más pequeños y, al mismo tiempo, un modelo de vida activa para todos.
Pero el trabajo en la guardería no es lo único que llena su agenda. Isabel es una de las beneficiarias del Proyecto Activa de ASALSIDO, un programa que nace con el objetivo de proporcionar un envejecimiento activo y saludable a las personas con síndrome de Down, una población que, gracias a los avances médicos, está viviendo mucho más tiempo que antes.
El proyecto Activa nació en 2022 y respaldado por las Convocatorias de Proyectos Sociales de la Fundación ”la Caixa” en tres convocatorias consecutivas. El proyecto surgió como respuesta a este desafío: el aumento de la esperanza de vida de las personas con síndrome de Down en más de treinta años. Según Down España, los últimos datos reflejan que alrededor del 80 % de las personas con síndrome de Down se acerca a los 60 años, y en algunos casos, se superan los 70.
Una jornada habitual para Isabel no se limita solo al trabajo. En su tiempo libre, Isabel participa en talleres de todo tipo, desde clases de ordenador, donde trabaja la memoria, el lenguaje y las matemáticas. Apasionada del baile, Isabel también disfruta de las actividades en el gimnasio, a las que asiste con una regularidad envidiable: «Yo voy al gimnasio los lunes, miércoles y viernes», cuenta con orgullo. «¡Soy fuerte!», exclama, y se nota que lo dice con la satisfacción de quien sabe que está cuidando de su salud física de manera constante.
La actividad física no es solo una cuestión de bienestar sino una herramienta fundamental para prevenir la pérdida de masa muscular, algo que es común en las personas mayores, especialmente aquellas con síndrome de Down. «Lo que las mantiene en pie es la fuerza. Es lo que hace posible su autonomía», explica la directora del programa Lola Rodríguez. Y en eso, Isabel es un ejemplo vivo: se ha convertido en una inspiración para todos los que participan en el Proyecto Activa, demostrando que, con dedicación, el envejecimiento puede ser activo y lleno de logros.
Otro de los pilares del Proyecto Activa es la socialización, y en este aspecto, Isabel ha encontrado un grupo al que pertenece de manera especial: Entre Amigas, un grupo que surgió durante la pandemia como respuesta al aislamiento que afectaba especialmente a las mujeres mayores con síndrome de Down. A través de este grupo, Isabel ha formado lazos importantes, construyendo una red de apoyo emocional y social que se ha convertido en fundamental para su bienestar.
El Proyecto Activa, que se lleva a cabo gracias al apoyo de la Fundación “la Caixa” y otras entidades, está demostrando ser una herramienta clave para afrontar el envejecimiento de las personas con síndrome de Down. El objetivo es claro: ofrecerles la oportunidad de decidir sobre sus vidas hasta el final, para que su envejecimiento sea digno, activo y, sobre todo, pleno.
Isabel es, sin duda, una de las grandes protagonistas de este cambio de paradigma. A lo largo de su vida, Isabel ha sido testigo de muchos cambios, tanto en la sociedad como en su propio entorno. En sus palabras, se refleja la importancia de la inclusión y el derecho a vivir de forma autónoma. A través del Proyecto Activa, ella está demostrando que una vida llena de posibilidades no termina en la vejez, sino que puede ser un comienzo para nuevas oportunidades.
Isabel, a los 53 años, no solo está envejeciendo, sino que está viviendo su mejor versión de sí misma, recordándonos a todos que el envejecimiento activo es posible a cualquier edad.