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VALDERAS, DE OYENTE
Actualizado: GuardarDESDE el pasado 18 de septiembre el vicepresidente de la Junta, Diego Vaderas, realiza una experiencia poco frecuente en el Gobierno andaluz. Se somete a las preguntas de los ciudadanos en encuentros organizados por su consejería en cada provincia. Ha recorrido todas salvo Almería, a la que tiene previsto ir el día 23 de este mes.
En estos encuentros con alrededor de cien personas, Valderas ha visto caras amables porque la gente suele ser educada, pero ha escuchado sobre todo quejas y denuncias del mal funcionamiento de las cosas de la Junta. Esta experiencia plantea el interrogante de por qué Valderas se somete a este peculiar 'Tengo una pregunta para usted'. Ya no será candidato de Izquierda Unida a la Junta y, cumplidos los 60, el vicepresidente reconoce en privado que va de retirada en política. Acude pues a estas charlas como el oyente de las universidades, que asiste a clase a sabiendas que no tendrá que someterse a examen.
Según sus colaboradores, las reuniones, en las que participan sobre todo personas simpatizantes de Izquierda Unida, alcaldes de esta formación y del PSOE, representantes de organizaciones y ONG y algunos vecinos curiosos, están planteadas como experiencia piloto de la ley de Participación Ciudadana, aún en el cajón de la espera como otras del bipartito. Tampoco esconden que hay una intención que llaman «pedagógica» y que adversarios políticos calificarían de «propagandística» sobre la gestión de Izquierda Unida en la Junta. A Valderas le ha sorprendido descubrir qué poco conocen los ciudadanos, incluidos alcaldes de IU, la gestión que realizan los consejeros de esta formación en la Junta.
Desde el comienzo del Gobierno de coalición en 2012, Izquierda Unida ha tratado de tener voz propia para que el socio socialista no lo engulla. Con la llegada de Antonio Maíllo y Susana Díaz esta obsesión por desmarcarse ha sido más evidente. La irrupción de Podemos significa tensión añadida y a IU se le ve con urgencia de que los proyectos con su sello salgan adelante.
En estas semanas oímos insistentes proclamas sobre la banca pública. IU presiona al PSOE para constituir una entidad pública bancaria, algo que a los socialistas le parece tan trasnochado como dice sin tapujos Juanma Moreno. Incluso IU amaga con no aprobar el presupuesto. Susana Díaz, de la vieja escuela, trata de calmar las ansias ideológicas del socio con 90 millones en obra pública.
En el listado que la consejería de Valderas me ha trasladado con las preguntas e inquietudes de los ciudadanos hay una referencia a banca pública y ninguna al banco de tierras. Lo que Valderas ha escuchado en su ronda son quejas sobre falta de plazas en residencias de ancianos, sobre las sustituciones de profesores que tardan 15 días y un centro de salud 12 años en construirse y sobre carreteras hasta el hospital más cercano a 80 kilómetros llenas de baches. El vicepresidente ha oído denuncias de empleados de la Junta, de los voluntarios, de ecologistas, de discapacitados, de los retrasos en dependencia y de los problemas de transporte público.
En definitiva, sobre lo que de verdad preocupa a los ciudadanos y está yendo mal. Valderas, que va de oyente, lo sabe, pero Maíllo quizás no.