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Luisa Muñoz: “El joven tiene ese deseo real de ayudar a los demás”

Voluntaria de la Fundación Esperanza para la Cooperación y el Desarrollo, se muestra convencida de que "el cambio para lograr una sociedad más humana y justa no se piensa, sino que se hace"

La Fundación Esperanza para la Cooperación y el Desarrollo suma ya dos décadas en su compromiso por erradicar la pobreza y las desigualdades a través de diferentes proyectos solidarios.

Desarrolla su voluntariado con gente joven, convencida de que para lograr el cambio hacia un mundo más humano, hay que empezar a generarlo en cada persona. Un cambio desde la acción, no sólo con ayuda material, sino fomentando esa transformación en la mentalidad. Luisa Muñoz, voluntaria de Fundación Esperanza para la Cooperación y el Desarrollo, se muestra convencida del camino: “El cambio para lograr una sociedad más humana y justa no se piensa, sino que se hace”.

-¿Cómo llegó a la Fundación Esperanza para la Cooperación y el Desarrollo?

-Desde muy pequeña me ha gustado el voluntariado, tratar de ayudar a los demás, y he participado a través del acompañamiento a personas mayores, recogida de alimentos… No obstante, quería dar un paso más y hacerlo desde el ámbito de la educación, pues estudio el Grado de Educación Infantil. Una amiga me contó su experiencia, me pareció interesante y no lo dudé.

-¿Y desde cuándo participa con esta asociación?

-Colaboro con la Fundación desde el año pasado. aunque anteriormente he elaborado algún material didáctico con ellos.

-¿Qué hace especial a la Fundación Esperanza?

-Este colectivo tiene como uno de sus objetivos principales sensibilizar al público joven para generar un cambio en la sociedad. Y se ponen en marcha distintos proyectos para conseguir ese cambio, ya que se puede trabajar desde muchos ámbitos distintos.

Yo me dedico al mundo de la educación y quería trabajar con gente joven y que colaborase ayudando, más que con ayuda material. Es más importante generar ese cambio en la mentalidad de la gente y que se desarrollen valores como la empatía, la solidaridad, para empezar a pensar más en el otro y menos en nosotros mismos.

-¿Con qué experiencia de las que ha podido vivir se queda en esta época de voluntariado?

-Una de las experiencias que más me ha gustado con la Fundación Esperanza fue el poder estar tratando con jóvenes y ver cómo realmente tienen esa necesidad de ayudar a los demás. En uno de los eventos, en Chiclana, donde estuvimos celebrando el Día de la Discriminación Racial a nivel Mundial, muchos jóvenes estaban interesados en participar en ese cambio. Comprando productos solidarios, interesándose y queriendo saber más como se ayudaba… el joven tiene ese deseo real de querer ayudar a los demás.

Por suerte, la Fundación Esperanza no trabaja desde una ayuda material directamente, sino que se centra en sensibilizar a los jóvenes, ayudar a propiciar ese cambio de mentalidad. Es más importante que empecemos a cambiar como sociedad. Podemos ayudar en nuestro día a día, no hace falta ir al extranjero. Se puede ayudar desde tu realidad más cercana.

-Se suele hablar con cierta ligereza de la falta de compromiso de la juventud.

-Los jóvenes siempre están dispuestos a ayudar a los demás, pero a veces pensamos demasiado en nosotros mismos. Con estos proyectos, te ayuda a ponerte en situaciones de esas personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad, y los jóvenes tienen mayor facilidad para poder apoyar a través de esos proyectos: elaborando material, colaborando en la divulgación de estas situaciones… Está en nuestras manos generar ese cambio.

-¿Qué mensaje le puede dar a esos chicos y chicas que se están pensando en dar este paso y ayudar a los demás?

-Le diría una cosa que me dijo una profesora en clase: el cambio no se piensa, sino que se hace. Hay que involucrarse y generar que esas situaciones empiecen a cambiar. Les animo a participar porque se gana más de lo que se da, uno se enriquece como persona.

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