EL RAYO VERDE

EN EL DÍA DE LA HISPANIDAD

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Por segundo año consecutivo, la presidenta de la Junta de Andalucía ha ocupado su sitio en la tribuna de autoridades de la parada militar del Día de la Hispanidad, una fiesta de connotaciones franquistas a la que los sucesivos gobiernos de la democracia no consiguieron perfumar. Es decir que Susana Díaz no ha faltado nunca a su cita con el desfile y la recepción real, y eso que el año pasado, cuando acudió acompañada de su marido, hubo de soportar algún desplante de la 'beautiful' autonómica pepera, en especial, se cuenta, miradas de extrañeza hacia su consorte, José María Moriche, siempre en un discreto segundo plano, por parte de otros, en especial del marido de Dolores de Cospedal, Ignacio López del Hierro, que cuchicheó: «Ese es el marido de la andaluza».

En fin, este es el cotilleo del ambiente de la tribuna, una minucia si se tiene en cuenta que de lo que se trata es de estar presente en un momento en el que el debate territorial aconseja no desvanecerse. Díaz lo sabe bien, que para eso tiene un indiscutible instinto político. Era además el primer Día de la Hispanidad presidido por el nuevo Rey, con el que ha demostrado una clara sintonía.

Entre los uniformes y los lustrosos ternos del 'stablishment' madrileño, Susana Díaz levanta la antorcha de Andalucía, a la que interesa hacerse visible en estos momentos por lo que pueda pasar en materia de financiación autonómica, pero sobre todo representa la 'doctrina' socialista en el debate territorial. Desde el minuto uno, con su comparecencia estelar en el Ritz, Díaz ha reivindicado la ortodoxia de sus siglas para reclamar la unidad de España y disipar las veleidades independentistas en el PSC. Un año después, se ha hecho con el mando absoluto del discurso de su partido, como presidenta del comité territorial del PSOE, una suerte de mando en plaza en la sombra de Pedro Sánchez. No podía faltar ayer en el Palacio Real, para explicitar la postura de su partido. No a la independencia, pero hay que negociar. La preocupación sigue siendo extrema.