Banca pública, no gracias
Actualizado: GuardarLa decisión de la Junta de Andalucía de intervenir en el sector financiero para atajar los fallos del mercado, creando un banco público autonómico, es el penúltimo disparate de la coligación de izquierdas. IU quiere un banco sin limitaciones operativas, que compita con las entidades privadas y por ende con capacidad para gestionar depósitos, hacer emisiones de bonos y por supuesto acudir al interbancario en búsqueda de financiación.
Sin embargo, existen discrepancias entre los socios políticos en relación con la cuestión. Mientras el PSOE quiere erigir una entidad tipo ICO, IU quiere un banco con todas sus consecuencias. ¿Un ICO para qué? Sí las funciones que se pueden atribuir a una entidad de semejante naturaleza jurídica-financiera son realizadas en la actualidad por la Agencia IDEA y la gestora de capital-riesgo Invercaria, no tendría sentido, salvo que pretendan liquidarlas para desviar la atención de dos entidades putrefactas, inmersas en procesos judiciales por corrupción. ¿Un banco para qué? Posiblemente los comunistas no sepan que las previsiones futuras serán de competencia exacerbada en el sector, reduciéndose ostensiblemente los márgenes de explotación de la actividad típicamente bancaria. Sí a eso le unimos, la escasa capacidad financiera de la Junta 'per sé' y sus propias limitaciones que impone el control del déficit, me dirán ustedes los mecanismos de financiación del supuesto banco público andaluz. Salvo que traigan aquí el oro de Moscú, difícil veo la financiación de semejante engendro.
Pero es que parece que no tienen suficiente con lo que ha pasado en las Cajas de Ahorro de manera generalizada en todo el país, con el paradigmático caso Bankia y Caja Madrid y con lo que sabemos sobre las Agencias IFA, IDEA e INVERCARIA. Aunque lo de la publificación del sector financiero nos es sólo patrimonio de la izquierda.
El llamativo pacto entre PP-CC.OO de 1996, es un caso más de desnaturalización del credo económico de un partido político como el PP, que supuestamente sustenta sus creencias económicas en las doctrinas liberales. Entonces, ante el estupor de muchos, acordaban su oposición a cualquier forma de privatización total o parcial. La primera consecuencia de ello es que CC.OO obtuvo importantes compensaciones salariales, materializadas entre otros en el desarrollo de plan de pensiones para los empleados y al unísono importantes privilegios sindicales como el acceso de sindicalistas al comité de dirección. Por su parte el PP introducía en los órganos de gestión y dirección de la Caja a 28 consejeros, incluidas 'tarjetas black' para cada uno de ellos.
El sistema financiero público ha sido el ansiado juguetito que los políticos, sindicalistas y representantes de organizaciones patronales han tenido en sus manos desde el advenimiento de la democracia, hasta que la crisis ha puesto a cada uno en su sitio ¿Tendrá algo que ver que el juguetito se situara en las manos de todos ellos para dar carta de naturaleza a la llamada erótica del poder?