ENTREVISTA

«Con 14 euros al mes le das de comer a un niño en Museke y con 40 lo apadrinas»

Carmen Gil es presdienta de la Asociación Museke de Cádiz

La necesidad de trabajar y ayudar en África llevó a Carmen Gil hasta Nemba, una población de Ruanda. Tras su primera experiencia allí vivida Gil creó Museke hace nueve años. Nació como comedor para menores pero desde hace un par de años, ha dado un giro, se ha centrado en la educación de estos menores y ahora Museke es también un centro de formación profesional. La partida de voluntarios de este año en Nemba acaba de aterrizar en España y la sensación «agridulce» de la vuelta se complementa con el trabajo bien hecho.  Este mes de julio culmina con el comienzo del gran proyecto de Museke, la construcción de un centro nuevo que contará con un comedor y aulas nuevas.

¿Por qué se instala Museke en Nemba, Ruanda?

Yo tenía siempre la necesidad de trabajar en África de pequeña y un día me hablaron de un misionero español que estaba aquí en Nemba trabajando para Médicos Mundi. Le escribí un correo y le dije que me gustaría venir al hospital donde estaba y aceptó. Me vine un verano hace nueve años en el mes de julio. Cuando volví a España había visto a niños que no comían ni una vez al día, de extremísima pobreza y que se morían literalmente de hambre. Entonces cogí a mi familia y amigos para seguir trabajando para África. Ahí empezó todo.

Una vez en Cádiz ¿cómo lo organiza?

En ese mes de trabajo en Africa conocí a Mado que se quedó de responsable en el comedor en Ruanda con 20 niños y así es como se inició Museke. Luego poco a poco hicimos una Asociación como todas con los requisitos necesarios. Trabajamos con socios, hay más de 300. Cada uno paga lo que puede y lo que quiere. Tenemos más de 40 niños apadrinados que lo necesitan bien porque son sordomudos, albinos, huérfanos, enfermos de sida o que requieren unos cuidados especiales y los damos en adopción. Con 14 euros al mes le das de comer a un niño en Museke y con 40 apadrinas a un niño.

Lo que comenzó con un comedor ha crecido en proyectos.

Comenzó un comedor con 20 niños que lo fuimos aumentando a 50 y así. Después conforme iba aumentando el número de niños, hicimos talleres de agricultura, de costura y cestería. La base era el comedor. Museke se inició dando de comer a niños pero con el tiempo hemos visto que realmente dar de comer es como se dice ‘pan para hoy y hambre para mañana’ entonces nuestra Asociación, desde hace dos años aproximadamente, ha hecho un giro y hoy en día es un centro de formación donde se les da de comer.

Museke incide en la importancia de la formación y la educación.

Ten en cuenta que son niños de familias absolutamente desestructuradas. Muchos no tienen padres, otros padres son alcoholicos o enfermos mentales. Aquí hay mucha gente tocada psicológicamente por el genocidio de 1994. Son niños que están muy desatendidos y no tienen en su casa ni cariño ni nada. En Museke encuentran una familia y les formamos en todos los sentidos, no solamente a nivel de formación de escuela, es una formación integral. Tenemos niños desde los tres años hasta más de 20. A los que han abandonado Museke porque ya no estudian les hemos dado un pequeño microcrédito para que inicien un pequeño comercio como venta de magdalenas, mazorcas o de venta de tarjetas móviles. En África tu ves gente paupérrima que no tiene ni para comer pero todo el mundo tiene móvil. Los niños que han abandonado Museke, todos están trabajando, son muy pobres y subir escalones en su vida es muy difícil pero están teniendo sus pequeño dinero para poder mantenerse.

¿Qué hacéis para ayudar en Nemba desde Cádiz?

Nuestra fuente principal de financiación como decía son los socios con los que damos de comer a los niños. Después tenemos a una Técnico de proyecto que trabaja para Museke todos los días y presentamos subvenciones. También hemos hecho durante estos nueve años Zambombas y fiestas para recaudar fondos pero ese no es nuestro camino, queremos mejor socios y financiación pública o privada para los proyectos que tenemos. Ahora vamos a comenzar una obra muy importante para Museke que es un comedor nuevo porque el actual no es nuestro y nos teníamos que ir.

¿En qué consiste esta nueva obra?

Es el proyecto más importante en cuanto a construcción que hemos hecho hasta ahora, aparte de dar de comer y formar a los niños. Tenemos aquí unos terrenos que nos ha donando la Diócesis y ahí es donde hemos empezado a construir un nuevo comedor, nuevas instalaciones de aulas, salas multiusos, letrinas, cocina, en fin, un proyecto súper ambicioso para Museke y que es bastante importante. Hemos trabajado durante cuatro años en este proyecto, lo hemos empezado ahora y durará dos años.

¿Con qué sensación volvéis de Ruanda?

Todos los años nos volvemos con una pena tremenda porque dejamos aquí muchos niños, nuestros niños. También con mucha rabia porque si estamos un mes, nos quedaría otro mes y nos vamos con la sensación de que no hemos terminado el trabajo. Esto nos da un sabor agridulce. Es verdad que si nos quedásemos dos meses nos iríamos con la misma sensación porque aquí hay tantas cosas que hacer que nunca es tiempo suficiente. Siempre nos vamos con pena. Los voluntarios también con mucha pena. Todo el mundo llora.

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