DÍA INTERNACIONAL DE LAS PERSONAS SIN HOGAR

Una jornada para la esperanza

En el Día Internacional de las Personas Sin Hogar, la labor que se realiza en el centro Madre Teresa muestra que es posible salir de la calle

Cáritas celebra este domingo el Día Internacional de las Personas sin Hogar, una jornada en la que se quiere sobre todo sensibilizar y dar visibilidad a una situación social que preocupa y afecta a toda la diócesis.

Para trabajar en esta problemática en 2008 nace el proyecto ‘Luz y Sal’ que se desarrolla actualmente en el Centro Madre Teresa de San Fernando y es el eje vertebrador de la acción de Cáritas Diocesana de Cádiz en materia de personas en situación de sin hogar. El objetivo principal de este este proyecto es llevar a cabo acciones que posibilitan a las personas sin hogar la configuración de un itinerario personal de recuperación que rompe su aislamiento social, con la mirada puesta en la posibilidad de que alcancen su autonomía. En 2017 fueron poco más de mil personas sin hogar las que atendió Cáritas, y de ellas un centenar consiguió mejorar su situación.

Carmen Piñero es trabajadora social y forma parte del equipo de Cáritas que se encarga de esa labor. «Nuestra misión principal es acompañar a esta persona sin hogar, caminando junto a ella y consiguiendo poner la mirada en buscar un sentido en su vida y poner orden en la situación por la que están pasando ya que vienen personas con situaciones muy distintas y en muchos casos acumulativas: adicciones, pérdida de empleo, de vinculo familiar...».

En el centro de Cáritas Madre Teresa de San Fernando se abordan tres bloques: apoyo y crecimiento de estas personas, el educativo y otro de actividades culturales de ocio y tiempo libre. «Se trabaja la autoestima, también la autonomía personal y por otro lado el sentido de pertenencia a la localidad en la que se encuentran. Por eso organizamos visitas en Cádiz, San Fernando, Rota y hacemos este tipo de actividades normalizadas y en un espacio normalizado».

Junto a Carmen Piñero también se encuentra en este centro una agente más, Lorena Caro, que es trabajadora social y educadora. Con ellas está un grupo de voluntarios cuya labor es imprescindible ya que colaboran en la realización de talleres para ayudar a los usuarios. Actualmente existe un acuerdo con el albergue Federico Ozanam para que duerman allí. Durante el día, el centro Madre Teresa acompaña a sus usuarios. Actualmente son ocho personas (siete hombres y una mujer) las que acuden para este acompañamiento y orientación. «En este colectivo la proporción hombre-mujer es bastante llamativa. Sucede así también a nivel nacional. Aunque ahora hay más mujeres en la calle y eso es preocupante porque hay que tener en cuenta que la mujer tiene mayor vulnerabilidad y realmente hay menos recursos destinados ellas», comenta Carmen Piñero. En este sentido la trabajadora social explica que desde la crisis hay mayor presencia de mujeres sin hogar en la calle y destaca que «el ejercicio de sus derechos está siendo bastante problemático porque una persona que no tiene un sitio fijo es muy difícil por ejemplo que tenga un acceso a la salud... y quedarte en un sitio también es muy complicado porque no tienen medios para ello».

Dentro de la complejidad de la labor que realiza, Carmen reconoce que el progreso de los usuarios del centro supone una recompensa enorme. El caso más cercano es el de Antonio, que tras doce años en la calle en San Fernando ya tiene una vivienda. «Desde el servicio de acogida de Cáritas se trabajó el tema de la jubilación y mientras ha dormido en el albergue. Aquí en el centro de día se le ha acompañado en la gestión de su economía para que pueda tener ahorros y pueda alquilar una casa y ha mejorado su salud y ya por fin se encontró una vivienda». Antonio tiene su vivienda pero acude al centro para el seguimiento de las necesidades principales. «Vamos abriendo las redes en lo comunitario para que esta persona no se vea de pronto sola. Hay algunos que acuden como terapia y trabajamos coordinados».

En cuanto a sus emociones cuando se consigue un progreso como el de Antonio, Carmen Piñero expone que «a nosotras nos llena de alegría porque es ver la mejoría de una persona que la has visto desde que llega con muchos bloqueos a nivel mental y emocional y que no sabe por dónde tirar y empezar a desenmarañar... es comprobar que desde el acomplamiento paciente y amoroso hay resultados y ver los pasos que da y que consigue su objetivo. Ojalá se pudiera con todos».

La alegría y el éxito de esta labor no esconden las dificultades que encuentran en el exterior. «El trabajo que hacemos aquí también es necesario que fuera tenga sus resultados y a veces nos encontramos por ejemplo con el tema de vivienda social... hay pocos recursos y nos enfrentamos a muchos límites. Si así sale adelante es una alegría muy grande y los celebramos todos. Es una esperanza para que los demás puedan salir de la calle, para que vean que es posible y que lo que se requiere son apoyos para eso. La persona no está en la calle porque quiere».

Casi un centenar de 'sin hogar' en la capital
Debido entre otras causas a que el colectivo de personas sin hogar es bastante nómada, resulta muy complicado saber con exactitud el número de personas que carecen de un techo actualmente en Cádiz capital. Según el censo realizado por el Ayuntamiento en 2017, se estima que son 98, un número inferior al censo anterior elaborado en 2015, que cifró en 115 las personas que dormían al raso o en algunos de los dos albergues de la ciudad. Hasta 2019 no se realizará un nuevo censo que sirva como referencia para trabajar desde la concejalía de Asuntos Sociales. Hace justo pocos días la delegación iniciaba la campaña del frío en la que repartirá ropa, mantas y sacos de dormir a las asociaciones que atienden a estas personas. Además, durante los días de más frío el albergue ya tiene activado el plan de puertas abiertas. Por otro lado, las obras del centro de baja exigencia están a punto de terminar por lo que, una vez finalizadas, habrá un espacio más para trabajar con este colectivo.

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