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“El objetivo es que el paciente, cuando me vea, sienta tranquilidad”

Alejandra Pérez Bermúdez es voluntaria en el hospital Puerta del Mar con la Asociación Española Contra el Cáncer

Alejandra Pérez Bermúdez es voluntaria de la Asociación Española Contra el Cáncer en Cádiz (AECC). La enfermedad ha marcado su vida y, en lugar de huir y cerrar los ojos, con la falsa ilusión de que desaparezca, esta gaditana la ha mirado de frente y acompaña en su camino a esas personas que la padecen y necesitan un apoyo. Necesitan información, necesitan compañía, respaldo, necesitan una sonrisa, pues el cáncer no sólo supone un deterioro físico sino un estrés mental que requiere de una severa dosis de fortaleza.

Alejandra se incorporó al voluntariado hace seis años. Su madre era enferma de cáncer. Falleció. Pero su historia no queda ahí, en otra demostración de que lo que hacemos en presencia tiene su repercusión ya como esencia. "Ella sentía que le debía algo a esta asociación", reflexiona. "Más que una deuda, un agradecimiento. Ellos nos han ayudado y nosotros queremos colaborar para sentirnos bien y ayudar igual que ellos nos ayudaron a nosotros. Porque uno llega muy perdido", recuerda. Así "quise ser voluntaria. Pero tuve que esperar porque me detectaron un cáncer, y cuando me operé y me recuperé, ya pude ser voluntaria".

Asegura estar "súper contenta". Es difícil explicar, y hasta algunos familiares le preguntan por esta actitud tan solidaria y altruista. "Mi marido dice: "¿Por qué vas, allí con todo lo que llevas pasado?" Y es que mi padre también enfermó de cáncer. "¿Cómo quieres seguir estando ahí? Pues para mí es como un niño chico el día de Reyes. Una sonrisa te llena... El día que no sienta eso, pienso que aquí no haré nada".

Como usuaria disfrutó de una experiencia maravillosa. "Entran en la habitación y te preguntan cómo estás, como te encuentras, aquí nos tienes para lo que necesitas. Yo tenía la experiencia de mi madre, pero hasta que no te toca a ti no sabes verdaderamente lo que necesitas. Están para acompañar, para resolver dudas". Así que decidió pasarse al otro lado, ser esa muleta en la que apoyarse cuando las fuerzas flaquean, cuando las dudas atenazan.

"Ante todo, el principal objetivo es que el paciente, cuando te vea, sienta tranquilidad. Que si esa persona está ahí junto a él, él se sienta más tranquilo. Me he encontrado con personas que no tenían ganas de nada, salir de la habitación y ver que esa persona ha logrado sonreír. Uno piensa 'lo he hecho bien'".

Se encarga de las "visitas a pacientes en las diferentes plantas del hospital Puerta del Mar. Me dedico sobre todo al cáncer de mama, que fue el que yo padecí, y voy a estas habitaciones. También a oncología, hospital de día y radioterapia. Hacemos un repaso por todo". En ese caminar es fundamental la relación con el personal: médicos, enfermeros, auxiliares, celadores... "El trato con los sanitarios es especial. Nos acogen de una manera que te hacen sentir especial. Notas que eres bien recibido".

Nadie puede obligar a nadie a escoger un camino u otro. Cada cual lleva la enfermedad como quiere o puede. No es una batalla ni una guerra, y la actitud no sana por desgracia. Pero se puede cambiar ese tránsito. "Como tú te tomes la enfermedad es como la vas a llevar. Si te la tomas con positividad, será dura pero la llevarás mejor. No estar pensando que no puedes, que no tienes ganas... Mejor con positividad".

Sus experiencias más duras han sido con las personas jóvenes. "Lo más duro es que, aunque hay gente de todas las edades, cuando te encuentras con un enfermo joven esa experiencia se queda más grabada. Me puse un límite y era no visitar a niños. Hago cosas con ellos, en días puntuales, pero no tengo esa fase superada. No soy capaz de ir a visitar a niños y tratar con ellos".

"Hay  muchas asociaciones, pero la AECC es de las más importantes, por eso he elegido colaborar con ésta. Su labor es muy importante por el tipo de ayudas y por el trato. Tiene un fuerte respaldo porque es una organización grande y con amplio crecimiento, también en investigaciones. Funciona bien". Por ello, cada día aparece con una sonrisa que intenta transmitir al que se encuentra enfrente. Si lo consigue, todo habrá merecido la pena.

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